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lunes, 29 de octubre de 2012

Capitulo 9



No sabia que preguntarle para obtener respuesta. Ese brillo se desbordó, y bajando en forma de lágrima por su mejilla, terminó de exaltar a Tom, levantándose de su sitio con preocupación  Esas pequeñas lágrimas comenzaron a multiplicarse, hasta que un áspero suspiro de la chica, abrió paso a un llanto que Tom no esperaba escuchar esa noche.

Tom: Eh, eh... ¿que te pasa...?¿por que lloras...?

Se acercó a ella y se arrodilló a su lado, colocando una mano en su hombro.
Los nervios y la tristeza se iban apoderando de su cuerpo, y no sabia qué hacer. Estaba bloqueado.

Tom: Eh, vamos... Vamos Denis no llores más.

Denis no le escuchaba. Le dolía el pecho como si le estuviera pasando un camión por encima y no podía dejar de llorar.
Por una vez intentaba resistirse a recordar, intentaba bloquear su mente, no regresar a aquella mágica noche que ahora se volvía funesta.
Tom no aguantaba más esa expresión en su rostro y terminó por girarla y agarrarle el rostro, secandoselo con los pulgares.
Al ver a Tom, Denis no pudo evitar transformar su pelo por unos cabellos negros y lacios, de forma que se sintió aun más aprisionada en su interior.
Repentinamente, con todas sus ganas por borrar de su cabeza ese rostro, propinó a Tom un empujón que lo tiró al suelo de espaldas.

Tom: ¡Eh...! O_O

Sin dejar de llorar, se levantó de la silla y corrió a su habitacion, cerrando a sus espaldas y contemplando contrariada el orden que reinaba en la habitacion. Cerró las persianas con rabia y se sentó en el borde de la cama, notando que su vientre le pesaba más de lo normal.
No quería que regresara. No quería que él volviera a su cabeza nunca más. No quería pasar otra vez por esa fase. Se negaba rotundamente a encerrarse en el recuerdo.
Se había propuesto luchar, y ahora tenía miedo de que todo este tiempo, hubiera pasado en vano.

Tom: Denis...

La puerta de su habitacion se abrió, y Tom entró con menos precaución de la debida.
Ella se sintió acorralada. Sabía que si lo miraba de nuevo, volvería a ver en él el rostro de su hermano y era lo ultimo que le hacia falta.

Tom: ¿Estás bien...?

El llorar de Denis, no le hacia sentirse mejor, y sin pensar demasiado en las consecuencias, encendió la luz. Al verla ahi destrozada, no pudo evitar acercarse a ella y sentarse a su lado.

Tom: Eh...- Le apartó un mechón de pelo de la cara, queriendo verle la cara, pero automaticamente recibió un manotazo.- Oye, cálmate... No empecemos...

Otro golpe por parte de Denis, fue a parar a su hombro. Y otro. Tom consiguió agarrarla por los brazos y girarla hacia el, queriendo que le mirara y se calmara.
Pero ella, muerta de miedo y teniendo sus manos como unico recurso para defenderse del pasado, volvió a propinar un par de manotazos a Tom, quien comenzaba a derrumbarse.
Todo el dia se habia ido a tomar por culo en un momento. Todos sus esfuerzos por hacerle pasar un dia feliz, se habian esfumado por culpa de un simple helado.
Él tambien tenía ganas de llorar, de rabia e impotencia. De no soportar verla tan triste y de no saber qué hacer para arreglar las cosas.

Tom: Calmate Denis por favor...

Le pedía en voz baja, intentando guardar la calma.
Otro nuevo puño se estampó contra su costado, aumentando el malestar que le carcomía por dentro.
Instintivamente, se fue acercando a ella, asumiendo que se terminaría llevando algun golpe fuera de lugar.  Aprisionó sus brazos entre ambos y le rodeó con los suyos, queriendose tragar toda su tristeza.

Tom: Por favor no llores... Ya pasó todo...

Volvió a susurrarle. Casi se le habia olvidado respirar, de la angustia, y cuando por fin lo hizo además de aire, no tuvo más remedio que dejar caer el par de lágrimas que llevaban rasgandole los ojos de hace rato. Y al volver a aspirar, ese dulce olor a vainilla, le devolvió algo de la calma que se habia dejado en el salón.

Tom: Respira.

Ella obedeció, deseando dar fin a ese instintivo y repentino comportamiento. Queriendo combatir su llanto, que le destrozaba la garganta por momentos, abrió suis pulmones y aspiró profundamente.
No se sintió decepcionada precisamente, al no respirar el perfume de Bill. Es más; aliviada por sentirse arropada por otro aroma, aspiro hasta sentirse colmada, guardandose las fuerzas para cuando diera a luz.

Tom: Eso es... No pasa nada, estoy aqui contigo...

Sintiendose algo más relajada, se deshizo de los brazos de Tom y se frotó la cara con las muñecas.
Tom la contemplaba aun con el corazón en el puño, pero se alegraba de no oirla llorar al menos.

Tom: ¿Estás mejor...?

Denis no respondió, para variar. Simplemente se tumbó en la cama y cerró los ojos, buscando algo de calma en sus sueños.
Tom sonrió levemente y acarició por ultima vez el brazo de Denis, dandole las buenas noches.
Se levantó de la cama, pero ella tenía agarrado el borde de su camiseta.

Tom: Denis, tengo que recoger la mesa...

En contra de sus deseos, Tom rechazó la mirada insistente de Denis y se fue de la habitacion, sabiendo, que se arrepentiría de no haberse quedado con ella.
En el salón, reposaban las copas de helado, un poco derretidas, y el mismo ambiente helado que se habia creado al servirlas.
Las recogió, y para no desperdiciarlas, las devolvió al congelador en el embase en el que venian.
Luego, intentando pensar lo menos posible y en silencio, lavó los platos y quitó el mantel de la mesa, quitandole el encanto que se habia formado aquel dia en la casa. Cuando hubo recogido todo, se dirigió al baño y tambien se encargó de recoger todos los pétalos que quedaban pegados a las paredes de la bañera. Se preguntó si olerían a vainilla, pero tras oler uno de ellos, descubrió que eran de plástico y que no se le habia adherido nada de la sal de baño.
Los recogió y los echó a una bolsa, para al dia siguiente tirarlos a la basura.
Cuando dejó más o menos decente el baño, decidió darse una ducha, puesto que Denis estaba en la cama, podía desatenderla un rato.
Se desnudó, abrió el paso de la ducha y tomó un baño rápido, para no gastar mucha agua. Se secó un poco por encima y recogió su ropa, para llevarsela a su habitacion, con la toalla enrollada a la cintura.
Se miró al espejo al pasar delante de este. Se veia demasiado delgado para su gusto. Normalmente solía adorarse a si mismo, pero en ese momento se daba asco. Tendría que comer más... más sobras, claro está.

Apartando por fin la vista de su reflejo, tiró la ropa sobre la silla y abrió el armario para ponerse algo para dormir. Se fijó en que aun eran las diez de la noche. Demasiado temprano, sabiendo que apenas iba a dormir, como de costumbre. Se puso la camiseta, unos pantalones de chandal y se fue a la habitacion de Denis, para comprobar, que se habia quedado dormida sobre la cama.
Suspirando, se acercó a quitarle los zapatos y le recogió las piernas para luego taparle con las sabanas que dificilmente arrancó de debajo suya.

La obserbó como varias noches atrás. Siempre tenia el  mismo rostro dulce cuando dormía; y a él le encantaba. Realmente a él le encantaban todas sus muecas y miradas, menos su tristeza contagiosa. Abrió las persianas para dejar que entrara algo de corriente, ya que en pleno junio, las temperaturas por la noche no eran muy amigables en una habitacion cerrada a cal y canto. Se quitó los zapatos y se sentó junto a ella, apartandole un mechon de pelo de la cara.  Luego cruzó los brazos y se dedicó a contemplarla.

Ella era muy guapa, Tom siempre lo habia dicho. En verdad envidaba a su hermano por haber sido quien hubiera conquistado su corazón. Pero él sabia que no habría tenido paciencia para soportar todos los prontos que le daban, aunque no podía decir lo mismo ahora que llevaba siete meses y pico cuidando de ella, tratandola como un jarrón de porcelana china.
"[i]Seguramente Bill lo habría hecho mejor, si hubiera sido yo quien me hubiera muerto...[/i]" Pensó sarcasticamente. No pudo reprimir el sentimiento de nostalgia que le hizo cojer aire y frotarse la cara.
Por un momento deseó haber ocupado el lugar de su hermano.

...

De nuevo despertó alarmada por los grotescos ruidos de la calle, esta vez, la voz chillona de un niño que no quería ir más en el carrito. Abrió los ojos poco a poco, un poco molesta por la luz que entraba por las ventanas. Como cada mañana, aunque cada día con menos ánimo, palpó las sabanas tras de si, arrancandole un fuerte latido, al darse cuenta de que habia alguien tumbada con ella. Se giró cuidadosamente, pues su barriga no le proporcionaba mucha agilidad, y descubrió a sus espaldas el rostro profundamente dormido de Tom.
Aun sintiento como se le resquebrajaba el pecho, sonrió  y se dió la vuelta, para tenerlo frente a frente.
Iba a intentarlo. Enfrentarse a sus miedos.
Lo miró fijamente durante un largo rato. Al principio le costaba no asemejarle a Bill. Esa nariz, la forma de la boca, los ojos cerrados...

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