hit counter

lunes, 29 de octubre de 2012

Capitulo 18



Una mano dubitativa, se agachó a acariciar el pelo de la chica, y conforme se relajaba, decidió acariciarle la mejilla, con la máxima dulzura que sus nervios le permitían. Ella agarró su mano y la estrechó contra su rostro, sintiendo el calor y devolviéndole el cariño que él le demostraba.
Cogió aire y cerró los ojos, sintiéndose por una vez, en paz consigo misma.

Denis: Gracias.
Tom: ¿Por qué?

Tras lanzar esa pregunta con la mayor naturalidad posible, pues no quería estropear ese acontecimiento con su euforia e impresión, notó que su corazón comenzaba a latir a toda pastilla.
Ya casi se había olvidado de su voz. Era tan suave, dulce, le supo a puro caramelo, música en sus oidos... Le faltó segundos, para echarse a llorar de pura felicidad.

Denis: Por nada en concreto... Simplemente, gracias.- Música de nuevo, música lenta, serena...
Tom: No hay de qué... supongo.

Durante unos minutos, volvió el silencio, pero fue el silencio más feliz que él podía recordar. Denis aún no había soltado su mano, acariciaba el envés de su mano con el pulgar, relajandolo poco a poco, mientras que él seguía entrelazando con sus dedos el pelo que se escapaba sobre sus piernas. Con la otra mano, Denis, no dejaba de acariciarse la tripa, mirandola ensimismada, produciendo en Tom tal ternura que hubiera dado su vida por poder vivir ese momento eternamente.

Tom: ¿Cómo te encuentras Denis? - Llevaba meses queriéndo preguntarselo.
Denis: Ahora mismo... Me siento bien... Me siento muy bien. Y creo que él, también.- Dijo, refiriendose a su bebé.- ¿Y tú?¿Cómo estás tú, Tom?- Quiso suspirar. Si ella supiera.
Tom: Ahora mismo estoy muy bien...- Sonrió para si mismo. Ella también lo hizo.- ... Te echaba de menos.- Confesó, temiendo asustarla y silenciarla de nuevo.
Denis: Ya... Yo tambien me echaba en falta.

Pasaron varios minutos, en un delicioso silencio de nuevo. El estómago de Tom había dejado de chisporrotear desde hacia un rato, acostumbrandose a esa nueva sensación de ser respondido.
Sacándolo de su tranquilidad, Denis se irguió, separandose de él. Se puso de rodillas con mucha dificultad, a lo que Tom respondió agarrándola por los brazos y ayudandola a acercarse a él.

Denis: Se está moviendo.

Murmura, tocandose la tripa, como si fuera una bola de cristal. Tom posó lentamente las manos sobre ella, y notó como algo se revolvía ahí dentro. Ambos sonrieron y cuando dejaron de notar actividad Tom apartó las manos, aunque Denis, seguía con el radar encendido.

Denis: ¿Quieres acercarte?
Tom: ¿Qué? - Preguntó perplejo.
Denis: Acerca el oido...

Cogió la cabeza de Tom por las mejillas y suavemente la colocó en su estómago, apartándole las rastas para poder ver su reacción. Él se había quedado de piedra, le sudaban las manos y el corazón le latía a más no poder.
Notaba el su sien un pequeño gorgogeo, como una radio que no sintoniza bien. Poco a poco, ese ruido, pasó a ser algo más rítmico, suave, más como un bombeo, que se iba volviendo cada vez más nitido.

Denis: ¿Lo oyes...?
Tom: Si... Si, ya lo creo...- Se rió. De pronto, notó una pequeña presión en su mejilla cosa que lo hizo separarse un poco.- ¡Me ha pegado! - Exclamó alzando la mirada, buscando la de Denis, cuyos ojos se reían de él.
Denis: Te está saludando, dile algo.- Tom separó el oido del vientre de Denis y, sintiendose ridículo a más no poder comenzó a hablarle.
Tom: Hey... Ve despidiéndote de todos ahí adentro... Ya va siendo hora de que salgas...
Denis: Cierto, te estamos esperando con muchas ganas aqui afuera...- La melosa voz de Denis se unió al monólogo de Tom, provocando una sonrisa en ambos.
Tom: Si... Con muchísimas ganas...

Aseguró, dando por finalizada la conversación. Se irguió y se frotó las mejillas, queriendo bajarles la temperatura.
Alzó la vista, para toparse con la de Denis, la cual lo miraba con una ligera sonrisa. Él no sabía donde meterse.

Denis: Toca algo.

Pidió acomodándose de nuevo junto a Tom. Él, como un autómata, cogió la guitarra de nuevo, y se la colocó procurando no molestar a Denis. Estaba nervioso. Y eso que estaba en su habitación, no quería ni imaginarse en la entrevista.
Cogió aire y procuró relajarse, siendo observado por Denis, la cual esperaba a que empezara a tocar.
http://www.youtube.com/watch?v=xmeEd3ZKZPA&feature=related
Cuando hubo terminado, corrió rapidamente a morderse el labio, de puro nerviosismo. "[i]Relajate, te ha salido de lujo[/i]" Pensó para si mismo. Aún asi, Denis no decía nada.

Denis: Lo estás haciendo de maravilla...
Tom: Y eso que apenas la he practicado.- Reconoció torpemente, aún seguía nervioso.
Denis: No me refiero a eso bobo... Me refiero a...- Suspiró.- No tienes porqué torturarte tanto...- Entendió a lo que se refería y soltó la guitarra a los pies de su cama. Rapidamente pasó a mirarse las manos, nervioso, seguían sudándole.-  Eres una gran persona Tom... Lamento no haberme dado cuenta antes.

Ahora si que quería que la tierra le tragara.  Ella se desacomodó y se colocó de rodillas frente a él. Le obligó a mirarla, levantándole la barbilla.
¿Qué es lo que tenía que decir él en ese momento?¿Darle las gracias por los cumplidos?

Tom: Supongo que... He mejorado algo...
Denis: Ya lo creo que si...- Sonrió timidamente y miró de reojo el reloj. Casi daban las una y media de la madrugada.- Serás un gran padre... Buenas noches.

Denís se acercó a Tom, y le propinó un beso en la mejilla, dejándolo sin palabras, sin aliento y sin pulso. Sonrió una última ver y sin esperar ninguna respuesta, se dió la vuelta y salió de la cama, para más tarde abrir la puerta y salir de la habitación.

Denis: Por cierto...- Se asomó una última vez, llamando la antención de Tom.- ... Eres un mago de la guitarra...- Sonrió.

Él sonrió automáticamente, y se despidió de ella con un simple "Gracias" que le supo a poco.
Tom seguía alli sentado, mirando al infinito. ¿Habría sido un sueño? No, era imposible, no recordaba haberse dormido en ningun momento... Sonrió para si mismo.
"[i]Ha hablado. Me ha hablado. ¡Dios mio por fin me ha hablado![/i]"
Quiso estallar en carcajadas pero se las guardó para si mismo y decidió meterse en la cama, cruzando los brazos bajo su nuca, y notando como se le deshacían todos los nudos que se habían formado en su pecho a lo largo de esos siete meses.
Quizás, lo que le hizo más feliz de aquella pequeña velada, era la idea de que, Denis, le había reconocido como padre del bebé y que... No se había asustado de ello lo más mínimo.

Capitulo 17



Con aún más entusiasmo que antes, cogió el plato y lo llevó al salón, apareciendo como esas chicas que dan muestras de comida en los supermercados. Tom la contempló confuso. No sabía si devolverle la sonrisa, enfadarse con ella por poner la mesa, agachar la cabeza avergonzado por su comportamiento... Finalmente no hizo nada. Tan solo mirarla. Estaba sonriendo. Y mucho. Eso le dejaba de piedra, pero en el fondo de su estomago explotaban fuegos artificiales.

Gustav: En fin... Desayunemos.- Gustav tomó asiento y Denis apartó su silla para hacer sitio a su niño. Tom tardó en reaccionar pero tambien se sentó y comenzó a hacerse el café, como Gustav.-  Y bueno, ¿Qué tal la entrevista? - Era lo último de lo qu quería hablar Tom.
Tom: Bien... El lunes haré unas pruebas con la guitarra y eso... Tengo que prepararme algo.
Gustav: Versiona canciones, es lo mejor que puedes hacer.
Tom: ¿Te podrías quedar con ella mientras hago las pruebas? - Gustav miró furtivamente a Denis la cual miraba tristemente el mantel, tas oir que otra vez molestaba.
Gustav: La verdad es que... No, el lunes por la noche... He quedado con Andreas para irnos a tomar unas copas con unas chicas que me quiere presentar... Pensaba invitarte, pero si ya tienes esto... - El silencio  reinó por unos minutos sobre la mesa.- ¿Por qué no te llevas a Denis contigo? Si quieres, vuelvo a dejarte el coche, con el de Andreas nos apañaremos.
Tom: ¿Cómo voy a llevarmela? Aquello no es una guardería ni tienen una sala de espera...
Gustav: Pues la metes dentro contigo. No creo que moleste, no dirá ni mu, ¿Verdad que no Denis? - Se rió de su propio chiste, y a Denis tambien le hizo gracia, pues sonrió para sus adentros.- O puedes dejarla aqui en casa, con la cena hecha.
Tom: No, mejor la llevaré conmigo... Me niego a dejarla aqui sola.

Tras remover su café y dandose cuenta de lo que había decidido, bebió mientras miraba de reojo a Denis. De no ser por que le daba vergüenza que Denis le viera tocando, no habría dudado en llevarsela.

...

Tom: ¿Dormiste bien en casa de Gustav? - Era lo único que se le había pasado por la cabeza para preguntarle a lo largo de toda la cena.- Siento haberte dejado sin previo aviso pero... Terminé muy tarde.

Mintió. Denís sabía de sobra que había mentido, pero no le dió mucha importancia. Al menos, no hasta que se metió en la cama y pudo quedarse a solas.
Recordó lo que dijo Tom de que la dueña era una antigua amiga suya. ¿Y si había salido con ella aquella noche? Recordó los días en los que Tom fardaba de tenerlas a todas comiendo en la palma de su mano. A ella no le hacía mucha gracia pensar que ese Tom había vuelto. Le enfada imaginarse a Tom rodeado de chicas jóvenes y más guapas y fáciles que ella.
Pensaba que si eso pasaba, Tom dejaría de cuidar de su bebé, y les desatendería y... Se olvidaría de ella.
No quiso darle más vueltas al asunto, y se dedicó a fantasear con su hijo. Los ojos que tendría, cómo serían sus primeros pasos, el color de su pelo... De esa forma, pudo dormirse esbozando una sonrisa.

Tom veía la tele mientras se bebía un vaso de leche con miel. Ese remedio era una cura contra su falta de sueño las noches en las que no hacía más que darle vueltas a las cosas.
¿Cómo iba a llevarse a Denis a la entrevista de trabajo? Se pondría nervioso y todo le saldría mal. Y no conseguiría el trabajo.

Se levantó del sofá y fue a su habitación, abrió el cajón de debajo de su cama y sacó la caja en la que guardaba desde hacía varios años su guitarra eléctrica. La tenía desde sus dieciocho, desde su cumpleaños. Bill siempre le tuvo envidia, pues él nunca aprendió a tocar ni un instrumento. Él decía que esos cacharros le odiaban y él les odiaba a ellos.
Se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama, y tras ajustarla correctamente tocó un par de notas que le supieron a nostalgia. Recordó una melodía, la primera que aprendió a tocar, una especie de nana que le gustaba escuchar cuando no podía dormir. Era un secreto que ni su hermano sabía.
Comenzó a rasgar las cuerdas, cometiendo unos cuantos tropezones, hasta que volvió a cojar el tranquillo y se sintió realmente agusto tocando.
De pronto, una cabeza asomó por la puerta de su habitación.

Tom: Oh, Denis, lo siento, te he despertado... Seré idiota, no caí en que estabas dormida...

Ella omitió las multiples disculpas y se sentó a los pies de la cama, frente a Tom, esperando a que este tocara algo. Él, por el  contrario se habia quedado de piedra, rojo, cortado. Ella se inclinó con dificultad e hizo temblar una de las cuerdas, produciendose a si misma una sonrisa. Alzó la vista para asegurarse de que Tom no se había enfadado con ella por tocarla, pero su cara era de espanto, de no saber qué hacer en ese momento. Solo sabía lo que quería. Quería besarla, besarla y estrecharla entre sus brazos.
Una vez que sabía lo que quería, procuró no hacerlo.

Tom: Vamos Denis, te acompañaré a la cama de nuevo... Siento haberte despertado...

Tom apartó la guitarra y la colocó junto a la cama. Se dispuso a levantarse, pero antes de que pudiera hacerlo, Denis se dejó caer de espaldas, colocando su abeza entre las piernas de Tom, de forma que el corazón de este se detuvo en seco, sin saber si latir con normalidad, más rapido o quedarse asi para siempre. Comenzó por respirar, y procuró relajar su cuerpo para al menos, serle cómodo a Denis. Ella comenzó a juguetear con su estómago, trazando círculos alrededor de su ombligo, dibujitos que Tom miraba ensimismado.

Tom: Deberías... irte a dormir... Es muy tarde...- Intentó decir, mientras la contemplaba.

Ella sabía de sobra que era muy tarde. Pero no quería dormir. Estaba muy agusto ahí. Imaginando, pensando, disfrutando de la compañía de Tom. No quería quedarse sola, y dejarse contagiar por la tristeza, le gustaba escucharle. Él suspiró, soltando toda la tensión que la situación le provocaba, y se dejó caer en el cabecero de la cama, sin dejar de mirarla.

Tom: He estado pensando... ¿Qué te parece si mañana por la tarde, vamos a buscar una cuna para el bebé...? - Denis miró a Tom alzando la cabeza y sonrió ampliamente. Aparte de esa sonrisa, Tom, pudo ver tambien los ojos cargados hasta las trancas de ilusión. Su boca comenzó a esbozar otra similar.- Y un carrito, para no tenerlo aqui encerrado... Ya sabes, puede venir cualquier día, estaría bien estar preparados... Y ya mandaré a comprar pañales y leche de esa para bebés a Andreas... Él tendrá más cabeza para eso que yo.

Ella seguía sonriendo, sin dejar de mirarle. Él no sabía donde meterse, ni donde esconder sus mejillas rojas. Denís se dió cuenta de lo ruborizado que se encotraba Tom, y decidió dejar de mirarle para no ponerlo más nervioso. No se imaginó que Tom fuera tan facil de ruborizar. Una mano dubitativa, se agachó a acariciar el pelo de la chica, y conforme se relajaba, decidió acariciarle la mejilla, con la máxima dulzura que sus nervios le permitían. Ella agarró su mano y la estrechó contra su rostro, sintiendo el calor y devolviéndole el cariño que él le demostraba.
Cogió aire y cerró los ojos, sintiéndo por una vez, paz en su interior.

Denis: Gracias.

[b]- Pretendo dejaros un último capitulo mañana por la mañana, antes de marcharme. Espero que este os haya gustado, aunque seguramente, más de una os olíais algo... jejeje -

Un beso pequeñas, buenas noches :)[/b]

Capitulo 16



Gustav: ¿No te dieron el trabajo?
Tom: El trabajo prácticamente me lo dieron, es... Es otra cosa.
Gustav: No te entiendo Tom...
Tom: Ya te lo explicaré mañana... Ahora... Me voy a dormir.
Gustav: Como quieras... Buenas noches.

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]

Tom desconectó el telefono y volvió a tirarse al sofá, intentando no comparar sus maravillosos recuerdos con la deprimente actualidad. Pero no pudo evitarlo, le era imposible no llegar a la conclusión de que, los viejos tiempos nunca volverán.

...

Gustav: Bueno... No se qué mosca le habrá picado a Tom pero... Esta noche te quedas a dormir aqui.

A Denis no le sorprendió la noticia. Se esperaba algo asi, y desde hacía tiempo había intentado restarle importancia a la forma que Tom tenía de desaparecer de repente, pero cada vez que lo hacía, sentía que Tom se alejaba más de ella, se sentía abandonada. A duras penas, controló la rabia que quería salir por sus ojos en forma de lágrimas.

Gustav: Pero según me contó le fue muy bien la entrevista... Resulta de que la dueña del bar es amiga suya de la infancia, ¿sabes? Eso le ha subido puntos.- Denis había dejado de escuchar hace un rato, pues no tenía ganas nada más que de acostarse.- Viendo las horas que son sería mejor que te acostaras, yo recojo esto. La camiseta esa grande la tienes en la mesita de noche, en el segundo cajón.

Ella se levantó de la mesa y se dirigió a la habitación, sacó la susodicha camiseta y se la puso, metiendose en la cama y arropandose hasta la cintura. Comenzó a acariciar su vientre, recordando que si Tom la abandonaba, no solo le abandonaría a ella, si no que tambien abandonaría a su bebé.
Finalmente, las lágrimas acudieron a ella, de manera descontrolada y sofocante. Decidió incorporarse pues no podía respirar bien con el vientre asi de inchado, y por fin pudo cojer aire para, luego seguir llorando. Le daba miedo pensarlo. Si ahora Tom desaparecía cada dos por tres, qué pasaría cuando naciera el bebé. Y si se veía obligado a llamarle Bill, quizás eso haría que Tom rechazara al bebé por completo, y por lo tanto a ella tambien. Y se quedaría sola. Con un bebé y sola.

Gustav: ¿Denis, Denis estás bien, qué te pasa?

Rápido y alarmado Gustav corrió a arrodillarse frente a ella, queriendo levartarle la cara para que le mirara a los ojos. Denis agarró sus manos con fuerza y las llevó a su vientre, donde su hijo se revolvía en su interior. Quizás de nerviosismo, quizás de tristeza, quizás de ganas por salir y abrazar a su madre.

Gustav: No llores Denis, no... Vamos mujer...- Tras soltarles las manos, se sentó a su lado y la rodeó con el brazo, estrechandola contra él.- ¿Es por Tom? Oh venga no te preocupes... A veces le dan bajones y prefiere estar solo, es normal... Todos necesitamos estar solos en algun momento... Si no, estallaríamos, y haríamos mucho daño a la gente que queremos... Venga, relajate mujer... Mañana vendrá a recogerte.

Denis cogió aire de nuevo y procuró calmarse. Jamás imaginó que Tom pudiera pasarlo tan mal por su culpa. Él hacía todo lo que estaba en sus manos para que ella se sintiera agusto, y ella... simplemente le creaba problemas.
Se secó la cara con resignación, dando a entender a Gustav de que lo peor ya había pasado. Él la estrechó una última vez para reconfortarla y le lanzó una pequeña sonrisa.

Gustav: Mañana por la mañana te llevaré a tu casa...  Llevaremos algo para desayunar y asi Tom no tendrá que cocinar, y desayunamos los tres juntos, ¿te parece?

Ella sonrió a duras penas, para conseguir que Gustav se fuera tranquilo de la habitación. Volvió a tumbarse, aún con la sensación en el pecho de que debía disculparse con Tom como fuera por todas las molestias que le estaba causando. Nadié le obligó a que cuidara de ella y aún asi... Él siempre estaba ahí. Siempre, menos esa noche.

...

Gustav: ¡¡TU ERES IMBÉCIL!!

A pesar del sobresalto, del portazo y del estrellar las llaves contra la cómoda de la entrada, Tom no se preocupó lo más minimo por la voz encolerizada que se acercaba a él a través del pasillo.

Gustav: ¡Me desconectas el teléfono, te dejas la puerta abierta y si vieras la que he liado para encontrar las llaves del coche...!

Finalmente, y para no cabrear más de la cuenta a su amigo, Se dió la vuelta sobre si mismo, y lo miró con los ojos entrecerrados, a causa de la luz del sol que entraba por la ventana del salón.

Gustav: ¿Q... Qué haces ahí en el suelo?
Tom: Me habré caido... Del sofá...
Gustav: Has dormido en el sofá. Genial.

Tom miró tras la figura de Gustav, y descubrió que Denis estaba en el umbral de la puerta del salón, mirándo en su dirección, pero sin mirarle a él. Se levantó como pudo, notando cómo le dolía el cuerpo, bien por la caida, bien por lo duro que estaba el suelo. Se sacudió un poco la ropa, descubriendo que estaba lleno de cenizas de cigarro, sobre las cuales había caido.

Tom: Vaya... Mierda.- Murmuró mirando su ropa.
Gustav: Dúchate. Cambiate. Y vuelves. Hemos comprado algo para desayunar... Te esperamos.

Tom apartó la vista de si mismo y esquivó a su amigo con la cabeza gacha, sin mirar siquiera a Denis.
En cuanto desapareció tras la puerta de su habitación, la chica fue a la cocina a soltar la bolsa con los pastelitos, y cogió el cepillo y el recogedor, para barrer el salón.

Gustav: ¿Que haces...? Trae, ya lo hago yo.

Gustav intentó quitarle el cepillo a Denis, pero esta se resistió, y con una mirada de enfado, consiguió hacer que soltara el cepillo y la dejara barrer a ella.
Limpió las cenizas y las echó a recogedor, sintiendose realizada por una vez en mucho tiempo.
Volvió a la cocina y dejó apartado el cepillo, para dedicarse a sacar  el mantel, servilletas y platitos para el desayuno, los cuales llevó al salón y los colocó con gracia sobre la mesa.

Gustav: ¿Me dejas ayudarte? - Ella negó.- Eres una cabezota.

Con una sonrisa, y tras terminar de colocar los platos, fue a sacar la leche y el café, azucar, tazas, cucharillas y en su caso, chocolate en polvo, pues nunca le gustó el café. Lo puso todo sobre una bandeja y con más dificultad de la que esperaba, lo llevó hasta la mesa, pero antes de llegar, Gustav se la quitó.

Gustav: Como Tom vea que te dejo hacer esto, me mata. Lo sabes, ¿no?- Él mismo repartió la mesa, mientras ella disponía los dulces en un plato grande.
Tom: ¿Y esto?

Oyó la voz de Tom en el salón. Con aún más entusiasmo que antes, cogió el plato y lo llevó al salón, apareciendo como esas chicas que dan muestras de comida en los supermercados. Tom la contempló confuso. No sabía si devolverle la sonrisa, enfadarse con ella por poner la mesa, agachar la cabeza avergonzado por su comportamiento... Finalmente no hizo nada. Tan solo mirarla. Estaba sonriendo. Y mucho. Eso le dejaba de piedra, pero en el fondo de su estomago explotaban fuegos artificiales.


Capitulo 15



Arrancó notando como se armaba de valor y condujo hasta el Stratocaster, donde, varios metros antes había un hueco para aparcar el flamante Honda Accord de su amigo.
Al entrar, volvió a sentir como resurgían los nervios. El sitio era relativamente pequeño, ya que el escenario ocupaba un espacio considerable. A pesar de ser pequeño, el estilo era acogedor, no muy moderno, con luces chillonas ni focos; el techo se sujetaba con vigas de madera, a modo de buhardilla, un la barra estab revestida de madera igualmente, recordando al más clásico rock de los setenta u ochenta. Era un lugar con un encanto que solo entendidos de la música podrían apreciar.
Se acercó a la barra y preguntó por Diana. Al parecer estaba en el baño.
Tendría unos segundos para concienciarse, adecentarse y practicar su sonrisa más bonita, por si acaso Diana había dejado de lado a las chicas y ahora prefería la compañía masculina.
Había poca gente en el bar, puesto que un jueves no había mucha gente de fiesta.

Diana: ¡Tom, eres tu! - El chico se giró sobre si mismo, para encontrarse, bueno, lo que esperaba encontrarse, a Diana. Alta, delgada, plana donde las haya, ojos grandes, y labios pintados de rojo... como su pelo.- Que alegría que hayas venido.- Se saludaron con un par de besos y ella no dejaba de mirarle de arriba a abajo.- Mírate, que tio más grande, que guapo te has puesto, que de todo jjajajajaj
Tom: Em... Tu también estás muy guapa...- Dijo como pudo, cohibido por la soltura de la chica ante tal situación.
Diana: Bueno, bueno, has venido a pedirme empleo, asique ven, vamos a proceder con la entrevista.- Se sentó en un taburete de la barra y ofreció a Tom sentarse en otro.- ¿Que bebes? Invito yo.
Tom: ¿B.. beber...? Eh... yo... Una cocacola.
Diana: ¿Que?¿Y eso?
Tom: Tengo que volver conduciendo...- Dijo reprimiendo sus ganas por tomarse algo más caro, por una vez que le invitaban...
Diana: Ah.... Bueno, pues, ¡Dan ponme dos cocacolas!
Tom: Gracias.- Respondió cuando pudo darle un sorbo a su vaso.

Diana no dejaba de mirarle fijamente. El pelo, la cara, los ojos, las manos. Tom comenzaba a ponerse nervioso. Quizás la chica jamás habia sido lesbiana y  estaba admirandolo como haría cualquier mujer normal. O quizás, estaba haciendose...

Diana: Cuentáme, qué tal está tu hermano.

Esa pregunta. La chica bebió alegremente, sin saber dónde acababa de meter las narices. A Tom se le ensombreció el rostro y buscó la respuesta más coherente, concisa y explicativa, para no desembocar en una conversación sobre el tema. Ahora no podía darle largas y colgarle el teléfono.

Tom: Murió hace casi ocho meses.- Diana se atragantó con su propia bebida, pero no llamó la atención de Tom ni mucho menos.
Diana: ¿Q...qué?.- No iba a repetirse.- Madre mia, lo siento, siento haberte preguntado yo... Dios mio, no tenía ni idea Tom...- La chica puso su mano sobre la de Tom, queriendo reconfortarle.- Lo siento mucho.
Tom: No pasa nada...
Diana: ¿Y... Cómo lo llevas...?
Tom: Lo llevo.- Nadie sabía como romper con aquel gélido ambiente sin cargarse además un vaso o dos.- Perdona que lo diga así, pero he venido a lo de la entrevista, tengo prisa... Tengo que ir  recoger a mi perro de casa de un amigo y...
Diana: Claro, claro, por su puesto.- Respondió ella bajandose de su taburete y metiendose en la barra. Abrió un cajón de debajo de la caja registradora y sacó una carpetita que le tendió.- Veamos, me tienes que rellenar esto y traérmelo... Si te soy sincera no hemos tenido más aspirantes al puesto en un par de meses, por lo que seguramente el puesto será tuyo.- Esa afirmación sacó a Tom de su embotellamiento.-  Claro que, tendrás que hacernos una demostración de qué tal tocas. Aunque si no recuerdo mal, en las fiestas de fin de curso del instituto se te daba de miedo.
Tom: Tengo que volver a practicar un poco...- Reconoció.
Diana: Pues el... Lunes, sobre esta hora, que estamos cerrados, vienes, te traes la guitarra, unas cuantas canciones para deleitarnos y los papeles rellenos ¿ok?
Tom: Deacuerdo.- Se terminó su cocacola, la cual le supo más dulce que nunca.- Entonces nos vemos el lunes a las nueve y media aqui.
Diana: De seguro.

Ambos se sonrieron y tras una pausa incomoda, decidieron despedirse con dos besos. Tom cogió los papeles y salió del bar para subirse al coche y arrancar, evitando pensar en Bill. Se concentró extremadamente en conducir, hasta llegar a casa de Gustav. Eran las diez y cinco. Contempló el piso de Gustav, pero no se decidía a entrar. Quizás sería buena idea que Denis se quedara allí a dormir esa noche, no quería contagiarla de la tristeza de la que él había enfermado aquella noche. Dejó el coche aparcado y metió las llaves en el buzón de Gustav. Caminó a paso lento, mientras se fumaba un cigarrillo hasta su casa. Subió y decidió tirarse en el sofá a fumarse el siguiente. Todavía le quedaban seis cigarros de los veinte que le quedaban hacia tres o cuatro días, estaba racionándolos bien.

Comenzó a recordar.
Recordar puede ser algo muy agradable. En ese caso lo era. Miró al techo fijamente, y se sumió en lo más profundo de su memoria. Cuando conocieron a Denis, aquella nochebuena. Bill le dijo que era una amiga que había venido desde Bremen y había tenido problemas con encontrar un hotel. Que mentira más gorda. Tomó a Bill por un loco, inmaduro.
Fue más atrás. Cuando Bill conoció a Miranda. Eso ya le hizo sonreir. Que tía más estúpida. Qué habría sido de ella, se preguntaba. Él era tan elegante y sofisticado que atraía a lo más exquisito de las fiestas. Parecían una pareja de famosos cuando salían juntos. Sin embargo no conseguía recordar las caras de las chicas con las que él había estado. Se le hacían difusas y solo le venían los nombres a la cabeza. Sohphie, Ina, Rebeca, Anabella... La chica con la que perdió la virginidad se llamaba Amara. Como la ginecóloga de Denis. Eso le hizo sonreir, menudas tonterias pensaba. Tras darle una calada a su cigarro, recordó cuando empezó a fumar, de joven, a los dieciséis o diecisiete años. Bill y él estaban con unos amigos y una chica les pasó un cigarro que ellos rechazaron. Y la chica les rechazó a ellos. Luego, en su casa encerrados en el balcón, probaron a encenderse uno y tras varios intentos consiguieron acostumbrarse a la sensación del alquitrán. Menuda idiotez fue, empezar a fumar para impresionar a una chica. Claro que luego, la impresionaron y consiguieron intercambiar más que una calada. Aun así no recordaba su nombre, pero si que era muy guapa y que a ambos les gustaba.
Recordó las fiestas. Las innumerables fiestas de sus veinte. Si no habia dos cada findesemana no había menos, bebían, se reían muchisimo y conocían gente a montones. Gente agradable y gente desagradable, claro está.

De pronto el teléfono comenzó a sonar, sacandolo de su mundo de recuerdos felices y agradables. Maldijo todo lo que podía maldecir de camino al telefono.

[b]Conversación telefónica[/b]

Gustav: Hey tio, ¿donde estás?
Tom: Estoy en... mi casa...
Gustav: ¿No vienes a por Denis?
Tom: No, esta noche no... Quédatela tu, iré a por ella mañana por la mañana... ¿Cómo está?¿Ha cenado?
Gustav: Ella está estupenda, cenamos hace un ratillo... ¿Estás bien, pasó algo?
Tom: Si, estoy bien es solo que...
Gustav: ¿No te dieron el trabajo?
Tom: El trabajo prácticamente me lo dieron, es... Es otra cosa.
Gustav: No te entiendo Tom...
Tom: Ya te lo explicaré mañana... Ahora... Me voy a dormir.
Gustav: Como quieras... Buenas noches.

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]


Tom desconectó el teléfono y volvió a tirarse al sofá, intentando no comparar sus maravillosos recuerdos con la deprimente actualidad. Pero no pudo evitarlo, le era imposible no llegar a la conclusión de que, los viejos tiempos nunca volverán.

Capitulo 14



Tom no aceptó, pero tampoco denegó la propuesta. No le apetecía andar y animaba su orgullo pensando que asi se aprovechaba de él. En cinco minutos Tom puso los pies frente a su portal y con un portazo se despidió de su amigo.

Subió las escaleras con la misma dificultad que le impuso la cerradura y llegó por fin al segundo piso, donde para su horror, descubrió a Denis, sentada contra la puerta dormitando contra el dintel de la puerta.

Tom: ¡Denis dios mio, qué haces ahí...! - La chica se desveló y alzó la vista con una gran sonrisa retardada. Tom le ayudó a levantarse, y esta, se lanzó a sus brazos estrujandolo fuerte. Él se sorprendió ante tal reacción, pero no pensó mucho en que debía corresponderle.

Tom: Vamos, entremos, te has congelado estando ahí quieta a saber cuanto rato...

Sacó las llaves y abrió, abriéndole paso a la chica y cerrando a sus espaldas. Se dejó caer sobre la puerta y resopló muy fuerte. Sus reservas de energía alcohólica se estaban agotando y con ellos, sus ojos le pesaban más y más. En cuanto consiguió abrirlos se topó con la imagen de Denis dándole la espalda, mirando al interior del salón.

Tom: ¿Se puede saber qué hacías ahí afuera? ¡ Deberías de haberte quedado con Andreas, imagínate que me da por no volver a la casa esta noche!

Fue entonces cuando Denis se dignó a mirar a Tom por encima del hombro, con la mirada aterrorizada. Ya se había planteado ella la opcion de que Tom no volvería y solo de pensarlo se le hacía en la garganta un nudo.
Tom apreció la mirada desesperada y empañada de la chica y procuró relajarse, estaba algo borracho pero sabía que no debía pagarla con ella.

Tom: Lo siento, siento haberte gritado.- Suspiró.- Yo... Lo siento...

Se acerco a ella por la espalda y tras contener el aliento sin saber muy bien que hacer, decidió abrazarla. No había nada de malo en abrazarla ¿no?  Sutilmente colocó sus manos bajo los codos de la chica y se hizo hueco entre sus brazos para poder rodearle la tripa y finalmente estrecharla suavemente, sintiendo como por una vez en toda la nocha dejaba de oler a tabaco y comenzaba a endulzarse el ambiente. Cerró los ojos y sonrió.
 Sintió como se le iban relajando los musculos, hasta que creyó que realmente se iba a dormir sobre sus hombros. Pero al darse cuenta de la situación espabiló de repente, sabiendo que estaba pasando la linea roja, con ese abrazo tan largo.

Tom: De verdad que lo siento...

Murmuró con la boca enterrada en su pelo. Besó suavemente la siente de la chica y finalmente deshizo el abrazo para darse la vuelta y dirigirse al baño donde descargaría todo el sofoco que el haberle besado el pelo le había producido. Estaba muy nervioso, ¿Por qué habría hecho eso?
Daba pequeñas vuentas sobre si mismo, pues el pequeño baño no daba para más, haciendose la misma pregunta todo el rato. Le sobraba la chaqueta, el pañuelo, la camiseta todo, le sobraba todo estaba extremadamente acalorado.
Necesitaba un trago, un cigarro, un calmante.
Salió del baño y se sacó el paquete de tabaco del bolsillo, pero volvió a guardarlo cuando vió a Denis sentada en el sofá, mirando al infinito. Se veía incapaz de fumar delante de ella. Además de que eso le sentaba mal a las embarazadas.

Tom: Vamos Denis es tarde, vete a la cama...- Ella no reaccionó ante su petición.- Esta bien, venga vámonos los dos a dormir...

La levantó suavemente y ambos caminaron hasta llegar al cuarto de la chica, donde cogieron su pijama, y luego la llevó al baño y dejó a Denis haciendo sus cosas. Él mientras fue a su habitación a ponerse los pantalones de chandal que le servían de pijama. Lo hizo en el tiempo justo para recibir a Denis al salir del baño. Ella ya se había cambiado y tal y cómo el pensaba, no podía haber silueta más tierna bajo una camiseta.

Tom: Venga, vamos...

Se dirigieron a la habitacion de la chica y él le ayudó a meterse bajo las sábanas. Cerró las persianas y las ventanas, para que ni el frio ni el ruido pudieran molestarla.

Tom: Te dejo la puerta abierta, por si necesitas algo...- ¿Pegara una voz?.- ... Estoy en el salón...  Buenas noches.

Se despidió de ella con una sonrisa y apagó la luz, llendo a por su paquete de tabaco y volviendo al salón donde por fin pudo encenderse uno y fumar sacando la cabeza por la ventana, contemplando la calle y los coches pasar.

Sintió como la nicotina iba calmando sus nervios. Se prometió que esa caja sería la ultima hasta que el niño cumpliera los veinte por lo menos.
Recordó que dentro de dos días tenía su entrevista de trabajo. Recordó tambien a la chica que le atendió; por lo menos cómo era cuando él la vió por última vez. Rubia, delgada y sin curva alguna, como una tabla de planchar. Ojos grandes, risueños y siempre iba con sus pequeños labios pintados, por pura afición.
Era bastante guapa por aquel entonces y recordaba que segun se rumoreaba en el instituto era lesbiana y que había salido con un montón de chicas. Más que él incluso.
Sonrió para si mismo, aspirando tranquilamente y luego expulsó el humo del cigarro jugando a hacer aritos para distraerse, hasta que se le terminó el cigarro.
Lo tiró al vacio tras una última calada que casi le quema los labios , y expulsó el humo que pudiera quedar en sus pulmones para finalmente sentirse relajado. Quizás ahora, si podría dormir. La borrachera se había convertido en sopor y eso ayudaba. Admiró el paisaje nocturno una última vez y cerró la ventana.

Tom: Coño...- Se llevó una mano al pecho, sobresaltado al ver a Denis depié en la puerta del salón.- Me has dando un susto de muerte Denis...- Otra vez se había espabilado. Esa noche sería larga.- ... Haz algo de ruido, ¿Quieres? o me matarás un día de estos...

Ella le miraba a los ojos, con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su tripa. Algo inusual y que llamó la atención de Tom. Empezaba a comunicarse, aunque no fuera verbalmente. Eso sacó una fugaz sonrisa en los labios de Tom, pero pronto se le esfumó.

Tom: Deja de mirarme asi... Solo era un cigarro... No es que haya vuelto a fumar era solo... Estaba nervioso, ya, ya me acuesto...- Denis le abrió paso sin suavizar su semblante y le siguió hasta que este llegó a su habitación.- Ya, ya, ya me voy a dormir, ya puedes irte...- Ella no se movió del marco de la puerta.- ¿qué quieres, que me meta en la cama y me arrope? Pues vale, vale...- Procedió a hacerlo y cuando ya estaba tumbado sonrió.- Ya estoy acostado, ya puedes irte... Anda acuestate Denis.

Se rió para su adentros cuando Denis apagó la luz de su habitación. Esperó oir un buenas noches, pero recibió en cambio una punzada en el pecho que le hizo recordar que los milagros no existen.

...

Tom: Bueno, volveré a por ella despues de la cena...
Gustav: No te preocupes por nada. Si se te hace tarde llamame, y si quieres se queda aqui a dormir.
Tom: No creo que haga falta... ¿Me prestas el coche?
Gustav: ¿El coche?¿Donde pilla eso?
Tom: Delante del cine, junto al hiper.
Gustav: Ah, ya se que bar es... Es el Stratocaser... Allí solía ir hace algunos años, no estaba nada mal.
Tom: Perfecto, así podrás ir a verme de vez en cuando...
Gustav: Bueno vale, coje el coche...- Le lanzó las llaves y Tom se lo agradeció con una sonrisa.
Tom: Bueno me voy. Nos vemos por la noche Denis.

Le acarició la mejilla, a modo de despedida, dandole un suave pellizco a lo que la chica sonrió. Y a lo que Tom se puso nervioso. Gustav contempló la escena con ganas de echarse a reir, pero antes de que pudiera hacerlo Tom se dió la vuelta y cerró a sus espaldas.
Solo cuando hubo cerrado la puerta del coche, sintió que se bajaba el rojo de las mejillas. Puso las llaves en el contacto y recordó una ultima vez los ojos de Denis, combinados con su sonrisa, deseándole suerte.


Capitulo 13



El silencio reinaba desde hacia por lo menos veinte minutos. Desde que Andreas dijo de preparar la cena para los dos. Esa noche Denis se quedaría a cenar en casa de Andreas. Y si Tom seguía sin responder al telefono movil, quizás tambien se quedara a dormir.
Ella seguia sentada en el sofá mirado fijamente a la pantalla vacía del televisor. No hacía más que repetirse lo idiota que habia sido. El corazón le latía a mil cada vez que pensaba en la cara enfurecida de Tom mirandola fijamente desde el sofá de su derecha. Aun sin haber pronunciado una palabra, había conseguido sacarlo de quicio. Por un momento temió perderlo. ¿y si a partir de ese momento él se distanciaba de ella?¿Y si dejaba de ser amable, de hacerla sonreir... De empujarla...? Fue una sensación momentanea surgida de una idea remota y absurda, pero fue suficiente para que le comenzaran a escocer los ojos.

Andreas: Denis... Denis cielo, la comida está casi lista... Sientate en la mesa anda...- Dijo con un tono timido en la voz.

Tardó en reaccionar. No quería dar más problemas, pero tampoco quería cenar. No tenía hambre. Una pequeña agitación en su viente le recordó que no le hacía falta tener hambre para comer. Se sentó junto a la esquina de la mesa, mientras Andreas colocaba delante suya, cubiertos, vasos y pan. Para ella todo pasaba desapercibido pues solo podía pensar en él. ¿Estaría bien?¿En casa quizás? Esa idea la relajaba un poco más. Pero automaticamente imaginaba que no volvería. Que cogería sus cosas y se volvería a vivir con sus padres y se olvidaría de ella.
No, él no era así. No la abandonaría.  No abandonaría lo único que quedaba de su hermano.

Andreas: No te preocupes Denis... Todo va a salir bien. Seguramente habrá ido a casa...- Colocó un plato de sopa delante de ella, que le olió a gloria.- ... Se habrá dado una ducha fría y se estará tomando una cena ligerita mientras reflexiona y se arrepiente por lo que ha hecho. Es idiota, ¿no lo sabes a estas alturas?

Denis sonrió timidamente pensando en que era verdad que a veces Tom era muy cabezota. Pero sabía que aquella vez, la culpable había sido ella.
Andreas se sentó a su lado y comenzó a comer, incitándola a ella a hacer lo mismo. La sopa caliente le templó un poco los nervios y se la terminó casi deseando que no se terminara pues por lo menos asi tenía la cabeza ocupada en algo que no fuera Tom.

Andreas: Si Tom no contesta... Sabes de sobra que te puedes quedar aqui a dormir, no es ninguna molestia, tu lo sabes.

Denis negó mientras masticaba la ensalada. Andreas ignoró su respuesta pues, nunca solía responder y no esperaba que lo hiciera.
Ella quería irse a casa. Buscar a Tom, saber que estaba bien y que la perdonaba. La inquietud le cerraba poco a poco el estomago. A la hora de tomarse el postre, ella lo rechazó y aprovechó que Andreas se levantaba a retirar los platos para levantarse, cojer su rebeca y salir por la puerta lo más rapido y sutilmente que pudo. Tomó el ascensor y hasta que no se cerraron las puertas no se dió cuenta de que el corazón le latía muy rápido. Debía relajarse. Tom estaría en casa. A las malas, en casa de Gustav. Y en las peores... No quería pensar en las peores.

Salió a la calle y caminó calle abajo, intentando no plantearse las diferentes situaciones que podían acontecer a continuación. Su casa no estaba muy lejos de la de Andreas, unas manzanas que ella recorrería con los ojos cerrados. Pero no le hacía falta cerrar los ojos, era de noche y las calles estaban llenas de gente. Una temperatura agradable, llamaba a la calle, pero no podía pararse a disfrutarlo, ella tenía calor, andaba lo más rápido que sus pies y su barrigón le permitian.
Pasados unos sofocantes minutos, consiguió llegar a su portal y agarrandose a los barrotes, cogió aire como no lo habia hecho en un buen rato. Las luces se encendieron de pronto. Eso significaba que alguien acababa de entrar. Buscó las llaves en sus bolsillos pero no las halló, pues Tom nunca le había dado las llaves del piso, ya que siempre iba él acompañandola y no hacían falta.
Aporreó la puerta esperando llamar la atención de quien fuera que hubiera entrado.
Y asi lo hizo pues, un timbre rasgado dió luz verde a Denis y esta abrió la puerta para que entrara y encontrara que no se trataba de otro si no de su vecino de arriba. La miró con cara de susto y sin mediar palabra el señor comenzó a subir las escaleras.
Su corazón se descongestionó y comenzó a subir ella tambien las escaleras para llegar a la puerta y bloquearse ahí.
Llamó al timbre por si Tom estaba dentro, pero nadie le respondía, ni le abría ni nada. Sintió miedo. Si no estaba en casa, ¿donde estaría? Todavía eran las diez de la noche, podría llegarse a casa de Gustav a ver si estaba allí, pero la idea de bajar los escalones la confinó a esperar depié.

...

Tom: Me voy.
Gustav: ¿Que?
Tom: O me das otra cerveza... o me voy.- Intentó tragar saliva, pero apenas le quedaba, se la había llevado toda la cerveza.
Gustav: Has acabado con las reservas de la casa, las que me quedan estan calientes y no creo que las quieras...
Tom: ¿Y no tienes nada... de nada?
Gustav: ¿Vino? - Tom sonrió.
Tom: Hace mucho tiempo que no tomo vino...
Gustav: Lo sacaré si me cuentas  qué es eso que te trae de cabeza. Lo de Denis...
Tom: ¿Con quien te crees que estás hablando...?¿Acaso crees que puedes sobornarme con alcohol...? Trae la botella y dependiendo de cómo esté... Te contaré lo que crea que deba contarte.

Gustav sonrió. Le divertia mangonear a Tom, aunque en el fondo sabía que no debía dejarle beber más, si éste quería volver a casa andando. En el peor de los casos lo acercaría en coche.
Tom sacó de su cajetilla otro cigarrillo, sabiendo que de los veinte  había gastado ocho. Pero no era una ocasión para ser ahorrativo. Sonrió y se lo llevó a los labios para terminar encenciendolo y aspirando amargamente.
Gustav volvió con la botella y un par de copas en las que sirvió generosas cantidades de vino para ambos. Su amigo agarró la copa y bebió para catarlo.

Gustav: ¿Y bien? - Tom observó la copa y a continuación desvió la vista al suelo. Suspiró y dió una calada a su cigarro. Vino y tabaco no eran una sabrosa combinación.
Tom: Creo que... Me he enamorado de Denis.- Gustav aguantó la risa, pero no pudo esconder su sonrisa de satisfacción.- ¿Eso es legal...? No en serio...- Soltó la copa y apretó el cigarrillo entre sus dedos.- Por que... Es la novia de mi hermano muerto, ¿no hay una ley contra la relación entre cuñados...? - Finalmente Gustav soltó una risotada.- ¡No te rias subnormal!
Gustav: ¿Cómo va a haber una ley contra eso animal? - Rió. Tom bebió de nuevo de su copa, queriendo ahogar la vergüenza que le daban sus conclusiones.
Tom: Yo que se... Me siento... Mal. Me siento mal. La estoy cuidando. Como si yo fuera el médico y ella la paciente. No está bien, no puedo continuar y tengo que parar pero no se cómo... No puedo ignorarla, me necesita, necesita que la cuide yo no puedo separame de ella como otra chica cualquiera.
Gustav: Calma tio calma...
Tom: Y yo la necesito a ella... ¿Sabes la de veces que creí que me había dado un infarto, sólo de no verla donde yo esperaba encontrarla? Es decir, la dejo en el sofá, me voy, vuelvo no está y PUM parada cardiaca. O algo asi... más o menos...
Gustav: Siento decirte que lo tuyo es un enamoramiento algo convenido... No me malinterpretes, no es a ti a quien conviene ni digo que seas un interesado, pero... inconscientemente... no la quieres a ella, quieres a alguien como ella... Maldita sea, no se explicartelo... Ni tu entendertelo.
Tom: ¿Pero que insinúas?
Gustav: La quieres por que es frágil. Te has enamorado no de ella, si no de su... fragilidad. Como tu dices la necesitas, pero realmente, lo que necesitas es cuidar de alguien, necesitas que alguien dependa de tí, por que es lo que da sentido a tu día a día...
Tom: No me gusta esa conclusión tuya. Me hace parecer un puto enfermo mental.
Gustav: de ningun modo enfermo Tom... Es tu forma de sobrellevar la muerte de Bill.- Tuvo que decir su nombre y apellidos. La paciencia de Tom comenzaba a agotarse. Puede que Gustav tuviera razón pero él no quería escucharle... Estaba desacreditando sus sentimientos por completo. Analizandolos y descomponiendolos como hacía con las piezas de un puzzle.- Es comprensible. Estás ligado a ella por un compromiso que tu subconsciente ha transformado en amor... Pero es mera necesidad lo tuyo.
Tom: Callate.- Ordenó. Terminó su copa de vino y se levantó de la silla con violencia, poniendo dirección a la puerta de la calle. Gustav se lo impidió agarrandole el brazo.
Gustav: Eh, no te cabrees... Lo siento, no debí ser tan bruto... A veces me pongo demasiado objetivo...- Tom apartó la vista y se deshizo de su mano.- Dejame que te lleve a tu casa. Tardarás menos.

Tom no aceptó, pero tampoco denegó la propuesta. No le apetecía andar y animaba su orgullo pensando que asi se aprovechaba de él. En cinco minutos Tom puso los pies frente a su portal y con un portazo se despidió de su amigo.

Capitulo 12



Tom: ¿Que tal con Amara...?¿Todo bien...?

Preguntó sin mucha seguridad. Denis sonrió levemente pretendiendo ser lo más comunicativa posible, dentro de sus capacidades. Él le devolvió una temblorosa sonrisa y suspiró. Volvió a mirarse las manos. ¿Cuanto se tardaba en hacer unas palomitas?

Tom: ¿No te ha dado ninguna carta, ni recetas ni nada...? Suele hacerlo...- Denis negó con la cabeza y él ya no sabia que decir para descongelar el ambiente.- He pensado en... Algunos nombres para el bebé...- Denis rápidamente dirigió toda su atención a Tom, el cual se asustó de su reacción. Sabia perfectamente lo que pensaba.- No vamos a llamarlo Bill... No... Podría... No sería capaz de... Entiendelo.

El corazón de Denis comenzó a latir muy rápidamente. ¿No lo llamarian Bill?¿Cómo su padre?¿Entonces cómo pretendia llamarlo?
Preguntas asi acribillaban la mente de Denis acelerando su pulso y haciendole fruncir el ceño ligeramente.

Tom: Ya veo... Supongo que es discutible, ¿no? Digo, cuando nazca o... cuando vuelvas a hablar podremos discutirlo tranquilamente...- Ella volvió la cabeza apartando la mirada de Tom.- Oye, no te pongas asi... Llevo cuidando de ti y del bebé desde aquel jodido dia, tengo derecho a intervenir en el nombramiento del bebé ¿no? ¡Pues no pienso llamarle Bill!
Andreas: ¿Nombres?¿Estáis buscando nombres para el bebé? Yo me sé un montón...- Intervino trayendo las palomitas. Las soltó en la mesita frente a ambos y él se sentó en el sofá largo junto a Tom. Todos se quedaron callados.- Veo que mi opinion no es muy relevante ahora... ¿no...?
Tom: ¿Y si hubiera sido niña que coño hubieras hecho?¿Eh?¿Le hubieras llamado Billa? Vamos hombre no me jodas... Mira, no voy a dejar que le llames Bill por que te conozco, y se lo facilmente vulnerable que eres, ¿me oyes? No vas a volver a montar la que montaste con el Ben dichoso, y por su puesto no pienso dejar que me arrastres contigo... ¡De ninguna de las maneras! Para poder tirar del carro debo de pensar lo menos posible en él. Solo eso y mi dia a dia se hace soportable. Me basta con... con mirarte para recordad lo genial que vivia hace tan solo un año y ese recuerdo me mata. Yo intento vivir en el presente y... y yo intento que tú también vivas en el presente...- Cogió aire y señalo a la barriga de Denis.- Y él vivirá en un futuro que más bien se nos echa encima. ¡No voy a dejar que su madre sea una depresiva que solo llora, se queja, recuerda tiempos mejores y no le da la gana de hablar sólo por que está todo el día llamando a Bill y eso te recordará lo que ya no tienes! Vas a tener un hijo. Y lo vas a llamar de cualquier otra forma. Como si le quieres llamar Rudolph como el reno ¿vale? Pero al menos no me recordará todos los dias al gilipoyas del heroinómano de mi hermano. Punto y final.

La garganta comenzó a dolerle. Y los ojos. Y la mandíbula. Y el cuello. Se levantó automáticamente y salió del apartamento sin mediar palabra.  En cuanto las puertas del ascensor se cerraron los ardores que le recorrian los huesos cesaron de golpe, sumiendolo en un frio invernal.
Acababa de gritarle a Denis. Seguramente ella ahora mismo estaría llorando.
No paraba de pensar en la gilipoyez que habia hecho. Le habia gritado por un tema tan absurdo como el nombre del bebé.
El ascensor abrió sus puertas y casi con ansiedad salió a la calle. Era de noche y las farolas le parecian demasiado difusas. Se frotó los ojos y al abrirlos de nuevo descubrió un estanco abierto y vacio. Se sentia lo suficientemente egoista como para comprarse una cajetilla de tabaco sin pensar en los seis euros que desperdiciaba. Se encendió uno y el sabor alquitranado invadió su boca, haciendole recordar lo mucho que le habia costado dejar de fumar desde que Denís se quedó a su cargo. Y desde que le despidieron de la autoescuela.
Sonrió irónicamente, pensando que igual que su esfuerzo por dejar de fumar, el hecho de cuidar un bebé podría no valer la pena. En cuanto esa idea cruzó su cabeza la agitó negandose a si mismo cualquier idea de perderlo. "[i]Es tu sobrino[/i]" pensó para si mismo.
Miró la hora en su movil, las nueve y media. Luego lo apagó queriendo desprenderse por completo de responsabilidades. Se sentia plena y totalmente egoista. Se le ocurrió la idea de llegarse a casa de Gustav, para ahogar sus penas en lo que fuera que tuviera en la nevera, pues un bar le saldría bastante caro, y efectivamente eso fue lo que hizo mientras se fumaba su cigarro.
Al cabo de quince minutos se plantó en el portal de su a migo y subió como normalmente lo hacia. Al llegar a la puerta de la casa oyó como Domo raspaba con las patas el interior de la puerta. Eso le hizo sonreir hasta que la puerta se abrió.

Gustav: Hola T... ¿Y Denis...? - Tom habia esperado recibir primero a su perro, pero este estaba retenido por la pierna de Gustav.
Tom: En casa de Andreas... ¿Puedo pasar...?
Gustav: Oh, por supuesto idiota...- Tom entro en la casa y se adentró lo suficiente para poder tener a mano a Domo y jueguetear un rato con él mientras Gustav les observaba desde sus espaldas.- ¿Hay algun problema?
Tom: Si... Quizás muy gordo... O quizás estupido.
Gustav: Voy a sacar un par de cervezas... Sientate, y hablamos.

Tras darle otro rato más de coba al perro, Tom decidió sentarse en la mesa del comedor y esperar a que tanto las cervezas como Gustav se colocaran en sus respectivos sitios.
Abrió su lata y dió un sorbo que no le sabió a gloria precisamente pero cuyo frescor le consiguió espabilar lo suficiente.

Gustav: ¿Y bien?
Tom: Y mal... Mejor dicho...- Suspiró.- He discutido con Denis... A voces.
Gustav: ¿Que?¿Vuelve a hablar?
Tom: No, que va... Ha sido un monólogo... Un monólogo demasiado agresivo como para lanzarlo contra ella...
Gustav: ¿A raiz de que...?
Tom: Quiere llamar al niño Bill.- Gustav meditó su respuesta. Tom vió que no entendía la gravedad del asunto.- Yo no quiero.
Gustav: ¿Que?¿Por que? Pero...
Tom: No quiero... Tenerle presente todo el dia. Necesito olvidarme de él...
Gustav: ¿Cómo vas a olvidarte de tu hermano? No es como una novia, que ya vendrá otra más adelante ni nada de eso...
Tom: Lo se, lo se... Pero... Es lo más sano para mi. Y para ella. No quiero que vuelva a encerrarse en si misma otra vez... La última vez fue catastrófico y se que si recae, esta vez, me llevará con ella... Por que no soy tan fuerte Gus, no se como llevar la muerte de mi hermano y el embarazo de Denis a la vez. Lo último que quiero hacer es tener que nombrar a mi hermano todo el santo dia... ¡Y encima para llamar a su hijo!
Gustav: Es comprensible... Es típico llamar a un hijo como su padre... Y a las hijas como su madre...
Tom: Pero no cuando su padre está muerto...- Pronunciar esa frase le resultó demasiado facil para su gusto.- No lo entiendo...- Dió otro sorbo a su cerveza y tras varios segundos jugando con la chapa y silencio Gustav se decidió a hablar.
Gustav: Espero que le pidas perdón cuando regreses...- Murmuró.
Tom: ¿Qué?¿Pedirle perdón por qué?  Yo no quiero que se llame Bill, es una opinion...
Gustav: No, por eso no, hombre... Por gritarle.
Tom: Ah si... Eso...- Resopló.- No sabría como hacerlo.
Gustav: Hazle algo especial... Una cena bonita...
Tom: Ya la hice, fue un desastre.
Gustav: Preparale un desayuno de esos franceses, con beicon y huevos...
Tom: Demasiado caro, ya derroché lo mio anoche...
Gustav: ¿Un baño...?
Tom: Tambien lo hice. Con pétalos, espuma y sales de baño y todo...
Gustav: Pues pidele perdón como se ha hecho toda la vid... ¿Qué?¿Pétalos?¿Sales de baño?¿Tipo Pretty Woman? - Tom comenzó a ponerse nervioso y con ello, se terminó su botellín de cerveza.
Tom: Si... Tipo... Pretty Woman..
Gustav: ¿Y que le pusiste de cenar?¿No habría flores de por medio no?
Tom: Pues... No, flores no... No... No somos pareja ni nada por el estilo, ¿por qué iba a ponerle flores para cenar?
Gustav: Por el mismo motivo que se las pusiste en la bañera en vez de en la mesa...- Gustav miraba fijamente a su amigo, mientras que este evitaba toparse con él.- Tom... ¿Qué me escondes?
Tom: Sabes que nada. Te lo cuento prácticamente todo.
Gustav: Ya...- Gustav tambien dió otro sorbo a su cerveza, frunciendo el ceño al ver que se le habia calentado bastante.
Tom: ¿No la vas a querer? Dame, ve a por otra para ti.

Extrañado y contemplando como Tom bebia de su cerveza, se levantó a por otra a la nevera. Ciertamente estaba caliente y para pasar el mal trago decidió beberse gran parte del contenido, por si asi ahogaba su voz un rato.
Ese desagradable sabor, le hizo implorar un nuevo cigarro y se levantó a por el cenicero que Gustav siempre tenía en la mesita del salón, frente a la televisión.

Tom: Gus, ¿Te importa que fume? - Aún más extrañado Gustav dejó su cerveza en la mesa y observó como Tom le enseñaba el cenicero desde detrás del sofá.
Gustav: No... Claro que no, solo abre la ventana...- Respondió no muy convencido.- A ti te falla algo muy gordo. ¿Desde cuando has vuelto a fumar?
Tom: Nunca se deja... La gente tiene razón.- Se encendió su pitillo y se acercó a la ventana continua a la mesa donde anteriormente estaban sentados. La abrió dejando entrar una corriente desagradablemente caliente que empobreció aun más el ambiente que flotaba entre ellos.
Gustav: ¿Quieres que me vuelva a quedar con Denis esta noche? - Preguntó sin mucha confianza.
Tom: No, no te preocupes esta noche se la queda Andreas. Tu tienes bastante con el perro.
Gustav: ¿Q... Pero bueno, qué te pasa?
Tom: ¿? Me has preguntado, te he respondido. Que se la quede Andreas esta noche... Voy a necesitar mucho tiempo para pensar...

Capitulo 11


Amara: ¿Seguro que no quieres entrar...?
Tom: No, prefiero mantenerme al margen...
Amara: Tom, hace ya bastante desde que murió Bill... Denis necesita a alguien que esté ahi para apoyarla...
Tom: Lo se, lo se... Pero ese alguien no soy yo. No voy a entrar.

Amara miró con pena a Tom el cual se encogió de hombros y se dirigió a los sofás de la sala de espera. La doctora, rendida, dió media vuelta para llegar a la consulta al final del pasillo, donde Denis estaba sentada en un sillón reclinable para hacerle la ecografia. Ya se habia hecho varias desde que se quedó embarazada, y siempre habia estado sola, puesto que Tom se veia incapaz de mantener la calma en esas situaciones. Preferia no ver nada de lo que le esperaba.

Amara: Bueeno, pues Tom no ha querido entrar esta vez... Creo que él no está preparado para encargarse de un bebé... Bueno, tu lo preparás ¿no cielo?

Sonrió sentandose junto a ella, que ni siquiera la miraba. Comenzó a activar los aparatos  de alrededor de Denis y guardó silencio mientras todo comenzaba a funcionar.
Cuando ya estuvo todo listo, levantó la camiseta a Denis por encima de su barrigón y esparció la crema necesaria para poder hacer la ecografia.

Amara: Bueno, ahi tienes a tu pequeño... Se está formando de maravilla y por lo que parece es bastante activo... Son siete meses y veintinueve dias lo que llevamos ¿no? - Denis solo miraba a la pantalla, por lo que Amara se quedó sin respuesta, aunque ella la supiera de antemano.- Bueno... ¡Felicidades ya mismo sales de cuentas! - Esperó alguna respuesta de Denis, pero ella no desviaba la vista del televisor.- ...Voy a sacarte unas fotografias de la ecografia y te las llevas a casa... Cuando el muchacho sea grandote podrás enseñarselas y darselas para que se las enseñe a sus hijos y nietos y demás...

Ella solo desvió la mirada un poco, pero pronto volvió a mirar a la pantalla. Aunque todo se viera negro y dorado, podía identificar perfectamente a su hijo. Sus brazitos encogidos, sus piernecitas y los piececitos moviendose sutilmente... Y su cara, perfectamente definida en una cabeza redonda como su estómago. Sacó una media sonrisa intentando asemejar sus facciones a las de Bill. Sería un niño guapisimo como su padre. O como su tio.
Pensar en Tom le entristecia. Cada vez que el niño daba señales de vida veia como en sus ojos se desbordaba la alegria, pero sin embargo tras la euforia, venia la cara larga, y el agarrarse los pelos del agobio sentado en su habitación, el único sitio donde él parecia sentirse evadido del mundo.
Sabia que habia noches en las que Tom apenas dormia. Veia que no comia cuando lo hacian juntos. Y tambien que estaba en paro. Aunque el próximo lunes tenia una entrevista muy prometedora segun le oyó decir. Se mordió el labio inferior reprimiendo un suspiro de ansiedad y acto seguido Amara le entregó un sobre un poco más grande que su mano. Ella sonrió debilmente y tras limpiarse el vientre se puso depie con cuidado.

Amara: Bueno, supongo que la próxima visita será la ultima... ¡A no ser que ocurra el gran milagro! jajajaja... - Denis intentó sonreir de nuevo. Milagro le parecia una palabra demasiado ambigua.- ... Procura descansar, comer lo suficiente y no moverte mucho, ¿Vale cielo?

Ella asintió y salió de la consulta acompañada por la doctora hasta la sala de espera. Tom, que se miraba las manos con concentración no se percató de su presencia hasta que Amara no carraspeó llamando su atención.

Amara: Bueno, te la devuelvo... Ya le he dicho lo que tiene que hacer y lo que no.  Ahora, tu procura no alejarte mucho de ella en las próximas semanas por si acaso... ¿tienes mucho trabajo...?
Tom: No... En realidad no...
Amara: Oh, dios mio, lo siento, siento haberte preguntado... Que bocazas...- La doctora agachó la vista avergonzada. Tom tambien se sintió realmente incomodo en ese momento.-  Para lo que queráis me tenéis aqui ¿de acuerdo?
Tom: Gracias.
Amara: Ah, Tom... Tambien... Me gustaria que me hicieras el favor de avisarme cuando nazca el bebe... Me haría mucha ilusión verlo...
Tom: Por supuesto, faltaría más... No te preocupes, lo haremos...
Amara: Gracias y... suerte.

Ambos se despidieron con una sonrisa y se fueron hacia el rellano.- Vamos a llegarnos a casa de Andreas un momento ¿vale?¿O estás muy cansada?

Ella negó con una pequeña sonrisa y se dirigió al ascensor. Tom la acompañó y cuando se cerraron las puertas pulsó el 4. Desde hacia un tiempo, cojer el ascensor con Denis se le hacia un infierno. Le faltaba aire, se sentia como si hubiera doce personas aglomeradas ahi adentro en vez de dos. Denis se dió cuenta de su malestar, y eso le hizo apretar el sobre entre sus manos.
En cuanto las puertas volvieron a abrirse salió rapidamente y se dirigió a la puerta del piso de Andreas, dejando a Denis unos pasos más atrás.

Andreas: Ya va, ya va...- La puerta se abrió tras unos cuantos ruidos de cerrojos y cadenas y Tom atravesó a Andreas, corriendo hacia el interior de la casa. Tanto Denis como su amigo se quedaron extrañados.- ¿Que le pasa a este...?

Se preguntó invitando a pasar a Denis. Cerró la puerta a sus espaldas y tras acompañarla y sentarla en el sofá, se dirigió a donde habia marchado Tom.
Denis se quedó alli sola. Sentada en el sofá de color crema mirando el sobre concentradamente. Se decidió a abrirlo esperando que nadie la interrumpiera y sacó las fotos de la ecografia.  Habia dos. Una de todo su cuerpo y otra desde otro angulo, tambien entero.
Sonrió. Le parecia un juguetito, un muñeco lleno de curvas y vida. Acurrucado dentro de si misma.

...

Andreas: Tom calmate, son los nervios... Solo ha sido un ataque de ansiedad.
Tom: No he sido capaz... ¡He vuelto a hacerlo, me he vuelto a quedar fuera! - Gimoteaba de cara al váter.
Andreas: Tranquilo... No estás obligado a entrar con ella...
Tom: No podré... No voy a poder, me voy a venir abajo en cuanto lo vea entre mis brazos... No voy a hacerlo bien...
Andreas: Claro que si... No hoy, pero verás que cuando llegue el momento, todo se reestablecerá.
Tom: Ella no me ayuda... No me dice si está bien, si está mal... No me pide nada, ni me da señales de nada... ¿¡Y si rompe aguas y ni me entero!?
Andreas: ¿cómo no vas a enterarte? Eso duele, te enterarás por muy muda que esté ahora...
Tom: No tengo trabajo, no tengo dinero, tengo a la viuda de mi hermano preñada en mi piso el cual tengo que pagar de un momento a otro y aun nisiquiera ha nacido el niño... ¡No se que hacer Andreas no se qué hacer...!¡No se por donde empezar a agarrar la situación, ni como ubicarme!
Andreas: Bueno, para eso estoy yo, está Gustav, está Georg, están sus padres...
Tom: No, sus padres no están.
Andreas: Sus padres no están, vale, están los tuyos, ¿no?
Tom: ¿Mis padres?¿Quieres que les lleve a mis padres a la novia de mi hermano preñada?
Andreas: ¿Por que no? Se alegrarán de ver que tienen un nieto de tu hermano.
Tom: Y una mierda... Me matarán, basicamente. Y a ella tambien.- Tom suspiró, escupiendo por ultima vez.- No se que hacer...
Andreas: Primero, recomponte.- Dijo tirando de la cadena y ofreciendole una toalla.- Sal ahi a fuera, te tomas un Acuarius y te sientas un rato.
Tom: ¿Y si no lo consigo?
Andreas: No es muy dificil tomarse un Acuarius y sentarse ._.
Tom: No, eso no... ¿Y si no lo aguanto?¿Qué pasaría si un dia se me fuera la cabeza y me fuera? O si ella se fuera por que yo no puedo cuidarles...
Andreas: Como se te ocurra largarte, te prometo que te buscaré, te agarraré por los huevos y te traeré de vuelta. Y si ella se va... Procuraré que se venga aqui o a casa de Gus...
Tom: No tienes por qué aguantar esto...- Concluyó levantandose del suelo y frotandose la cara con la toalla.
Andreas: Claro que si. Por ti, por Denis y por Bill.

...

Denis esperaba sentada en el sofá de cuero y tonteaba nerviosa con el sobre entre sus manos. Muchas otras veces habia llevado sobres de la ginecologa a casa, y Tom siempre los habia leido por si venia algun tipo de detalle que fuera imprescindible para el periodo de gestación de Denis.
Esta vez ella tenia miedo. ¿Y si veia las fotos?¿Cual sería su reacción? ¿Cómo afrontaria el hecho de estar viendo lo que en un futuro iba a tener entre sus manos? Seguramente se agobiaría mas. Terminaria por sofocarse y seguramente se tiraría por la ventana en el momento menos inesperado.
Sin dudarlo un segundo, se levantó del sofá y caminó hacia la cocina para abrir el cubo de la basura.
¿De verdad iba  a tirarlas? El único y primer recuerdo que en un futuro iba a tener de su hijo podía desaparecer por completo con solo abrir su mano. Quizás a Tom le haría ilusión verlas. O quizás no.
La duda le volvía loca pero no tanto como para deshacerse de las fotos. Abrió el armario más alto al que alcanzaba y notando como su barrigón volvia a estorbarle, consiguió entremeter el sobre entre las bandejas de plastico que estaban apiladas en el armarito. Cerró como pudo y se dió la vuelta, descansando sus brazos sobre su vientre.
Lo ultimo que quería era hacerle más daño a Tom, del que la simple situación le provocaba.

...

Un suspiro salió de los labios de Tom, aun manteniendo la mirada de Andreas. ¿Por que todos decian lo mismo? Estaba ya harto de que todos pusieran de su parte y él solo supiera agobiarse, llorar, darle patadas al colchón o ir quejandose a todo el mundo.
Pero no podía evitarlo.
Finalmente agachó la mirada, sintiendose ridiculo y salió de baño camino del salón, donde Denis esperaba sentada en el sofá.
Él intentó no mirarla a los ojos; sentia vergüenza. Andreas salió de detrás suya y tras apretarle el hombro y se dirigió a la cocina.

Andreas: ¿Alguien quiere unas palomitas? Anoche alquilé una peli en el videoclub, podemos verla los tres juntos.

Tom no se molestó en responder, sabiendo que Andreas era capaz de encadenarlo al sofá aunque no comiera palomitas. Se sentó en el sofá contiguo al de Denis alternando la mirada entre sus manos y la chica.


Capitulo 10



Aun sintiento como se le resquebrajaba el pecho, sonrió  y se dió la vuelta, para tenerlo frente a frente.
Iba a intentarlo. Enfrentarse a sus miedos.
Lo miró fijamente durante un largo rato. Al principio le costaba no asemejarle a Bill. Esa nariz, la forma de la boca, los ojos cerrados...
No, no debía de caer. Era Tom. Sería su gemelo, pero tenía que ver solo y exclusivamente a Tom y no al fantasma de su hermano.

Volvió a intentarlo. Se frotó la cara para espabilarse un poco y continuó buscando las diferencias que debería de tener presente desde entonces en adelante.
El piercing de su labio le hacia un rostro menos dulce que el de Bill. El de la ceja. Él no tenía ninguno, mucho más natural. Tom no tenía ningun lunar bajo el labio. Y poniendonos tiquismiquis, tambien se podría decir que Tom era más moreno de piel que su hermano.
Sonrió para si misma. Quizás si eran diferentes.

Se giró con dificultad sobre si misma de nuevo y miró el despertador. Las una del mediodia casi.
Viendo que no podía volver a dormirse con la misma facilidad de anoche, se levantó con cuidado de no despertar a Tom y descalza se fue a la cocina.
Pensó en comerse alguna de las sobras que habría en la nevera, para asi no tener que obligar luego a Tom a comerselas, asi que con cuidado de no golpearse el vientre con la puerta, cosa dificil, rebuscó dentro del frigorifico algun taperware. Pero nada. Tom los habría tirado todos... O quizás se los habría comido él. Ella deseó que fuera lo primero.
Pensó entonces en prepararle el desayuno a Tom. Un par de bol de cereales de chocolate que a él le encantaban. Al buscar el bol de cerámica, se las vió y deseó para alcanzar el armarito donde se guardaban.
 Ella nunca fue una chica muy alta y el tener un bombo por estomago no favorecia mucho su situación. Tras varios y cansados intentos, consiguió agarrar un bol, pero no consiguió mantener en su sitio el que habia debajo de este, y cayó al suelo, partiendose en varios trozos que consiguieron despertar a Tom.

Tom: ¿¡Denis, donde estás...!? - Apareció entonces por la puerta de la cocina y aunque su angustia menguó, no consiguió tranquilizarse.- ¿Que ha pasado?¿Estás bien?¿Te has cortado, te has hecho daño...?

Denis negaba continuamente, aun un poco acongojada por lo sucedido, hasta que no pudo evitar agachar la cabeza con vergüenza por el estropicio.

Tom: ¿De verdad que estás bien? A ver, quitate de ahi, te vayas a clavar algun cristal... ¡Qué haces descalza! Oh, dios mio, que suerte tienes hija mia...

Sin proponerselo si quiera, puso un brazo bajo las rodillas de Denis, y el otro rodeó su espalda, para levantarla en bolandas y alejarla del destrozo. En un acto reflejo, Denis abrazó el cuerpo de Tom, por miedo a que su peso y el del bebe, fuera demasiado para él. Pero no fue asi precisamente, no fue pesadez lo que notó Tom en su interior al ver el rostro de Denis situado junto al suyo, o al notar como sus brazos rodeaban su cuello. O al notar la calidez de su vientre en su estómago.
Se sintió fragil y confuso. No sabia si dar un paso atrás o hacia alante, no sabia si soltarla, o asegurarla más aun entre sus brazos. Si por él hubiera sido, la habria sostenido ahi toda su vida, empapandose de ese olor a vainilla que cada vez lo alejaba más del mundo terrenal.
El hecho de notar una fugaz presión en su estómago y el que Denis soltara sus hombros para llevarselos al estómago, le hizo explotar la burbuja donde se habia quedado embelesado. Volvió a la vida real, para darse cuenta de que habia pasado demasiado tiempo con ella en brazos, cosa que lo ruborizó instantanea y bruscamente. La sacó de la cocina con cuidado y la llevo hasta el salón donde le ayudó a sentarse aun sin darse cuenta del gran momento que habia pasado desapercibido para él.

Tom: ¿Estás... bien...?

Ella ni se molestó en mirarle, seguia acariciando la enorme esfera en la que se habia convertido su plano vientre. Tom no comprendia bien y viendo que no iba a obtener mucha respuesta se giró para dirigirse a limpiar la cocina.
Denis no tardó en detenerlo, agarrando su camiseta y haciendolo retroceder preocupado. Ella sin hacer mucho caso a su estado de alerta innecesaria, cogió su mano, enorme comparada con la suya, y la coloco sobre su tripa. La notaba cálida, suave, como un melocotón que dentro llevaba una gran semilla que dentro de poco se convertiría en otro precioso, y preocupante, melocotón.
Tom comenzó a hacerse la idea de lo que sucedia y una pequeña sonrisa comenzó a aflorar en su cara la cual compartió con Denis en una repentina mirada.
Poco a poco, las manos de Denis fueron haciendoseles frias, hasta darse cuenta de que era él quien estaba ardiendo.

De forma brusca apartó las manos de ella y se levantó nervioso. No sabia a donde mirar. Se veia ridículo.

Tom: Voy a... Limpiar la cocina. Te prepararé el desayuno... - Murmuró sin estar muy seguro.

En dos zancadas salió del salón en dirección a su habitacion, donde cerró y se sentó en la cama, procurando relajarse.
Le temblaban las manos de pura excitación.

Sintió unas ganas tremendas de preguntarle a Denis si ella se sentía asi de mal cuando se enamoró de Bill. Si pensaba tantisimo en Ben como el lo hacia en Bill. Si algo tan simple se le hacia un mundo con tan solo una mirada, o un roce. Si aquello era solo la entrada al rellano de su infierno personal.
Queria pegarse un tiro. O dos si le daba tiempo.

Cogió aire rapidamente en cuanto oyó abrirse la puerta.
Denis aparecía tras ella, con el movil de Tom en la mano, tendiendoselo.
Tras un par de segundos de observarla algo asustado, se levantó y le cogió el movil.

Tom: Gracias...

Suspiró casi sin mirarla. Ella sonrió levemente y salió de la habitacion. Tom asomó la cabeza para ver como se alejaba por el pasillo.

Tom: Ponte unas zapatillas.- Le dijo antes de volverse adentro. Finalmente descolgó.

[b]Conversación telefónica[/b]

Tom: ¿Digame?
Andreas: Hey, ¿Cómo estás?
Tom: Ah, hola... Bien, bueno, como siempre...
Andreas: Ah, bueno... Iba a preguntarte... ¿No te habrás olvidado de la cita con la ginecóloga no?
Tom: Oh, dios, casi se me olvida o.o
Andreas: Me la he encontrado hoy en el rellano y me lo ha mencionado. Que echa de menos a Denis, que blablablabla... Esta tarde a las siete.
Tom: No, no se me olvidará, gracias... Aunque juraría que era la semana que viene...
Andreas: ¿Tu en qué dia vives?
Tom: Supongo que en el 7 de julio como todo el mundo...
Andreas: Las vacaciones te sientan fatal ¿eh? - Tom sonrió.-  Estamos a dia 14, jueves.- Con incredulidad, fue a mirar el calendario que guardaba en su monedero. Cierto, catorce de julio.- Que bueno, que llamaba para saber si tengo que hacerte alguna compra más, que mañana, despues de comer tengo un par de horas libres...
Tom: Mmm... No lo se... Espera un momento.- Se fue a la cocina y nada más ver a Denis de rodillas recogiendo trocitos de cerámica se le puso el corazón en la garganta.- ¡Se puede sabes qué haces! ¡Levanta ahora mismo, no puedes forzar el cuerpo, Denis...!

Soltó el telefono en la encimera y la ayudó a levantarse con muchisimo cuidado y la puso de camino a la puerta.

Tom: Gracias, pero ya lo recojo yo...- Su estomago rugió ferozmente, recordandole que aun no habian desayunado.- Oh, mierda, mierda, mierda... Denis, ahora mismo te preparo el desayuno, lo siento.

Ella salió de la cocina un poco enfada por que Tom no le hubiera dejado recoger aquello. Vale que estuviera embarazada, pero no le gustaba sentirse una muñequita de porcelana.

Él se fue a por la escoba y el recogedor, y barrió como pudo los trozos que quedaban en el suelo. Cuando acabó abrió el frigorifico y viendo la poca cosa que había recordó que Andreas estaba todavía al telefono...

[b]Conversación telefónica[/b]

Tom: ¡Andreas...! Lo siento, se me fue el santo al cielo...
Andreas: No, si ya vi... Bueno, dime, que apunto.
Tom: Pues veamos... Mmmm... Un par de cartones de leche... Leche entera, nada de desnatada ni cosas asi... Una lechuga o dos, y dos kilos de tomates y patatas... Pan, una telera y una bagette... Y un bote de ketchup. Yogures y compra algo de fruta asi variada... Estoy harto de las manzanas... -.-
Andreas: No... manzanas... Deacuerdo. Apuntado.
Tom: Dame un toque para que baje a ayudarte a subir eso.
Andreas: Estaré sobre las cinco allí mañana ¿ok? Bueno, recuerda, la ginecóloga. Esta tarde.
Tom: Si. A las 7. Gracias.
Andreas: No tiene importancia... Nos vemos mañana... Saluda a Denis de mi parte.
Tom: Lo haré. Hasta mañana.

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]

Suspiró por enesima vez en lo que llevaba de mañana y solo de pensar en asistir a una revisión de ese tipo se le hacia el estomago papilla.


Capitulo 9



No sabia que preguntarle para obtener respuesta. Ese brillo se desbordó, y bajando en forma de lágrima por su mejilla, terminó de exaltar a Tom, levantándose de su sitio con preocupación  Esas pequeñas lágrimas comenzaron a multiplicarse, hasta que un áspero suspiro de la chica, abrió paso a un llanto que Tom no esperaba escuchar esa noche.

Tom: Eh, eh... ¿que te pasa...?¿por que lloras...?

Se acercó a ella y se arrodilló a su lado, colocando una mano en su hombro.
Los nervios y la tristeza se iban apoderando de su cuerpo, y no sabia qué hacer. Estaba bloqueado.

Tom: Eh, vamos... Vamos Denis no llores más.

Denis no le escuchaba. Le dolía el pecho como si le estuviera pasando un camión por encima y no podía dejar de llorar.
Por una vez intentaba resistirse a recordar, intentaba bloquear su mente, no regresar a aquella mágica noche que ahora se volvía funesta.
Tom no aguantaba más esa expresión en su rostro y terminó por girarla y agarrarle el rostro, secandoselo con los pulgares.
Al ver a Tom, Denis no pudo evitar transformar su pelo por unos cabellos negros y lacios, de forma que se sintió aun más aprisionada en su interior.
Repentinamente, con todas sus ganas por borrar de su cabeza ese rostro, propinó a Tom un empujón que lo tiró al suelo de espaldas.

Tom: ¡Eh...! O_O

Sin dejar de llorar, se levantó de la silla y corrió a su habitacion, cerrando a sus espaldas y contemplando contrariada el orden que reinaba en la habitacion. Cerró las persianas con rabia y se sentó en el borde de la cama, notando que su vientre le pesaba más de lo normal.
No quería que regresara. No quería que él volviera a su cabeza nunca más. No quería pasar otra vez por esa fase. Se negaba rotundamente a encerrarse en el recuerdo.
Se había propuesto luchar, y ahora tenía miedo de que todo este tiempo, hubiera pasado en vano.

Tom: Denis...

La puerta de su habitacion se abrió, y Tom entró con menos precaución de la debida.
Ella se sintió acorralada. Sabía que si lo miraba de nuevo, volvería a ver en él el rostro de su hermano y era lo ultimo que le hacia falta.

Tom: ¿Estás bien...?

El llorar de Denis, no le hacia sentirse mejor, y sin pensar demasiado en las consecuencias, encendió la luz. Al verla ahi destrozada, no pudo evitar acercarse a ella y sentarse a su lado.

Tom: Eh...- Le apartó un mechón de pelo de la cara, queriendo verle la cara, pero automaticamente recibió un manotazo.- Oye, cálmate... No empecemos...

Otro golpe por parte de Denis, fue a parar a su hombro. Y otro. Tom consiguió agarrarla por los brazos y girarla hacia el, queriendo que le mirara y se calmara.
Pero ella, muerta de miedo y teniendo sus manos como unico recurso para defenderse del pasado, volvió a propinar un par de manotazos a Tom, quien comenzaba a derrumbarse.
Todo el dia se habia ido a tomar por culo en un momento. Todos sus esfuerzos por hacerle pasar un dia feliz, se habian esfumado por culpa de un simple helado.
Él tambien tenía ganas de llorar, de rabia e impotencia. De no soportar verla tan triste y de no saber qué hacer para arreglar las cosas.

Tom: Calmate Denis por favor...

Le pedía en voz baja, intentando guardar la calma.
Otro nuevo puño se estampó contra su costado, aumentando el malestar que le carcomía por dentro.
Instintivamente, se fue acercando a ella, asumiendo que se terminaría llevando algun golpe fuera de lugar.  Aprisionó sus brazos entre ambos y le rodeó con los suyos, queriendose tragar toda su tristeza.

Tom: Por favor no llores... Ya pasó todo...

Volvió a susurrarle. Casi se le habia olvidado respirar, de la angustia, y cuando por fin lo hizo además de aire, no tuvo más remedio que dejar caer el par de lágrimas que llevaban rasgandole los ojos de hace rato. Y al volver a aspirar, ese dulce olor a vainilla, le devolvió algo de la calma que se habia dejado en el salón.

Tom: Respira.

Ella obedeció, deseando dar fin a ese instintivo y repentino comportamiento. Queriendo combatir su llanto, que le destrozaba la garganta por momentos, abrió suis pulmones y aspiró profundamente.
No se sintió decepcionada precisamente, al no respirar el perfume de Bill. Es más; aliviada por sentirse arropada por otro aroma, aspiro hasta sentirse colmada, guardandose las fuerzas para cuando diera a luz.

Tom: Eso es... No pasa nada, estoy aqui contigo...

Sintiendose algo más relajada, se deshizo de los brazos de Tom y se frotó la cara con las muñecas.
Tom la contemplaba aun con el corazón en el puño, pero se alegraba de no oirla llorar al menos.

Tom: ¿Estás mejor...?

Denis no respondió, para variar. Simplemente se tumbó en la cama y cerró los ojos, buscando algo de calma en sus sueños.
Tom sonrió levemente y acarició por ultima vez el brazo de Denis, dandole las buenas noches.
Se levantó de la cama, pero ella tenía agarrado el borde de su camiseta.

Tom: Denis, tengo que recoger la mesa...

En contra de sus deseos, Tom rechazó la mirada insistente de Denis y se fue de la habitacion, sabiendo, que se arrepentiría de no haberse quedado con ella.
En el salón, reposaban las copas de helado, un poco derretidas, y el mismo ambiente helado que se habia creado al servirlas.
Las recogió, y para no desperdiciarlas, las devolvió al congelador en el embase en el que venian.
Luego, intentando pensar lo menos posible y en silencio, lavó los platos y quitó el mantel de la mesa, quitandole el encanto que se habia formado aquel dia en la casa. Cuando hubo recogido todo, se dirigió al baño y tambien se encargó de recoger todos los pétalos que quedaban pegados a las paredes de la bañera. Se preguntó si olerían a vainilla, pero tras oler uno de ellos, descubrió que eran de plástico y que no se le habia adherido nada de la sal de baño.
Los recogió y los echó a una bolsa, para al dia siguiente tirarlos a la basura.
Cuando dejó más o menos decente el baño, decidió darse una ducha, puesto que Denis estaba en la cama, podía desatenderla un rato.
Se desnudó, abrió el paso de la ducha y tomó un baño rápido, para no gastar mucha agua. Se secó un poco por encima y recogió su ropa, para llevarsela a su habitacion, con la toalla enrollada a la cintura.
Se miró al espejo al pasar delante de este. Se veia demasiado delgado para su gusto. Normalmente solía adorarse a si mismo, pero en ese momento se daba asco. Tendría que comer más... más sobras, claro está.

Apartando por fin la vista de su reflejo, tiró la ropa sobre la silla y abrió el armario para ponerse algo para dormir. Se fijó en que aun eran las diez de la noche. Demasiado temprano, sabiendo que apenas iba a dormir, como de costumbre. Se puso la camiseta, unos pantalones de chandal y se fue a la habitacion de Denis, para comprobar, que se habia quedado dormida sobre la cama.
Suspirando, se acercó a quitarle los zapatos y le recogió las piernas para luego taparle con las sabanas que dificilmente arrancó de debajo suya.

La obserbó como varias noches atrás. Siempre tenia el  mismo rostro dulce cuando dormía; y a él le encantaba. Realmente a él le encantaban todas sus muecas y miradas, menos su tristeza contagiosa. Abrió las persianas para dejar que entrara algo de corriente, ya que en pleno junio, las temperaturas por la noche no eran muy amigables en una habitacion cerrada a cal y canto. Se quitó los zapatos y se sentó junto a ella, apartandole un mechon de pelo de la cara.  Luego cruzó los brazos y se dedicó a contemplarla.

Ella era muy guapa, Tom siempre lo habia dicho. En verdad envidaba a su hermano por haber sido quien hubiera conquistado su corazón. Pero él sabia que no habría tenido paciencia para soportar todos los prontos que le daban, aunque no podía decir lo mismo ahora que llevaba siete meses y pico cuidando de ella, tratandola como un jarrón de porcelana china.
"[i]Seguramente Bill lo habría hecho mejor, si hubiera sido yo quien me hubiera muerto...[/i]" Pensó sarcasticamente. No pudo reprimir el sentimiento de nostalgia que le hizo cojer aire y frotarse la cara.
Por un momento deseó haber ocupado el lugar de su hermano.

...

De nuevo despertó alarmada por los grotescos ruidos de la calle, esta vez, la voz chillona de un niño que no quería ir más en el carrito. Abrió los ojos poco a poco, un poco molesta por la luz que entraba por las ventanas. Como cada mañana, aunque cada día con menos ánimo, palpó las sabanas tras de si, arrancandole un fuerte latido, al darse cuenta de que habia alguien tumbada con ella. Se giró cuidadosamente, pues su barriga no le proporcionaba mucha agilidad, y descubrió a sus espaldas el rostro profundamente dormido de Tom.
Aun sintiento como se le resquebrajaba el pecho, sonrió  y se dió la vuelta, para tenerlo frente a frente.
Iba a intentarlo. Enfrentarse a sus miedos.
Lo miró fijamente durante un largo rato. Al principio le costaba no asemejarle a Bill. Esa nariz, la forma de la boca, los ojos cerrados...

Capitulo 8



Aspiró profundamente el aroma del agua y con una repentina felicidad se hundió por completo para mojarse el pelo. Ese calor se le hizo hizo dulce al tocarle la cara y sonrió para sus adentros.
Se sentía extrañamente... Feliz.

En el fondo, no podía reprimir lo agradecida que le estaba a Tom. Por todo prácticamente, por haberle devuelto la vida de esa manera... O por lo menos, tener fe, en que algun dia volvería a tener una vida normal y corriente... Feliz.
A cada gesto amable que Tom tenía con ella, sentía que alguien le daba un pequeño empujoncito, que la hacia seguir caminando. Jamás habría imaginado que él pudiera llegar a comportarse asi con nadie... Y dió mil gracias al cielo por haberse equivocado respecto a él.
Tanta felicidad le resultaba extraña. Anómala. No tenia cabida en su vida y le parecia estorbar... Pero a pesar de saber la fórmula perfecta para autodestruirse, por esa vez, decidió disfrutar de esas muestras de cariño y de esa anomalía en su pecho... Y en su vientre.

...

Tom: Veamos... 30 minutos al horno...-

Movió la ruedecita, mirando a través del crital como las lucecitas comenzaban a encenderse.
"[i]Bueno. Reza Tom. Es la primera vez que haces pasta gratinada.[/i]"
Salió de la cocina, poniendo la alarma en el movil para no ovidarse y se dirigió al baño.

Tom: Denis... Tienes media hora para terminar, que la cena está ya casi lista...

Comunicó dando dos golpes. La puerta se abrió y Denis  salió del baño con la cabeza y el cuerpo enrollados en toallas. Tom le abrió paso enseguida, pues no quería chocarse con su barriga ni de broma. Sonriente, observó como Denis se dirigía hacia su habitacion, y admiró por unos instantes la preciosa silueta llena de curvas de Denis, con su toalla cuidadosamente recogida bajo su brazo.

Tom: ¿Quieres que te seque el pelo o algo?

Antes de entrar, ella le miró, y para variar sonrió y dejó a Tom con el buen sabor de boca.
En cuanto la perdió de vista, abrió la puerta del baño, para echar todo el vapor y la humedad del cuarto de baño y poder sobrevivir en él mientras le secara el pelo a Denis.
Fue a echarle un vistazo al horno, y para su deleite, aquello iba tomando una forma deliciosa.
De prontó, recordó un detalle que lo hizo aterrorizarse por completo.
El postre. "[i]¡Idiota, el postre, claro...! mucha pasta, mucho baño mucha tonteria, y se te olvida el postre...[/i]"

Tom: Em... Denis, lo siento, no voy a poder secarte el pelo... Se me ha olvidado comprar una cosita, y voy a ir a comprarla abajo, al 24h en un momentito... Vuelvo en 5 minutos lo prometo.

Mientras decía todo esto, una voz en su interior le decía que se iba a arrepentir de dejarla sola.
No quiso hacerle caso, y decidió confiar en ella. Cinco minutos son cinco minutos, no iba a pasar nada del otro mundo. Se secaría el pelo y ya está.
Cogió las llaves el monedero y salió disparado escaleras abajo, procurando no matarse y llegar lo más rapido posible. Ciertamente, el 24h estaba a menos de veinte metros del portal, asi que en cuanto se vió situado frente al congelador, donde habia toda variedad de helados, se quedó en blanco sin saber cual elegir.
"[i]No, más vainilla no...[/i]" Pensó para si mismo. Se fijó en una caja que lucía dos preciosas copas de cristal, rellenas de una bola de helado naranja, coronadas por una guindilla roja.
No se lo pensó más y pagó lo que debía, alegrandose de que salieran más barato que las sales de baño y corrió de nuevo al piso, rezando por que en su ausencia no hubiera pasado nada, y no se derritiera el helado.
Abrió con ansiedad la puerta, entró, soltó los helados en la cocina y corrió a buscarla, para aliviarse, al verla frente al espejo enchufando el secador.

Tom: Bueno... La carrera ha merecido la pena. Trae, yo te secaré el pelo.... Oh, mierda, espera, un segundo.

Volvió a la cocina y metió los helados en el congelador, más relajado. Volvió a echarle un ojo al horno, asegurandose y percatandose de los pocos minutos que le quedaban, y luego volvió con Denis.
Encendió el secador, y comenzó a secarle el pelo, ya que suponía que tenia que ser incómodo y costoso mantener los brazos alzados con tal peso en el vientre.
Pero él lo hacia con muchisimo gusto. Le encantaba el tacto del pelo de Denis; y si estaba recién lavado y oliendo a vainilla como que mejor.
Al cabo de un rato de silencio, su movil comenzó a sonar, indicandole que el horno habia cumplido su cometido.

Tom: Bueno, esto ya está.- Indicó dando por terminara la sesión de peluquería.- A cenar :D

Sin esperar ninguna respuesta de Denis, la hizo caminar hasta llevarla al salón, sentarla de espaldas a la pared y correr a sacar la pasta del horno. Por suerte, los segundos extras de horneado, solo se notaban el el crujiente recubierto del queso sobre la bechamel. Cogió la botella de refresco y la posó en el centro de la mesa, preparando a Denis para una cena poco usual. Sonrió para si mismo, orgulloso de su trabajo y llevó con cuidado de no quemarse, la fuente hasta la mesa.

Tom: ¡tachán! - Presentó la comida, soltando el recipiente sobre el salvamantel, llenando el ambiente de un delicioso olor.- Qué, ¿me he lucido eh? Es la primera vez que hago esto, espero que esté bueno ._.

Comenzó a servir la comida para ambos y por una vez, Denis habia cogido el tenedor antes de haberle servido la comida, cosa que excitó aun más la satisfacción de Tom.

Tom: Puedes inflarte hasta reventar. Aqui hay para dos o tres como tu y yo... Si, yo valgo por una mujer embarazada cuando tengo hambre, asi que a comer :D

Denis no tardó en enrollar un par de tallarines en el tenedor y se los llevó a la boca, con la nefasta consecuencia de que se quemó el labio nada más rozarlo.

Tom: ¡Denis! ¿Estás bien?¿Te has quemado...? - Ella se presionaba el labio, mientras apretaba los ojos con fuerza.- Rápido, bebe algo...

Tom le ofreció su vaso y ella lo cogió con timidez. Se mordíó el labio mientras se acercó el vaso a los labios, cosa que para Tom no pasó desapercibida. Volvió a repetir en su cabeza esa imagen, dandose cuenta de que en ese pequeño gesto, Denis habia sacado a relucir su lado más atractivo. Y no pudo contener una sonrisa estupida que, en cuanto ella soltó el vaso, él borró sutilmente.

Tom: Ten más cuidado... No hace ni cinco minutos que lo saqué del horno...

Ella sonrió avergonzada y volvió a cojer su tenedor, soplando antes para enfriar los espaguetis.
Ahora más relajado, Tom se sentó he hizo lo mismo. Él siguió soplando, esperando que Denis se los metiera en la boca y se le iluminaran los ojos de lo buenos que le habian quedado los espaguetis.  Para su suerte, hubo algo más que un brillo en sus ojos, cuando Denis probó su tenedor. Rebosante de alegría, Tom se levantó, queriendo controlar sus nervios.

Tom: Voy a por hielos... Se está calentando.

Dijo indicando la botella de refresco. Ella, asintió con una sonrisa, y él sintió como se le desbocaba el corazón... Cosa que de repente comenzó a preocuparle.
Se fue a la cocina y una vez alli, procuró relajarse.
En verdad tenía motivos para estar feliz. La comida le habia quedado impresionante, aunque él no la habia probado aun, y Denis comenzaba a responder y comunicarse con más normalidad. Y sonreía... De eso si que estaba contento, de verla sonreir.
Se acercó acongelador, para coger el molde de los hielos que guardaban sobre los cajones, y luego cogió un bol.
Volvió a recordar la escena de hace unos minutos. No le hizo mucha gracia que se hubiera quemado el labio, pero el hecho ese gesto tan sensual, le habia hecho escaparse de su cuerpo por un momento.
"[i]Se te van ha derretir los hielos, memo[/i]"
Volviendo al mundo real, terminó de echar los hielos en el bol y se los llevó al salón.

Tom: Vaya, tenías hambre ¿eh? - Otra vez esa sonrisa avergonzada.- Si quieres repetir dilo, ahi queda para rato...

Se volvió a sentar en su sitio y soltó el bol en el centro. Comenzó a comerse su plato, para poder alcanzar a Denis, y corroboró que tenía mano para la cocina, cosa que no habia descubierto hasta aquel dia.
Se sonrió a sí mismo, satisfecho de que todo sus planes estuvieran saliendole bien.
Cuando volvió a levantar la vista del plato, vió que Denis se levantaba de la mesa, llevandose su plato a la cocina.

Tom: D... Denis, ¿A donde vas? '-' Si quieres más, la fuente está aqui...

Pero ella no hizo caso, se fue a la cocina. Tom, preocupado, la siguió, aunque tras oir el grifo abrirse, se relajo más.
Al entrar, la vió enjuagando su plato en el grifo. Él, que se habia llevado el plato tambien, terminó de comerselo, depié, junto al marco de la puerta, y lo echó tambien al fregadero.

Tom: No tienes que lavar los platos boba, de eso me encargo yo... Además, aun queda el postre... Te va a encantar, ya verás :D

Tom obligó a Denis a soltar el plato y le ofreció el trapo para secarse las manos.
La recondujo hasta el salón, la sento y  se volvió a la cocina.
Sacó las copas de helado que guardaba en el armario y buscó por los cajones la cuchara especial para cojer el helado en perfectas bolas.
Sacó el helado del congelador, y relamiendose para si mismo, colocó dos perfectas bolas de helado, una en cada copa. Clavó dos cucharas y colocó las dos guindas.
Más nervioso aun que antes, se dirigió al salón con el par de copas en las manos y las posó cómicamente en la mesa, colocando una frente a Denis.

Tom: Y para finalizar, helado de naranja con coronacion de guinda... A mi no me gusta la guinda, pero queda bonita, asi que si la quieres tu, te la doy ._.

Se sentó en su sitio y contempló el rostro de Denis, esperando otro nuevo gento de aprobacion.
Pero de aprobacion nada. Se habia quedado petrificada, mirando fijamente su helado.

Tom: Q... Qué pasa... ¿No te gusta la naranja...? No... importa, te traigo una fruta o algo...

Ella no respondía. Simplemente miraba el postre. Tan quieta que hubiera pasado por una estatua de silicona, de no ser, por que de sus ojos comenzaba a brotar un brillo, muy diferente al del resto de la noche.
El corazón de Tom se disparó de nuevo. ¿Que pasaba?¿Por que ponía esa cara?

Tom: Denis... ¿Estás bien?¿Te pasa algo...?

Capitulo 7




Tom: Vamos Denis, vistete, voy a ponerle la correa a Domo ¿Vale? :)

Ella se despidió con la misma sonrisa que traia y volvió a meterse en el pasillo. Tom fue a buscar a Domo al balcón, donde residia su cama en la época de verano y su comedero.
Tras juguetear un rato con él, le colocó el collar y la correa, para luego entrarlo a la casa de nuevo y ver que Denis esperaba en la puerta ya vestida.

Tom: Vaya que rápida...- Le dijo mientras abría la puerta.- Gustav, nos vamos.- Comunicó al interior de la casa.
Gustav: Vale, os espero...- Respondió.

Salieron de la casa, dirección al parque de siempre. Tom vió que el lugar estaba más tranquilo de lo normal, asi que por una vez, decidió que no iban a sentarse en  un banco, si no que iban a aprovechar el verde brillante del cesped.
En cuanto encontraron la sobra de un arbol, alejado del poco ajetreo que habia, soltaron a Domo, el cual salió disparado hasta la otra punta del parque con un par de perros que tambien habian y él ayudó a Denis a sentarse en la hierba.
Aque dia el sol lucia brillante, impactante como siempre. En el cielo, algunas nubecillas con formas caprichosas se deslizaban lentamente hacia el horizonte y Tom se sintió realmente calmado y relajado por una vez en el dia. Se tumbó y cogió aire, apreciando el olor a hierba y tierra del suelo.
Al poco rato Denis tambien se tumbó y poniendo sus manos sobre su vientre, cerró los ojos.
Tom giró la cabeza para contemplarla, sabiendo que despues se arrepentiría.

Siempre habia pensado que Denis era una chica guapa. No tenia una mirada sensual, ni labios carnosos o piel bronceada... Su rostro dulce y suave era suficiente para quitarte la respiración. Tenía unos ojos y un pelo normales y corrientes, y una piel suave con algun que otro lunar repartidos por el cuello y los brazos. Forzando la mirada, descubrió que en su labio inferior, tambien tenia un par de lunares que a simple vista no podían verse.
Sonrió para si mismo e involuntariamente, una de sus manos se alzo a acariciarle la cabeza. Denis nisiquiera se inmutó, y él procuró aprovechar la situacion para sobarle el pelo cuanto quisiera, pues durante estos meses, había descubierto que el tacto de su pelo, no era comparable con ningun otro que él hubiera tocado en su vida.

De pronto, y asustando a Tom, Denis abrió los ojos, irguiéndose rapidamente y tocandose la barriga con los ojos abiertos como platos.

Tom: ¿Que?¿Qué pasa?¿Que te sucede?¿Te duele?¿Estás bien...?

Según iba palpandose el vientre, Denis esbozaba una tierna sonrisa que aqun asi no tranquilizaba a Tom.

Tom: ¿D... Denis, estás bien?

Sin responderle, obviamente, Denis agarró una mano de Tom y la colocó sobre su enorme barriga, suborizandolo excesivamente.
Ambos en silencio, Tom esperaba una pista para averiguar por que Denis se habia sobrasaltado de esa manera.
De repente, sintió una leve presión en la palma de su mano que tambien lo hizo saltar en el sitio.

Tom: ¿Que ha sido eso?¿Era una patada? ¡Pensaba que eso solo ocurría en las peliculas!

Sin cortarse un pelo, se situó delante de Denis y posó ambar manos sobre su vientre, esperando algun otro movimiento. Ella tambien tenia sus manos situadas, impaciente por notar a su bebé rebosando vida aun dentro de su viente.
Otro pequeño empujón los sobresaltó y a los pocos segundos, les dibujó una enorme sonrisa.

Tom: Denis, esto es genial...- Dijo conmocionado.- ¡Esto es genial!

Exclamó agarrandola por las mejillas. Le hubiera gustado que aquello se desarrollada como si fueran una pareja normal, pero tuvo que conformarse con felicitarla, besandole la frente y esgrimiendo una brillante sonrisa.

Tom: Eres una campeona Denis.- Le felicitó volviendo las manos a su vientre.- Y tu tambien hombrecito.- Comenzó a hablarle a la barriga de Denis.- Puede que en un futuro seas futbolista... O boxeador, depende de con qué hayas golpeado a tu madre granuja.

Terminó riendose solo de sus comentarios, pero por unos instantes, no le pareció tan horrible el hecho de tener que cuidar un bebé... Es más, le resultaba mágico y maravilloso. Se podría decir que estaba impaciente por que el bebe naciese.

Aun con la sonrisa puesta, Denis se volvió a tumbar, viendo que no volvía a haber actividad. A Tom le costó despegar las manos de su estómago, temía que el bebe volviera a moverse y que ambos se perdieran el acontecimiento. Bueno, Denis lo notaría, pero le daba rabia que él no pudiera sentir más que mariposas en su estómago. Quizás la sensación era parecida.

Procuró calmar su emoción y se tumbó de nuevo en la hierba junto a Denis, no sin echar antes un vistazo a ver donde estaba Domo. Sonriente a más no poder, se giró hacia ella y disfrutó de sus comisuras, derramandose por sus mejillas, en forma de sonrisa.

Tom: No sabes lo guapa que estás cuando sonries. Deberías hacerlo más a menudo.

Le comentó esperando que se sonrojase o algo. Pero tan solo alzó la vista al cielo y mantuvo su sonrisa. Tom no entendió esa reacción, pero quiso conformarse, pues por el momento, se sentía muy feliz.
Una rapida y fresca  brisa los arropó de improvisto, haciendo que a Denis le recorriera un escalofrio por la espalda. Tom se alarmó en el acto y no dudó en quitarse la sudadera y tendersela a Denis.

Tom: ¿Tienes frio?¿Quieres echartela?

Ella no respondió, pero por si acaso, Tom se la tendió sobre los brazos y ella la agarró para recolocarsela. Sería un si.
Sonriente y satisfecho, se volvió a tumbar por enésima vez y contempló el cielo, riendose para si mismo, pues estaba más comodo alli, que en cualquier mullida e inmaculada nube.

...

Tom: Espero que te guste, llevo me he tirado todo el dia trabajando como un negro :D

Comentaba mientras le abría la puerta a Denis. Ella entró sin aparente curiosidad, y Tom encendió la luz tras cerrar a sus espaldas.
Aun quedaba un poco de luz en la calle, que coloreaba la habitacion de tonos naranjas y rojizos.
Miró su reloj y vió que aun era temprano asi que antes de que Denis se acercara al baño, la detuvo.

Tom: Sientate un rato en el sofá... Verás, hoy por la mañana me he cargado el grifo sin querer...- El gesto de Denis se torció y Tom comenzó a ponerse nervioso.- ... Y le hice un apaño... Voy a ver si funciona, no quiero que te estalle el  grifo en la cara.

Tras esta pequeña mentirijilla, condujo a Denis hasta el sofá, y la ayudó a sentarse. Ella contemplaba algo confusa el "nuevo" inmobiliario y Tom esperaba ver alguna reaccion positiva en su rostro. Pero nada.
Sin darse por vencido, corrió al baño y comenzó a leerse las instrucciones de las sales de baño que habia comprado aquella mañana. Con olor a vainilla.
En contra de su conciencia, abrió el agua caliente y comenzó a llenar la bañera de agua caliente, virtiendo las sales y procurando dejarlo todo lo más perfecto posible.
Cuando calculó más o menos que la bañera estaba suficientemente llena, el crital lo suficiente empañado y el baño olía lo suficiente a vainilla, colocó su toalla y la alfombra de baño en sus respectivos sitios, para evitar que Denis tuviera que agacharse.

Tom: Denis, ya puedes pasar si quieres...- Le anunció, regrsando por el pasillo. Denis ya estaba levantada cuando llegó y miraba por la ventana el atardecer, sin apoyarse demasiado en la ventana.- Denis... Venga, seguramente querrás darte un baño tranquilamente :)

Ella, al percatarse de su presencia, le acompañó hasta el baño y Tom, abriendo la puerta ceremoniosamente, la hizo pasar a la habitacion llena de vapor y vainilla.
Buscó de nuevo algun gesto aprobatorio de Denis, pero de nuevo, tan solo esbozaba una tranquila y tierna sonrisa.
A Tom esa sonrisa le llenó el pecho y el hecho de que Denis se acercara a tocar el agua de color blanquecina, lo puso aun más nervioso.
Le hubiera gustado ver su reaccion al meterse en el agua, pero sabia de sobra que ese espectáculo no le estaba permitido, asi que le deseó un feliz baño y se retiró a su puesto de trabajo: La cocina.

Denis continuó observando la habitacion con admiración. Se le hacia tan raro verlo todo tan difuso y estar tan calmada al mismo tiempo, que no quiso tardar más en desnudarse.
Desempañó el espejo con la toalla y se contempló por unos instantes, recorriendo el contorno de su enorme barriga con una media sonrisa.
Sin reparar en mucho más, se acercó a la bañera y se introdujo lentamente en ella, sintiendose cada vez más y más adormecida y relajada por el calor del agua.
Aspiró profundamente el aroma del agua y con una repentina felicidad se hundió por completo para mojarse el pelo. Ese calor se le hizo hizo dulce al tocarle la cara y sonrió para sus adentros.
Se sentía extrañamente... Feliz.