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lunes, 29 de octubre de 2012

Capitulo 17



Con aún más entusiasmo que antes, cogió el plato y lo llevó al salón, apareciendo como esas chicas que dan muestras de comida en los supermercados. Tom la contempló confuso. No sabía si devolverle la sonrisa, enfadarse con ella por poner la mesa, agachar la cabeza avergonzado por su comportamiento... Finalmente no hizo nada. Tan solo mirarla. Estaba sonriendo. Y mucho. Eso le dejaba de piedra, pero en el fondo de su estomago explotaban fuegos artificiales.

Gustav: En fin... Desayunemos.- Gustav tomó asiento y Denis apartó su silla para hacer sitio a su niño. Tom tardó en reaccionar pero tambien se sentó y comenzó a hacerse el café, como Gustav.-  Y bueno, ¿Qué tal la entrevista? - Era lo último de lo qu quería hablar Tom.
Tom: Bien... El lunes haré unas pruebas con la guitarra y eso... Tengo que prepararme algo.
Gustav: Versiona canciones, es lo mejor que puedes hacer.
Tom: ¿Te podrías quedar con ella mientras hago las pruebas? - Gustav miró furtivamente a Denis la cual miraba tristemente el mantel, tas oir que otra vez molestaba.
Gustav: La verdad es que... No, el lunes por la noche... He quedado con Andreas para irnos a tomar unas copas con unas chicas que me quiere presentar... Pensaba invitarte, pero si ya tienes esto... - El silencio  reinó por unos minutos sobre la mesa.- ¿Por qué no te llevas a Denis contigo? Si quieres, vuelvo a dejarte el coche, con el de Andreas nos apañaremos.
Tom: ¿Cómo voy a llevarmela? Aquello no es una guardería ni tienen una sala de espera...
Gustav: Pues la metes dentro contigo. No creo que moleste, no dirá ni mu, ¿Verdad que no Denis? - Se rió de su propio chiste, y a Denis tambien le hizo gracia, pues sonrió para sus adentros.- O puedes dejarla aqui en casa, con la cena hecha.
Tom: No, mejor la llevaré conmigo... Me niego a dejarla aqui sola.

Tras remover su café y dandose cuenta de lo que había decidido, bebió mientras miraba de reojo a Denis. De no ser por que le daba vergüenza que Denis le viera tocando, no habría dudado en llevarsela.

...

Tom: ¿Dormiste bien en casa de Gustav? - Era lo único que se le había pasado por la cabeza para preguntarle a lo largo de toda la cena.- Siento haberte dejado sin previo aviso pero... Terminé muy tarde.

Mintió. Denís sabía de sobra que había mentido, pero no le dió mucha importancia. Al menos, no hasta que se metió en la cama y pudo quedarse a solas.
Recordó lo que dijo Tom de que la dueña era una antigua amiga suya. ¿Y si había salido con ella aquella noche? Recordó los días en los que Tom fardaba de tenerlas a todas comiendo en la palma de su mano. A ella no le hacía mucha gracia pensar que ese Tom había vuelto. Le enfada imaginarse a Tom rodeado de chicas jóvenes y más guapas y fáciles que ella.
Pensaba que si eso pasaba, Tom dejaría de cuidar de su bebé, y les desatendería y... Se olvidaría de ella.
No quiso darle más vueltas al asunto, y se dedicó a fantasear con su hijo. Los ojos que tendría, cómo serían sus primeros pasos, el color de su pelo... De esa forma, pudo dormirse esbozando una sonrisa.

Tom veía la tele mientras se bebía un vaso de leche con miel. Ese remedio era una cura contra su falta de sueño las noches en las que no hacía más que darle vueltas a las cosas.
¿Cómo iba a llevarse a Denis a la entrevista de trabajo? Se pondría nervioso y todo le saldría mal. Y no conseguiría el trabajo.

Se levantó del sofá y fue a su habitación, abrió el cajón de debajo de su cama y sacó la caja en la que guardaba desde hacía varios años su guitarra eléctrica. La tenía desde sus dieciocho, desde su cumpleaños. Bill siempre le tuvo envidia, pues él nunca aprendió a tocar ni un instrumento. Él decía que esos cacharros le odiaban y él les odiaba a ellos.
Se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama, y tras ajustarla correctamente tocó un par de notas que le supieron a nostalgia. Recordó una melodía, la primera que aprendió a tocar, una especie de nana que le gustaba escuchar cuando no podía dormir. Era un secreto que ni su hermano sabía.
Comenzó a rasgar las cuerdas, cometiendo unos cuantos tropezones, hasta que volvió a cojar el tranquillo y se sintió realmente agusto tocando.
De pronto, una cabeza asomó por la puerta de su habitación.

Tom: Oh, Denis, lo siento, te he despertado... Seré idiota, no caí en que estabas dormida...

Ella omitió las multiples disculpas y se sentó a los pies de la cama, frente a Tom, esperando a que este tocara algo. Él, por el  contrario se habia quedado de piedra, rojo, cortado. Ella se inclinó con dificultad e hizo temblar una de las cuerdas, produciendose a si misma una sonrisa. Alzó la vista para asegurarse de que Tom no se había enfadado con ella por tocarla, pero su cara era de espanto, de no saber qué hacer en ese momento. Solo sabía lo que quería. Quería besarla, besarla y estrecharla entre sus brazos.
Una vez que sabía lo que quería, procuró no hacerlo.

Tom: Vamos Denis, te acompañaré a la cama de nuevo... Siento haberte despertado...

Tom apartó la guitarra y la colocó junto a la cama. Se dispuso a levantarse, pero antes de que pudiera hacerlo, Denis se dejó caer de espaldas, colocando su abeza entre las piernas de Tom, de forma que el corazón de este se detuvo en seco, sin saber si latir con normalidad, más rapido o quedarse asi para siempre. Comenzó por respirar, y procuró relajar su cuerpo para al menos, serle cómodo a Denis. Ella comenzó a juguetear con su estómago, trazando círculos alrededor de su ombligo, dibujitos que Tom miraba ensimismado.

Tom: Deberías... irte a dormir... Es muy tarde...- Intentó decir, mientras la contemplaba.

Ella sabía de sobra que era muy tarde. Pero no quería dormir. Estaba muy agusto ahí. Imaginando, pensando, disfrutando de la compañía de Tom. No quería quedarse sola, y dejarse contagiar por la tristeza, le gustaba escucharle. Él suspiró, soltando toda la tensión que la situación le provocaba, y se dejó caer en el cabecero de la cama, sin dejar de mirarla.

Tom: He estado pensando... ¿Qué te parece si mañana por la tarde, vamos a buscar una cuna para el bebé...? - Denis miró a Tom alzando la cabeza y sonrió ampliamente. Aparte de esa sonrisa, Tom, pudo ver tambien los ojos cargados hasta las trancas de ilusión. Su boca comenzó a esbozar otra similar.- Y un carrito, para no tenerlo aqui encerrado... Ya sabes, puede venir cualquier día, estaría bien estar preparados... Y ya mandaré a comprar pañales y leche de esa para bebés a Andreas... Él tendrá más cabeza para eso que yo.

Ella seguía sonriendo, sin dejar de mirarle. Él no sabía donde meterse, ni donde esconder sus mejillas rojas. Denís se dió cuenta de lo ruborizado que se encotraba Tom, y decidió dejar de mirarle para no ponerlo más nervioso. No se imaginó que Tom fuera tan facil de ruborizar. Una mano dubitativa, se agachó a acariciar el pelo de la chica, y conforme se relajaba, decidió acariciarle la mejilla, con la máxima dulzura que sus nervios le permitían. Ella agarró su mano y la estrechó contra su rostro, sintiendo el calor y devolviéndole el cariño que él le demostraba.
Cogió aire y cerró los ojos, sintiéndo por una vez, paz en su interior.

Denis: Gracias.

[b]- Pretendo dejaros un último capitulo mañana por la mañana, antes de marcharme. Espero que este os haya gustado, aunque seguramente, más de una os olíais algo... jejeje -

Un beso pequeñas, buenas noches :)[/b]

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