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lunes, 29 de octubre de 2012

Capitulo 5


Tom: Vale Tom, ya vale. Déjalo estar y duérmete...

Murmuró para si mismo, acompañando de un suspiro su comentario. Se giró sobre si mismo y en cuanto se apagó la luz del mp3 volvió a darle al botón para encenderla.
Al ver que la música no daba resultado, se quitó el aparato y lo guardó en el cajón, enfadado consigo mismo.
Pensó en darse una ducha caliente para relajarse, pero no quería desperdiciar agua, asi que prefirió contenerse.
Pasaban los minutos y no hacia más que dar vueltas. Quería pensar lo menos posible en el dia siguiente, o en los días pasados, pues así lo único que haría seria agobiarse más y más. Terminó por levantarse, sudando del calor que hacia en su habitación y fue a beberse un vaso de agua bien fria, aunque hubiera preferido tirárselo por encima.
En cuanto se terminó su vaso volvió a su habitación, pero no pudo evitar detenerse en la puerta de la habitación de su hermano. La abrió y entró cerrando a sus espaldas. Todo estaba oscuro, pero se veía algo con la luz blanca de las farolas en la calle. Caminó hasta la cama y se sentó al borde de esta, apretando las sabanas entre sus manos.
No hacia ni un año que su hermano había dormido ahí. Al recordarlo  sintió como se le escapaban las fuerzas de las manos y se dejó caer sobre las frías sabanas, empapándose de un olor que no correspondía al dueño legitimo de esa cama.
La imagen de Denis se le vino a la cabeza. Siempre olía a vainilla y las sabanas no se libraban del contagio.
Se acomodó a lo largo y ancho de la cama y se arropó con una sola sabana a pesar del calor que tenia. Ese aroma le tranquilizaba; de alguna forma, se sentía reconfortado y quizás fue eso lo que le ayudó a conciliar el sueño.

...

Se le olvidó programar el despertador para las nueve y media, con lo cual, sus ojos se abrieron, cuando vieron que no podían dormir más. Se revolvió un poco más en ese aroma a vainilla y poco a poco se fue espabilando.
Le daba pereza levantarse, estaba demasiado a gusto ahí tumbado, aunque finalmente terminó por ponerse de pie y dirigirse al baño. Era raro, no se sentía como cada mañana, aunque no quería reconocer que le habia sentado bien dormir más, en su interior le daba las gracias a Gustav por haberse hecho cargo de Denis. Miró el reloj del baño y un poco impresionado vió que eran las una del mediodía.
Sonrió un poco y después de lavarse la cara y recogerse el pelo, fue a por el teléfono, rezando por que Gustav no tuviera el teléfono desconectado aun.

[b] Conversación telefónica[/b]

Gustav: ¿Digame?
Tom: Hola, soy yo Tom.
Gustav: ¿Otra vez? tenia que haberlo desconectado, eres un pesado.
Tom: Oh vamos, no he llamado en toda la mañana.
Gustav: ¿Te has contenido eh?
Tom: No, estaba durmiendo.
Gustav: ¡Oh, vaya eso es incluso mejor! Bueno, ¿Qué querias?
Tom: ¿Cómo está Denis?
Gustav: Pues... Ahora mismo se está comiendo un par de croissanes de chocolate y un tazón de leche con miel.- A Tom se le hizo la boca agua, y pronto su estómago hizo acto de presencia.
Tom: ¿Está bien?¿Cómo pasó la noche?
Gustav: Pues segun parece bastante bien... Cenamos con los Rolling Stones puestos, y luego se acostó. Me levaté por la noche a ver qué tal estaba y nada, profundamente dormida, como un bebe.- Tom sintió un gran alivio en el pecho y sonrió al auricular.
Tom: Me alegro... Bueno, voy a recogerla en una hora ¿Vale?
Gustav: ¿Que? No no no, no te quiero ver por aqui hasta las seis de la tarde por lo menos.
Tom: ¿Que dices?¿Que voy a hacer yo hasta las seis de la tarde?
Gustav: Pues por ahora ponte una buena comida, date una ducha de esas de espuma y relajantes, pon musica a todo volumen en el piso y descargate un poco... No se, si quieres ponte a cambiar muebles de lugar para hacer algo de ejercicio...
Tom: Mmm... Ya. Bueno... Veré que puedo hacer -.-
Gustav: Bueno, empieza ya que si no, luego no te dará tiempo.
Tom: Si, claro... Bueno, hasta luego.
Gustav: Adiós Tom.

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]

Sin deshacer la sonrisa, colgó el teléfono y miró a su alrededor. Quizás si que podía cambiar las cosas de sitio. De ese modo, podría darle una sorpresa a Denis... "[i]Eso es, le daré una sorpresa a Denis... Le prepararé algo especial...[/i]"
Con más entusiasmo, corrió a prepararse un bocadillo para comerselo lo más rapido posible y ponerse manos a la obra.
No sabia si agradecérselo al sueño, a la idea de Gustav o a su subconsciente, pero el caso es que se sentía eufórico y lleno de energía, sensación que llevaba muchísimo tiempo sin sentir, y a la que pensaba sacarle el máximo partido.

Apenas terminó de comer, cogió el radiocasete y puso la radio de forma que se podía oír en toda la casa.
Se adentró en la habitación de Denis y procuró abrir las ventanas de par en par, aireando la habitación e iluminándola por completo. Cambió las sabanas, muy a su pesar, y puso unas limpias, haciéndole la cama y recogiendo la ropa y zapatos que Denis tenia desperdigados por la habitación. Barrió y fregó el suelo y  lo dejó todo preparado para la segunda parte de su plan.
Dió un repaso similar al resto de habitaciones, al salón y a la cocina, a ritmo de pop y rock que alegraba aun más el duro trabajo que se habia propuesto cumplir.
Sintió que casi se desmayaba de hambre cuando vió el salón totalmente recogido. Pero no se quiso parar a comer, o mancharía la cocina de nuevo y echaría a perder el trabajo.
Muerto de calor, se quitó la camiseta y se la anudó alrededor de la cabeza, recobrando fuerzas con un vaso de agua y volviendo al trabajo.

Las tres y media. Aun tenía tiempo.
Buscó por las estanterías y los cajones donde guardaba las cosas de Denis y hasta encontrar la colonia de vainilla que tan buena noche le hizo pasar. Le esparció por toda la cama de Denis, procurando dejarlas con el mismo aroma que la noche anterior. Se sintió tentado a rociar su propia cama con el perfume, pero no quiso malgastar más, si no luego, tendría que comprarlo de nuevo.

Fue al salón y tal como le dijo Gustav, movió de sitio el sillón, la mesa y las sillas, la televisión y la lámpara, dejándolo todo de una forma muy distinta. Se preocupó de que a Denis le molestara ver todo cambiado, pero si hasta el dia de hoy no se habia quejado de nada, no lo iba a hacer ahora. O al menos eso esperaba.
Cuando lo tenia todo más o menos arreglado, fue a ponerse una camiseta limpia, para salir a la calle a comprar.

Esa noche no cenarían sobras, se habia propuesto cocinarle algo a Denis, algo que le sacara una sonrisa a cualquier costa.
Fue al supermercado y buscó tallarines, queso rayado, bechamel y algunas especias de las que recordaba, su madre echaba a la pasta cuando eran pequeños.
Otra vez su estomago le hizo arrepentirse de haber recogido la cocina antes de tiempo, asi que echó al carrito una bolsa de patatas fritas para comerselas por el camino. Como elemento especial, tambien buscó algun refresco sin gas y sin cafeina para que pudieran prescindir del agua aquella noche. Por último y sacrificando más de lo que querría, fue a la seccion de droguería y buscó unas sales de baño o algo asi que pudiera hacer especial  el que Denis tomara un baño calentito y espumoso que debió tomar él aquella mañana.
Salió del supermercado un poco abrumado por el dinero que se habia dejado alli, aunque intentaba quitarse esa idea de la cabeza, pensando en la sonrisa de Denis cuando viera lo que le esperaba. Al llegar a casa guardo cada cosa en su respectivo sitio y se dedicó ha hacer la mouse, aun con la musica de fondo. Se permitió ensuciar la cocina de nuevo, y en cuanto terminó de prepararla, volvió a mirar el reloj. Bueno, faltaba una hora para las seis asi que todavía le daba tiempo a preparar alguna cosa más.
Planeó el dar un paseo hasta la hora de cenar, despues de recoger a Denis, asique dejó la mesa puesta, no con la usual bandeja de plástico y los cubiertos, si no que se decidió a poner el mantel, servilletas de tela y platos de cristal, con sus respectivos cubiertos colocados como en los restaurantes.
Admiró su obra unos instantes, orgulloso de su dia y nervioso tambien.
No tenia más que hacer, asi que cogió el periódico que habia puesto sobre la televisión y se dejó caer al sofá. Comenzó a mirar las noticias, sin saltarse la parte del empleo, recordando para su sobresalto, que tenia que llamar al local del que hablaron Gustav y él el dia anterior. Corrió a cojer el telefono y marcó el telefono del local, sin nisiquiera pensar en lo que iba a decir o como empezar.


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