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domingo, 18 de noviembre de 2012

Capitulo 21



Tom: Necesito... Ne... cesito hablar contigo.
Andreas: Coño, estamos hablando Tom.
Tom: No, me refiero... En serio. De cosas serias.
Andreas: Me estás asustando, dime qué problema tienes...
Tom: Hoy he...- Se arrepentiría toda su vida de lo que iba a hacer.- ... He estado en el banco. La tarjeta de Bill está sin un duro y la mía tiene lo justo o para pagar las facturas que tengo en la mesita, o para pagar el alquiler, o para comprar una puta cuna, pañales y biberones...
Andreas: Entiendo... La cosa está mal ¿no?
Tom: Está de puta pena. Le prometí a Denis que esta tarde iríamos a comprar una cuna y esta mañana fui a sacar dinero y a pagar las facturas y me vi desplumado, traicionado, inútil, estafado, acaba...
Andreas: ¿Qué dices subnormal? Dile a Denis que si que váis a ir a comprar esa cuna. Os recojo a las seis en vuestra puerta. ¿Vale?
Tom: ¿Qué? Oye espera, no quiero que me pagues la cuna, eso es secundario, yo hablaba de la luz, el gas, el agua...
Andreas: Ya iremos luego a ese tema, pero por ahora, lo más importante y para nada secundario es una cuna. ¿Y si se pone a parir esta noche?
Tom: Otro paranóico. ¿Qué le tenéis todos a esta noche?¿Es la luna llena?¿Los astros?¿El horóscopo?¿O que?
Andreas: ¿Que?
Tom: Nada, olvídalo...- Suspiró. No iba a contarle por teléfono que Denis habia vuelto a hablar y que habia dicutido con ella dos veces, etc, etc... Demasiado problemático.- Estoy cansado. Y solo son las tres del mediodía.
Andreas: Bueno, a las seis paso a recogeros con el coche. Iremos al centro a buscar en el Friedrichstrasse.
Tom: ¿Que? Eso es carisimo, no, ahí no.
Andreas: Que pago yo memo.
Tom: Que no, que luego te lo tengo que devolver, que ahi no.
Andreas: Me vas a devolver una leche, iremos allí y punto. Te cuelgo que tengo mucho trabajo. Hasta las seis.
Tom: ¡Andreas que no!

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]

Abochornado, dejó el movil en la cama y salió dispuesto a tener una comida normal y tranquila con Denis, quien estaba sentada en la mesa, mirando fijamente el bol de patatas. Cuando Tom se acercó, y cogió el bol, se recompuso y e intento sonreirle, pero solo consiguió mostrar una fea mueca.

Tom: Se han enfriado... Voy a calentarlas al microondas... Y ya de paso, traigo kepchut y algo de pan. A palo seco no se comen unas patatas fritas, señorita cocinera.- Sonrió levemente y se llevó el bol a la cocina, para meterlo en microondas y sacar mientras del frigorifico lo necesario.- Al final si vamos a ir a comprar la cuna... A las seis nos recoge Andreas.

En el salón, Denis comenzó a esbozar una enorme sonrisa, mientras que en su pecho, el corazón se desbocaba. Instintivamente se llevó las manos al vientre, queriendo estrujarlo como si estuviera abrazando a un peluche, llena de dicha. Intento disimular su alegría cuando Tom reapareció colocandolo todo sobre la mesa.

Tom: ¿No dices nada?
Denis: ¿Que quieres que diga?
Tom: Algo como... "¡Oh Tom, gracias, gracias por cancelar tus planes y pensar primero en mi, oh adorado Tom, te haré un altar, no se qué haría sin ti...!" - Canturreó imitando la voz de una chica. Denis se echó a reir pero le respondió lanzándole una patata a la cara.
Denis: Solo te daré las gracias, pero no te haré ningún altar.
Tom: Me vale.- Ambos se sonrieron y antes de que la situación se alargara más de la cuenta, comenzaron a comer.
Denis: ¿Cuando tienes la prueba de la guitarra?
Tom: Mañana por la tarde... ¿Te importa que te lleve? Gustav y Andreas hicieron planes y eso...
Denis: No, claro que no me importa. Me gusta oirte tocar. Lo haces muy bien. ¿Qué vas a tocar?
Tom: No lo he pensado... Quizás haga algo de Carlos Santana o Jimmy Hendrix.
Denis: No se quienes son, pero seguro que lo haces bien.
Tom: ¿No sabes quienes son?¿Se puede saber qué musica escuchas?
Denis: La verdad... solo escucho la radio... No se, no tengo una cultura musical muy buena, lo admito.
Tom: Pues eso se acabó. Cuando tengas que estar aqui cuidando del bebé te voy a poner la pila de CDs entera que tengo en mi habitación y te voy a empapar de buena música. Por favor... Qué niños, estos de hoy en día.- Otra patata voló a la cara de Tom, haciéndoles reir a los dos.
Denis: Deja de meterte conmigo... Y practica. Si no consigues ese trabajo, tendrás que ser cuidador de monos en el zoo.
Tom: Ni de broma. Me cogeran tranquila, soy tremendo con la guitarra. Y con más cosas.

Sonrió alzando las cejas sinuosamente. De nuevo ambos estallaron en carcajadas, un sonido tremendamente extraño en esa casa.

...

Tom: Qué calor hace.- Comentó quitándose la sudadera.
Andreas: Es que eres tonto. Creo que eres la unica persona del país que va con sudadera a las seis de la tarde en pleno julio.
Tom: Oh, cállate y pon el aire.
Andreas: Anda ya, si ya estamos llegando.
Tom: ¿Al final aqui? Estás loco.
Andreas: Vamos, será un regalo para Denis, para celebrar su maternidad. ¿A que tu si lo aceptas, eh? Los regalos no se rechazan maleducado.

Mirando por el retrovisor pudo ver la sonrisa burlona de Denis y eso le bastó. Tom simplemente puso los ojos en blanco y miró a través del cristal tintado.
Denis no había dicho ni mu desde que salieron de casa. Tom pensó que quizás delante de Andreas no iba a hablar, para mantener el misterio o lo que a ella le provocara la situación.
Al llegar al cetro comercial, y más tarde a la planta de niños, a Tom se le hizo un nudo en el estómago. Por doquier, habia parejas con carritos, padres, embarazadas, y niños correteando por todas partes. Respiró hondo y decidió dejar la elección toda y completamente a Denis.

Andreas: Tu me dirás Denis.

La invitó a pasar delante suya. Y esta, que de no ser por su embarazo habría echado a correr por los pasillos loca de alegría como los demás niños, se mordió el labio inferior de continencia, mirando con los ojos muy abiertos la inmensa sala, llena de colores, rosas, azules, verdes, mariposas, flores, trenes... No sabía por donde empezar a mirar.

Andreas: Veamos, necesitáis una cuna... Como mínimo. Veamos... ¿dónde estarán las cunas...? Ah, allí, creo que es allí, vamos Denis, ¡venga venga...!

Andreas y Denis cogieron carrerilla y se alejaron poco a poco de la entrada, mirandolo todo cada dos pasos. Tom ni siquiera se atrevía a adentrarse, estaba bastante asustado. ¿Dónde iba a meter todos esos trastos?¿cuánto costaría cada juguetito de esos?¿cuantos pañales gastaba un bebé al día?

Andreas: Tom, ¿no vienes?
Tom: Emm... No, creo que no, yo estaré por aqui... Mirando cosillas... Id vosotros.
Andreas: Como quieras.

Antes de que ambos le dieran la espalda a Tom, Denis dedicó una mirada de interrogación a Tom, el cual miraba al suelo abatido. Ojalá fuese él quien tuviera la pasta, las ansias de comprar y la suerte de no tragarse el marrón de ser padre. Se estaba arrepintiendo de todo.

Le entró el pánico. No podía echarse atrás. Lo había prometido. Prometió cuidar de Denis y del bebé, pasara lo que pasara. ¿Y si todo iba mal?¿Y si no le daban el trabajo?¿Y si Denis se iba por no poder cuidarles?¿Y si no podía pagar el piso?¿Dónde vivirían?¿Le quitarían al bebe?
La respiración de Tom se hubiera acelerado en demasía si no hubiera dejado de respirar en el momento en el que empezó a divagar. Se estaba mareando y eso no era buena señal.
Sin pensarselo dos veces, se dió la vuelta y bajó hasta salir a la calle, e ir a la cafetería más cercana. Cuando fue a coger mesa, recordó que no llevaba nada encima. Pasó de la cafetería y simplemente se sentó en un banco, respirando profundamente.
"Cálmate, tranquilo, para. No anticipes acontecimientos. Ya has tenido esta discusión antes y siempre es la misma salida. No hay más vuelta de hoja. Lo siento."

martes, 13 de noviembre de 2012

Capitulo 20


Denis: ¿A dónde vas?
Tom: Al banco.- Respondió dándole la espalda. Procuró relajarse y queriendo aparentar calma, se giró para mirarla.- A sacar dinero...- Intentó sonreir. Le hacía gracia cómo le quedaba a Denís sus camisetas a modo de pijama.- Si no, ¿Con qué dinero vamos a comprar la cuna?
Denis: Vale... Denís respondió a su pregunta con una tímida sonrisa.- No tardes.

Y retomó su camino a la habitación. Con cuidado se sentó en la cama y de fondo, oyó como se cerraba la puerta de la calle.
Le iba a costar más de la cuenta el controlar sus nervios. Llevaba un tiempo fijándose en cómo Tom le sonreía y la trataba, y muy lejos de disgustarle, se lo agradecía desde lo más profundo de su corazón. Pero por otro lado le preocupaba. Nunca se le dió bien corresponder a las necesidades de los demás, al contrario que Tom, que desde aquel innombrable día siembre ha sabido, con solo mirarla, lo que necesitaba en cada momento. Pero lo que él necesitaba ahora mismo era un respiro. Pero en su estado, y viendo la que se avecinaba, daba por hecho de que Tom no iba a tener ni un segundo para si mismo. ¿Qué podría hacer para ayudarlo?

...

Desde hacía diez minutos, Tom no dejaba de mirar su tarjeta de crédito. Y la de su hermano. Las dos eran idénticas, excepto por el número en relieve que diferenciaba sus cuentas bancarias. Y excepto por que una estaba completamente vacía y en la otra apenas había para llegar a fin de mes.
Descargando su rabia en ella, partió en dos la tarjeta de su hermano.

Tom: ¿Porqué coño tiraste asi nuestro dinero...?

Murmuró para si mismo lanzándola al césped y guardándose la otra en la cartera.
Sacó un cigarrillo de detrás de su oreja y lo encendió. Aspiró profundamente y apoyando la cabeza en el respaldo del banco expulsó el humo hacia arriba, intentando embobarse con las formas de las nubes. Como si eso fuera a arreglar la situación.
La cunita y la trona tendrían que esperar... Pero quizás el bebé no lo hiciera.
Si por él fuera, se hubiera tirado delante de un trailer hace mucho tiempo. Y por suerte o por desgracia, ahora mismo no pasaba ninguno por allí.

Se terminó su cigarrillo, pensando en qué excusa ponerle a Denis para no ir a comprar, sin darle a entender que estaban faltos de dinero. Y sin desembocar tampoco en una discusión. Ahora que ella hablaba le resultaba más dificil decirle estas cosas, sabiendo que por su carácter ella iba a responder antes de que él alegara algo en su defensa.
¿Habría llegado el momento de pedirle un préstamo a Andreas o a Gustav? Su orgullo le decía que no, pero la situación le presionaba a hacerlo.

Al volver a casa, se alegró de escuchar la radio antes que el típico silencio fúnebre. Lo que quizás no le hizo tanta gracia fue oir además la campana del aire encendida, y por lo tanto el gas, fuego y sartenes...
Se avalanzó sobre la puerta de la cocina, para encontrar a Denis removiendo unas patatas fritas en la sartén.

Tom: ¿Pero tu estás loca?¿Se puede saber qué haces? - Sobresaltada, soltó la paleta de forma que casi se le cae al suelo, de no ser por que su barrigón lo impidió, aunque se manchó la camiseta.- Suelta eso, aparta, te vas a salpicar de aceite hirviendo.
Denis: ¿Pero que dices?- Él le arrebato la paleta y la aparto colocándose él en su sitio.- ¿Se puede saber qué te pasa?
Tom: No, qué te pasa a ti. Estás embarazada, deberías estar recostada, sentada, viendo la tele, comiendo galletas, pero no aqui. ¡Y más sola, y con el gas encendido y el aceite hirviendo! ¿Y si hubiera explotado algo?¿O se te hubiera caido el aceite encima de la barriga? Por que es el primer sitio al que...
Denis: Tom. Callate. Paranoico. ¿qué me va a explotar nada? Se cocinar mejor que tu, y una barriga no es impedimento para cocinar, no se si te has dado cuenta pero llevo frito un bol entero de patatas y esas son las últimas. ¡Y mirame estoy entera! - Tom miraba a las patatas, intentando calmarse. Quizás hubiera exagerado un poco.- Además, tenía hambre... Son casi las tres del medio día has estado fuera dos horas...
Tom: Tienes razón... Lo siento, seré idiota...
Denis: ¿Por que has tardado tanto...? - Rápido, excusa.
Tom: ... Había mucha gente en el banco, como locos. Y luego me he pasado por casa de Gustav, a ver a Domo.
Denis: Pero si lo vas a sacar a pasear esta tarde, ¿para qué querías verle bobo...?
Tom: Pues... Por que... Lo de esta tarde no va a poder ser... Me... ha surgido algo... - La sonrisa de Denis se estrelló contra el suelo  al oir eso.
Denis: ¿Como?¿El qué te ha surgido?¿Qué es más importante que ir a comprar una cuna para el bebé?
Tom: Pues... He... Quedado con...
Denis: Tom, que lo que tengo aqui dentro no es confeti, que es un bebé y necesita cosas básicas. Una cuna, una trona, biberones, pañales, leche en polvo... Vamos, lo típico ¿Sabes?
Tom: No te pongas asi, yo no tengo la culpa de un imprevisto como este...- Respondió sacando esas últimas patatas de la sartén.
Denis: No, la tengo yo. Pues reza para que no me ponga a parir esta noche.
Tom: ¿Qué dices loca?¿Y a mi me llamas paranoico?
Denis: ¿Me has llamado loca? Há.
Tom: A ver, tranquilita que ya iremos a comprar las cosas otro día ¿Vale? No te vas a poner de parte esta noche, ni mañana ni pasado, ni aunque te tires en plancha contra el suelo, asi que, come.- Le ofreció el bol de patatas.- Y deja de quejarte de una puta vez. - Se limpió las manos en un trapo y lo lanzó contra la encimera, apagando el fuego, la campana y retirando el aceite de la hornilla.
Denis: Tu... ¿Tu no cenas?
Tom: No, se me a quitado el hambre, mira tú por donde.- Gruñó disponiéndose a desaparecer.
Denis: Pero... Las he hecho para los dos...

Tom se detuvo bajo el marco de la puerta y miró por encima del hombro fugazmente. Respiró hondo y se frotó los ojos, queriendo tranquilizarse.

Tom: Ve comiendo tú, que yo... voy tengo que hacer una llamada.

Definitivamente, salió de la cocina y se dirigió a su habitación, donde tras cerrar, se dejó caer de bruces en la cama. No aguantaría mucho esas discusiones. No llevaba tres días hablando y yan habían discutido dos veces. De pronto comenzó a pensar que quizás eso haría que su obsesión por ella disminuyera.
Se dió la vuelta y sacó el teléfono de su bolsillo, buscando el número de Gustav.

[b]Conversación telefónica[/b]

Gustav: ¿Si?
Tom: Gus, hola soy yo, Tom...
Gustav: ¡Tom, hola! Qué alegria oirte...
Tom: Verás yo, n...
Gustav: Oye, ahora mismo me pillas ocupado, estoy fregando los platos y voy a repasar las juntas del fregadero con silicona de esa rara luego... ¿Te llamo dentro de un par de horas, ok?
Tom: Esta... Bien, vale...
Gustav: ¿Ocurre algo?
Tom: ¿Qué? No, nada, tranquilo, no me corre prisa. Hasta luego.
Gustav: De acuerdo, adiós.

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]

No podía esperar dos horas.

[b]Conversación telefónica[/b]

Andreas: Dime Tom.
Tom: ¡Hola...! Andreas. ¿Qué tal estás?
Andreas: ¿Que qué tal estoy? Em... Bien, supongo, ¿a que viene eso?
Tom: ¿Cómo que a qué viene eso?
Andreas: Nunca me preguntas que qué tal estoy. Es demasiado diplomático y protocolario para ti.
Tom: Te tengo dicho que no me uses palabras raras.
Andreas: Ve al grano anda... ¿qué sucede...?¿Está bien Denis?
Tom: Si, si, Denis está... De lujo, vamos, estupenda.
Andreas: ¿Entonces es por tí?¿Qué te pasa?
Tom: Necesito... Ne... cesito hablar contigo.
Andreas: Coño, estamos hablando Tom.
Tom: No, me refiero... En serio. De cosas serias.
Andreas: Me estás asustando, dime qué problema tienes...
Tom: Hoy he...- Se arrepentiría toda su vida de lo que iba a hacer.- ... He estado en el banco. La tarjeta de Bill está sin un duro y la mía tiene lo justo o para pagar las facturas que tengo en la mesita, o para pagar el alquiler, o para comprar una puta cuna, pañales y biberones...
Andreas: Entiendo... La cosa está mal ¿no?
Tom: Está de puta pena. Le prometí a Denis que esta tarde iríamos a comprar una cuna y esta mañana fui a sacar dinero y a pagar las facturas y me vi desplumado, traicionado, inútil, estafado, acaba...
Andreas: ¿Qué dices subnormal? Dile a Denis que si que váis a ir a comprar esa cuna. Os recojo a las seis en vuestra puerta. ¿Vale?
Tom: ¿Qué? Oye espera, no quiero que me pagues la cuna, eso es secundario, yo hablaba de la luz, el gas, el agua...
Andreas: Ya iremos luego a ese tema, pero por ahora, lo más importante y para nada secundario es una cuna. ¿Y si se pone a parir esta noche?
Tom: Otro paranóico. ¿Qué le tenéis todos a esta noche?¿Es la luna llena?¿Los astros?¿El horóscopo?¿O que?






miércoles, 7 de noviembre de 2012

Capitulo 19



"[i]Ha hablado. Me ha hablado. ¡Dios mio por fin me ha hablado![/i]"
Quiso estallar en carcajadas pero se las guardó para si mismo y decidió meterse en la cama, cruzando los brazos bajo su nuca, y notando como se le deshacían todos los nudos que se habían formado en su pecho a lo largo de esos siete meses.
Quizás, lo que le hizo más feliz de aquella pequeña velada, era la idea de que, Denis, le había reconocido como padrastro del bebé y que... No se había asustado de ello lo más mínimo.
Esa noche apenas durmió, sumido en la felicidad y el nerviosismo de los últimos acontecimientos. En cuanto sintió los primeros rayos de sol se levantó y fue a darse una ducha, para prepararse ante el maravilloso dia que le esperaba.
Se pasó la mañana sentado en salón, ojeando revistas y dándole sorbos a su café, hasta que se le enfrió y se concentró en buscar una bonita guitarra acústica, barata y a ser posible de segunda mano.

Denis: ¿Desde cuando estás despierto?

La voz de la chica, a pesar ser lo más dulce que podía haber escuchado esa mañana, le sobresaltó de sobremanera, cosa que intentó disimular con una nerviosa sonrisa.

Tom: Desde las seis... O las siete no lo se, no podía dormir...- Sorprendida, miró el reloj del salón. Ya casi era la una del mediodía.
Denis: Ya veo... ¿Has desayunado ya?
Tom: Si, claro...- Si a un café frío se le podía llamar desayuno.- ... Si te esperas cinco minutos preparo el tuyo... Ven siéntate ..- Se levantó y le cedió su sitio, recogiendo las revistas en un montón.- ¿Quieres cereales, unas tostadas...? Aunque es tarde, quizás no... No, si, si tienes que comer. Vales por dos, claro que tienes que comer.- Se levantó con nerviosismo, apilando las revistas.
Denis: Ya me lo preparo yo, no te preocupes.
Tom: ¿Que? No, no venga, siéntate, te lo hago yo.
Denis: Tom no seas incordio, he dicho que ya me lo preparo yo.

La chica salió del salón, dejando a Tom con la palabra en la boca. Volvió a sentarse aun sin creerse que la propia Denis le había ordenado no hacerle el desayuno. Por un lado le alegró, era autosuficiente, estaba bien... Por otra parte... ¿Significaba eso que ya no tendría que ayudarla?¿Dejaba de ser útil?
La sonrisa que la aparición de Denis le había provocado se fue desvaneciendo, y con desgana, abrió de nuevo la revista, buscando. Todas pasaban de los setenta euros y eso era demasiado dinero para  él. Tendría que esperar a recibir su primer sueldo... Si es que conseguía el empleo.

Denis: ¿Sigue en pie lo de ir a mirar la cuna...? Tom.
Tom: ¿Si? Perdona estaba mirando... unas cosas.- Cerró la revista e hizo hueco en la mesa para que Denis pusiera su taza.
Denis: Si vamos a ir mirar la cuna y eso...
Tom: Ah... Pues... Si, claro.- Afirmó sin estar seguro de sus promesas.- Si te parece bien, salimos sobre las seis... Y luego recogemos a Domo para sacarlo a pasear.

Denis respondió con una sonrisa de afirmación y dió un sorbo a su taza. Tom la contemplaba, como hacía a menudo, pero en esa ocasión, los ojos de Denis se levantaron para clavarse en los suyos y de ese modo, ruborizarlo a más no poder. Cuando vió que iba a separar sus labios de la taza, se levantó.

Tom: Voy a... Mirar el correo.

Nervioso, hizo una pila con las revistas y las llevó hasta el revistero. Acto seguido cogió las llaves y salió al rellano, para bajar hasta los buzones. Casi lo pilla infraganti. Ya no podía mirarla sin esperar una reacción a cambio. No podía deleitarse con su sonrisa sin que ello diera lugar a una situación incómoda.

Tom: Bueno, se acabó lo que se daba...

Murmuró para si mismo, prometiéndose que a partir de entonces dejaría de tratarla como una obra de arte.
Abrió el buzón y sacó varias cartas que le daban miedo mirar.
El banco, el banco, publicidad, factura, factura, más publicidad... Hoy en día ya nadie recibe cartas de personas de carne y hueso.
Mientras subía por las escaleras, con paso lento, se dedicó a abrir las cartas del banco. Por suerte, eran solamente propaganda de nuevos tipos de cuentas, créditos e inversiones. Las tiró, junto a la publicidad. Ralentizando su paso y con más temor aún, abrió las últimas cartas, que contenían mensajes como "...72€ de gasto en consumo de agua...", "...55€ de gas natural..." y "...102€ en consumo energético..." Su gozo en un pozo.
Todo eso sumaba casi los 250€. Los cuales, le parecían una barbaridad. Y una guitarra menos. Y quizás, una cuna y un carrito imposibles.
Cuando quiso apartar la mirada de las cartas, ya estaba abriendo la puerta. No sabía donde meterse, en cuanto Denis le sonrió, mientras esta llevaba sus cosas a la cocina.
No quería preocuparla  asi que guardó las cartas en el cajón del mueble de la entrada y con una poco practicada sonrisa, entró a la cocina.

Tom: Dejame que lave los platos...
Denis: Puedo hacerlo yo. Solo estoy embarazada, no me he vuelto parapléjica.
Tom: Ya, pero estarás más cómoda sentada en el sofá, viendo la tele.
Denis: Y tu también, asi que déjame ya, hombre.
Tom: ¿Qué hacías cuando era yo el que lavaba los platos, barria la casa, hacia la comida y las habitaciones?¿Cómo te aguantabas para no rechistarme?
Denis: No lo se.
Tom: Pues recuérdalo y hazlo, asi podré seguir siendo alguien en esta casa.
Denis: No seas melodramático, ¿cómo que seguir siendo alguien?¿A que coño viene eso?
Tom: Nada, da igual, déjalo.

No recordaba ya lo irritante que era Denis. Tras dos segundos más de observarla furioso, se dió la vuelta y salió de la cocina, para irse a hacer las camas. Se suponía que iba a ser un maravilloso día, no un episodio de disputas matrimoniales sin matrimonio. Ya se había olvidado de lo mal que se llevaban él y Denis cuando ella era todavía una ocupa en su casa. Había prometido cuidarla, e iba a cumplir su promesa; lo único que pedía era que ella no se lo pusiera demasiado difícil. Un bebé ya lo complicaba todo bastante.

Mientras en la cocina, Denís mordía se mordía las uñas con exasperación. ¿Acaso Tom no debía alegrarse ahora que ella estaba dispuesta a avanzar? Recogió la cocina y se fue a su habitación. Coincidió que en ese momento salía Tom del suyo, poniéndose la sudadera y abrochándosela. Quiso evitar su mirada, pero el oir las llaves le hizo cambiar de idea.

Denis: ¿A dónde vas?
Tom: Al banco.- Respondió dándole la espalda. Procuró relajarse y queriendo aparentar calma, se giró para mirarla.- A sacar dinero...- Intentó sonreir. Le hacía gracia cómo le quedaba a Denís sus camisetas a modo de pijama.- Si no, ¿Con qué dinero vamos a comprar la cuna?
Denis: Vale...- Denís respondió a su pregunta con una tímida sonrisa.- No tardes.
Y retomó su camino a la habitación. Con cuidado se sentó en la cama y de fondo, oyó como se cerraba la puerta de la calle.

Le iba a costar más de la cuenta el controlar sus nervios. Llevaba un tiempo fijándose en cómo Tom le sonreía y la trataba, y muy lejos de disgustarle, se lo agradecía desde lo más profundo de su corazón. Pero por otro lado de preocupaba.

lunes, 29 de octubre de 2012

Capitulo 18



Una mano dubitativa, se agachó a acariciar el pelo de la chica, y conforme se relajaba, decidió acariciarle la mejilla, con la máxima dulzura que sus nervios le permitían. Ella agarró su mano y la estrechó contra su rostro, sintiendo el calor y devolviéndole el cariño que él le demostraba.
Cogió aire y cerró los ojos, sintiéndose por una vez, en paz consigo misma.

Denis: Gracias.
Tom: ¿Por qué?

Tras lanzar esa pregunta con la mayor naturalidad posible, pues no quería estropear ese acontecimiento con su euforia e impresión, notó que su corazón comenzaba a latir a toda pastilla.
Ya casi se había olvidado de su voz. Era tan suave, dulce, le supo a puro caramelo, música en sus oidos... Le faltó segundos, para echarse a llorar de pura felicidad.

Denis: Por nada en concreto... Simplemente, gracias.- Música de nuevo, música lenta, serena...
Tom: No hay de qué... supongo.

Durante unos minutos, volvió el silencio, pero fue el silencio más feliz que él podía recordar. Denis aún no había soltado su mano, acariciaba el envés de su mano con el pulgar, relajandolo poco a poco, mientras que él seguía entrelazando con sus dedos el pelo que se escapaba sobre sus piernas. Con la otra mano, Denis, no dejaba de acariciarse la tripa, mirandola ensimismada, produciendo en Tom tal ternura que hubiera dado su vida por poder vivir ese momento eternamente.

Tom: ¿Cómo te encuentras Denis? - Llevaba meses queriéndo preguntarselo.
Denis: Ahora mismo... Me siento bien... Me siento muy bien. Y creo que él, también.- Dijo, refiriendose a su bebé.- ¿Y tú?¿Cómo estás tú, Tom?- Quiso suspirar. Si ella supiera.
Tom: Ahora mismo estoy muy bien...- Sonrió para si mismo. Ella también lo hizo.- ... Te echaba de menos.- Confesó, temiendo asustarla y silenciarla de nuevo.
Denis: Ya... Yo tambien me echaba en falta.

Pasaron varios minutos, en un delicioso silencio de nuevo. El estómago de Tom había dejado de chisporrotear desde hacia un rato, acostumbrandose a esa nueva sensación de ser respondido.
Sacándolo de su tranquilidad, Denis se irguió, separandose de él. Se puso de rodillas con mucha dificultad, a lo que Tom respondió agarrándola por los brazos y ayudandola a acercarse a él.

Denis: Se está moviendo.

Murmura, tocandose la tripa, como si fuera una bola de cristal. Tom posó lentamente las manos sobre ella, y notó como algo se revolvía ahí dentro. Ambos sonrieron y cuando dejaron de notar actividad Tom apartó las manos, aunque Denis, seguía con el radar encendido.

Denis: ¿Quieres acercarte?
Tom: ¿Qué? - Preguntó perplejo.
Denis: Acerca el oido...

Cogió la cabeza de Tom por las mejillas y suavemente la colocó en su estómago, apartándole las rastas para poder ver su reacción. Él se había quedado de piedra, le sudaban las manos y el corazón le latía a más no poder.
Notaba el su sien un pequeño gorgogeo, como una radio que no sintoniza bien. Poco a poco, ese ruido, pasó a ser algo más rítmico, suave, más como un bombeo, que se iba volviendo cada vez más nitido.

Denis: ¿Lo oyes...?
Tom: Si... Si, ya lo creo...- Se rió. De pronto, notó una pequeña presión en su mejilla cosa que lo hizo separarse un poco.- ¡Me ha pegado! - Exclamó alzando la mirada, buscando la de Denis, cuyos ojos se reían de él.
Denis: Te está saludando, dile algo.- Tom separó el oido del vientre de Denis y, sintiendose ridículo a más no poder comenzó a hablarle.
Tom: Hey... Ve despidiéndote de todos ahí adentro... Ya va siendo hora de que salgas...
Denis: Cierto, te estamos esperando con muchas ganas aqui afuera...- La melosa voz de Denis se unió al monólogo de Tom, provocando una sonrisa en ambos.
Tom: Si... Con muchísimas ganas...

Aseguró, dando por finalizada la conversación. Se irguió y se frotó las mejillas, queriendo bajarles la temperatura.
Alzó la vista, para toparse con la de Denis, la cual lo miraba con una ligera sonrisa. Él no sabía donde meterse.

Denis: Toca algo.

Pidió acomodándose de nuevo junto a Tom. Él, como un autómata, cogió la guitarra de nuevo, y se la colocó procurando no molestar a Denis. Estaba nervioso. Y eso que estaba en su habitación, no quería ni imaginarse en la entrevista.
Cogió aire y procuró relajarse, siendo observado por Denis, la cual esperaba a que empezara a tocar.
http://www.youtube.com/watch?v=xmeEd3ZKZPA&feature=related
Cuando hubo terminado, corrió rapidamente a morderse el labio, de puro nerviosismo. "[i]Relajate, te ha salido de lujo[/i]" Pensó para si mismo. Aún asi, Denis no decía nada.

Denis: Lo estás haciendo de maravilla...
Tom: Y eso que apenas la he practicado.- Reconoció torpemente, aún seguía nervioso.
Denis: No me refiero a eso bobo... Me refiero a...- Suspiró.- No tienes porqué torturarte tanto...- Entendió a lo que se refería y soltó la guitarra a los pies de su cama. Rapidamente pasó a mirarse las manos, nervioso, seguían sudándole.-  Eres una gran persona Tom... Lamento no haberme dado cuenta antes.

Ahora si que quería que la tierra le tragara.  Ella se desacomodó y se colocó de rodillas frente a él. Le obligó a mirarla, levantándole la barbilla.
¿Qué es lo que tenía que decir él en ese momento?¿Darle las gracias por los cumplidos?

Tom: Supongo que... He mejorado algo...
Denis: Ya lo creo que si...- Sonrió timidamente y miró de reojo el reloj. Casi daban las una y media de la madrugada.- Serás un gran padre... Buenas noches.

Denís se acercó a Tom, y le propinó un beso en la mejilla, dejándolo sin palabras, sin aliento y sin pulso. Sonrió una última ver y sin esperar ninguna respuesta, se dió la vuelta y salió de la cama, para más tarde abrir la puerta y salir de la habitación.

Denis: Por cierto...- Se asomó una última vez, llamando la antención de Tom.- ... Eres un mago de la guitarra...- Sonrió.

Él sonrió automáticamente, y se despidió de ella con un simple "Gracias" que le supo a poco.
Tom seguía alli sentado, mirando al infinito. ¿Habría sido un sueño? No, era imposible, no recordaba haberse dormido en ningun momento... Sonrió para si mismo.
"[i]Ha hablado. Me ha hablado. ¡Dios mio por fin me ha hablado![/i]"
Quiso estallar en carcajadas pero se las guardó para si mismo y decidió meterse en la cama, cruzando los brazos bajo su nuca, y notando como se le deshacían todos los nudos que se habían formado en su pecho a lo largo de esos siete meses.
Quizás, lo que le hizo más feliz de aquella pequeña velada, era la idea de que, Denis, le había reconocido como padre del bebé y que... No se había asustado de ello lo más mínimo.

Capitulo 17



Con aún más entusiasmo que antes, cogió el plato y lo llevó al salón, apareciendo como esas chicas que dan muestras de comida en los supermercados. Tom la contempló confuso. No sabía si devolverle la sonrisa, enfadarse con ella por poner la mesa, agachar la cabeza avergonzado por su comportamiento... Finalmente no hizo nada. Tan solo mirarla. Estaba sonriendo. Y mucho. Eso le dejaba de piedra, pero en el fondo de su estomago explotaban fuegos artificiales.

Gustav: En fin... Desayunemos.- Gustav tomó asiento y Denis apartó su silla para hacer sitio a su niño. Tom tardó en reaccionar pero tambien se sentó y comenzó a hacerse el café, como Gustav.-  Y bueno, ¿Qué tal la entrevista? - Era lo último de lo qu quería hablar Tom.
Tom: Bien... El lunes haré unas pruebas con la guitarra y eso... Tengo que prepararme algo.
Gustav: Versiona canciones, es lo mejor que puedes hacer.
Tom: ¿Te podrías quedar con ella mientras hago las pruebas? - Gustav miró furtivamente a Denis la cual miraba tristemente el mantel, tas oir que otra vez molestaba.
Gustav: La verdad es que... No, el lunes por la noche... He quedado con Andreas para irnos a tomar unas copas con unas chicas que me quiere presentar... Pensaba invitarte, pero si ya tienes esto... - El silencio  reinó por unos minutos sobre la mesa.- ¿Por qué no te llevas a Denis contigo? Si quieres, vuelvo a dejarte el coche, con el de Andreas nos apañaremos.
Tom: ¿Cómo voy a llevarmela? Aquello no es una guardería ni tienen una sala de espera...
Gustav: Pues la metes dentro contigo. No creo que moleste, no dirá ni mu, ¿Verdad que no Denis? - Se rió de su propio chiste, y a Denis tambien le hizo gracia, pues sonrió para sus adentros.- O puedes dejarla aqui en casa, con la cena hecha.
Tom: No, mejor la llevaré conmigo... Me niego a dejarla aqui sola.

Tras remover su café y dandose cuenta de lo que había decidido, bebió mientras miraba de reojo a Denis. De no ser por que le daba vergüenza que Denis le viera tocando, no habría dudado en llevarsela.

...

Tom: ¿Dormiste bien en casa de Gustav? - Era lo único que se le había pasado por la cabeza para preguntarle a lo largo de toda la cena.- Siento haberte dejado sin previo aviso pero... Terminé muy tarde.

Mintió. Denís sabía de sobra que había mentido, pero no le dió mucha importancia. Al menos, no hasta que se metió en la cama y pudo quedarse a solas.
Recordó lo que dijo Tom de que la dueña era una antigua amiga suya. ¿Y si había salido con ella aquella noche? Recordó los días en los que Tom fardaba de tenerlas a todas comiendo en la palma de su mano. A ella no le hacía mucha gracia pensar que ese Tom había vuelto. Le enfada imaginarse a Tom rodeado de chicas jóvenes y más guapas y fáciles que ella.
Pensaba que si eso pasaba, Tom dejaría de cuidar de su bebé, y les desatendería y... Se olvidaría de ella.
No quiso darle más vueltas al asunto, y se dedicó a fantasear con su hijo. Los ojos que tendría, cómo serían sus primeros pasos, el color de su pelo... De esa forma, pudo dormirse esbozando una sonrisa.

Tom veía la tele mientras se bebía un vaso de leche con miel. Ese remedio era una cura contra su falta de sueño las noches en las que no hacía más que darle vueltas a las cosas.
¿Cómo iba a llevarse a Denis a la entrevista de trabajo? Se pondría nervioso y todo le saldría mal. Y no conseguiría el trabajo.

Se levantó del sofá y fue a su habitación, abrió el cajón de debajo de su cama y sacó la caja en la que guardaba desde hacía varios años su guitarra eléctrica. La tenía desde sus dieciocho, desde su cumpleaños. Bill siempre le tuvo envidia, pues él nunca aprendió a tocar ni un instrumento. Él decía que esos cacharros le odiaban y él les odiaba a ellos.
Se sentó con las piernas cruzadas sobre la cama, y tras ajustarla correctamente tocó un par de notas que le supieron a nostalgia. Recordó una melodía, la primera que aprendió a tocar, una especie de nana que le gustaba escuchar cuando no podía dormir. Era un secreto que ni su hermano sabía.
Comenzó a rasgar las cuerdas, cometiendo unos cuantos tropezones, hasta que volvió a cojar el tranquillo y se sintió realmente agusto tocando.
De pronto, una cabeza asomó por la puerta de su habitación.

Tom: Oh, Denis, lo siento, te he despertado... Seré idiota, no caí en que estabas dormida...

Ella omitió las multiples disculpas y se sentó a los pies de la cama, frente a Tom, esperando a que este tocara algo. Él, por el  contrario se habia quedado de piedra, rojo, cortado. Ella se inclinó con dificultad e hizo temblar una de las cuerdas, produciendose a si misma una sonrisa. Alzó la vista para asegurarse de que Tom no se había enfadado con ella por tocarla, pero su cara era de espanto, de no saber qué hacer en ese momento. Solo sabía lo que quería. Quería besarla, besarla y estrecharla entre sus brazos.
Una vez que sabía lo que quería, procuró no hacerlo.

Tom: Vamos Denis, te acompañaré a la cama de nuevo... Siento haberte despertado...

Tom apartó la guitarra y la colocó junto a la cama. Se dispuso a levantarse, pero antes de que pudiera hacerlo, Denis se dejó caer de espaldas, colocando su abeza entre las piernas de Tom, de forma que el corazón de este se detuvo en seco, sin saber si latir con normalidad, más rapido o quedarse asi para siempre. Comenzó por respirar, y procuró relajar su cuerpo para al menos, serle cómodo a Denis. Ella comenzó a juguetear con su estómago, trazando círculos alrededor de su ombligo, dibujitos que Tom miraba ensimismado.

Tom: Deberías... irte a dormir... Es muy tarde...- Intentó decir, mientras la contemplaba.

Ella sabía de sobra que era muy tarde. Pero no quería dormir. Estaba muy agusto ahí. Imaginando, pensando, disfrutando de la compañía de Tom. No quería quedarse sola, y dejarse contagiar por la tristeza, le gustaba escucharle. Él suspiró, soltando toda la tensión que la situación le provocaba, y se dejó caer en el cabecero de la cama, sin dejar de mirarla.

Tom: He estado pensando... ¿Qué te parece si mañana por la tarde, vamos a buscar una cuna para el bebé...? - Denis miró a Tom alzando la cabeza y sonrió ampliamente. Aparte de esa sonrisa, Tom, pudo ver tambien los ojos cargados hasta las trancas de ilusión. Su boca comenzó a esbozar otra similar.- Y un carrito, para no tenerlo aqui encerrado... Ya sabes, puede venir cualquier día, estaría bien estar preparados... Y ya mandaré a comprar pañales y leche de esa para bebés a Andreas... Él tendrá más cabeza para eso que yo.

Ella seguía sonriendo, sin dejar de mirarle. Él no sabía donde meterse, ni donde esconder sus mejillas rojas. Denís se dió cuenta de lo ruborizado que se encotraba Tom, y decidió dejar de mirarle para no ponerlo más nervioso. No se imaginó que Tom fuera tan facil de ruborizar. Una mano dubitativa, se agachó a acariciar el pelo de la chica, y conforme se relajaba, decidió acariciarle la mejilla, con la máxima dulzura que sus nervios le permitían. Ella agarró su mano y la estrechó contra su rostro, sintiendo el calor y devolviéndole el cariño que él le demostraba.
Cogió aire y cerró los ojos, sintiéndo por una vez, paz en su interior.

Denis: Gracias.

[b]- Pretendo dejaros un último capitulo mañana por la mañana, antes de marcharme. Espero que este os haya gustado, aunque seguramente, más de una os olíais algo... jejeje -

Un beso pequeñas, buenas noches :)[/b]

Capitulo 16



Gustav: ¿No te dieron el trabajo?
Tom: El trabajo prácticamente me lo dieron, es... Es otra cosa.
Gustav: No te entiendo Tom...
Tom: Ya te lo explicaré mañana... Ahora... Me voy a dormir.
Gustav: Como quieras... Buenas noches.

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]

Tom desconectó el telefono y volvió a tirarse al sofá, intentando no comparar sus maravillosos recuerdos con la deprimente actualidad. Pero no pudo evitarlo, le era imposible no llegar a la conclusión de que, los viejos tiempos nunca volverán.

...

Gustav: Bueno... No se qué mosca le habrá picado a Tom pero... Esta noche te quedas a dormir aqui.

A Denis no le sorprendió la noticia. Se esperaba algo asi, y desde hacía tiempo había intentado restarle importancia a la forma que Tom tenía de desaparecer de repente, pero cada vez que lo hacía, sentía que Tom se alejaba más de ella, se sentía abandonada. A duras penas, controló la rabia que quería salir por sus ojos en forma de lágrimas.

Gustav: Pero según me contó le fue muy bien la entrevista... Resulta de que la dueña del bar es amiga suya de la infancia, ¿sabes? Eso le ha subido puntos.- Denis había dejado de escuchar hace un rato, pues no tenía ganas nada más que de acostarse.- Viendo las horas que son sería mejor que te acostaras, yo recojo esto. La camiseta esa grande la tienes en la mesita de noche, en el segundo cajón.

Ella se levantó de la mesa y se dirigió a la habitación, sacó la susodicha camiseta y se la puso, metiendose en la cama y arropandose hasta la cintura. Comenzó a acariciar su vientre, recordando que si Tom la abandonaba, no solo le abandonaría a ella, si no que tambien abandonaría a su bebé.
Finalmente, las lágrimas acudieron a ella, de manera descontrolada y sofocante. Decidió incorporarse pues no podía respirar bien con el vientre asi de inchado, y por fin pudo cojer aire para, luego seguir llorando. Le daba miedo pensarlo. Si ahora Tom desaparecía cada dos por tres, qué pasaría cuando naciera el bebé. Y si se veía obligado a llamarle Bill, quizás eso haría que Tom rechazara al bebé por completo, y por lo tanto a ella tambien. Y se quedaría sola. Con un bebé y sola.

Gustav: ¿Denis, Denis estás bien, qué te pasa?

Rápido y alarmado Gustav corrió a arrodillarse frente a ella, queriendo levartarle la cara para que le mirara a los ojos. Denis agarró sus manos con fuerza y las llevó a su vientre, donde su hijo se revolvía en su interior. Quizás de nerviosismo, quizás de tristeza, quizás de ganas por salir y abrazar a su madre.

Gustav: No llores Denis, no... Vamos mujer...- Tras soltarles las manos, se sentó a su lado y la rodeó con el brazo, estrechandola contra él.- ¿Es por Tom? Oh venga no te preocupes... A veces le dan bajones y prefiere estar solo, es normal... Todos necesitamos estar solos en algun momento... Si no, estallaríamos, y haríamos mucho daño a la gente que queremos... Venga, relajate mujer... Mañana vendrá a recogerte.

Denis cogió aire de nuevo y procuró calmarse. Jamás imaginó que Tom pudiera pasarlo tan mal por su culpa. Él hacía todo lo que estaba en sus manos para que ella se sintiera agusto, y ella... simplemente le creaba problemas.
Se secó la cara con resignación, dando a entender a Gustav de que lo peor ya había pasado. Él la estrechó una última vez para reconfortarla y le lanzó una pequeña sonrisa.

Gustav: Mañana por la mañana te llevaré a tu casa...  Llevaremos algo para desayunar y asi Tom no tendrá que cocinar, y desayunamos los tres juntos, ¿te parece?

Ella sonrió a duras penas, para conseguir que Gustav se fuera tranquilo de la habitación. Volvió a tumbarse, aún con la sensación en el pecho de que debía disculparse con Tom como fuera por todas las molestias que le estaba causando. Nadié le obligó a que cuidara de ella y aún asi... Él siempre estaba ahí. Siempre, menos esa noche.

...

Gustav: ¡¡TU ERES IMBÉCIL!!

A pesar del sobresalto, del portazo y del estrellar las llaves contra la cómoda de la entrada, Tom no se preocupó lo más minimo por la voz encolerizada que se acercaba a él a través del pasillo.

Gustav: ¡Me desconectas el teléfono, te dejas la puerta abierta y si vieras la que he liado para encontrar las llaves del coche...!

Finalmente, y para no cabrear más de la cuenta a su amigo, Se dió la vuelta sobre si mismo, y lo miró con los ojos entrecerrados, a causa de la luz del sol que entraba por la ventana del salón.

Gustav: ¿Q... Qué haces ahí en el suelo?
Tom: Me habré caido... Del sofá...
Gustav: Has dormido en el sofá. Genial.

Tom miró tras la figura de Gustav, y descubrió que Denis estaba en el umbral de la puerta del salón, mirándo en su dirección, pero sin mirarle a él. Se levantó como pudo, notando cómo le dolía el cuerpo, bien por la caida, bien por lo duro que estaba el suelo. Se sacudió un poco la ropa, descubriendo que estaba lleno de cenizas de cigarro, sobre las cuales había caido.

Tom: Vaya... Mierda.- Murmuró mirando su ropa.
Gustav: Dúchate. Cambiate. Y vuelves. Hemos comprado algo para desayunar... Te esperamos.

Tom apartó la vista de si mismo y esquivó a su amigo con la cabeza gacha, sin mirar siquiera a Denis.
En cuanto desapareció tras la puerta de su habitación, la chica fue a la cocina a soltar la bolsa con los pastelitos, y cogió el cepillo y el recogedor, para barrer el salón.

Gustav: ¿Que haces...? Trae, ya lo hago yo.

Gustav intentó quitarle el cepillo a Denis, pero esta se resistió, y con una mirada de enfado, consiguió hacer que soltara el cepillo y la dejara barrer a ella.
Limpió las cenizas y las echó a recogedor, sintiendose realizada por una vez en mucho tiempo.
Volvió a la cocina y dejó apartado el cepillo, para dedicarse a sacar  el mantel, servilletas y platitos para el desayuno, los cuales llevó al salón y los colocó con gracia sobre la mesa.

Gustav: ¿Me dejas ayudarte? - Ella negó.- Eres una cabezota.

Con una sonrisa, y tras terminar de colocar los platos, fue a sacar la leche y el café, azucar, tazas, cucharillas y en su caso, chocolate en polvo, pues nunca le gustó el café. Lo puso todo sobre una bandeja y con más dificultad de la que esperaba, lo llevó hasta la mesa, pero antes de llegar, Gustav se la quitó.

Gustav: Como Tom vea que te dejo hacer esto, me mata. Lo sabes, ¿no?- Él mismo repartió la mesa, mientras ella disponía los dulces en un plato grande.
Tom: ¿Y esto?

Oyó la voz de Tom en el salón. Con aún más entusiasmo que antes, cogió el plato y lo llevó al salón, apareciendo como esas chicas que dan muestras de comida en los supermercados. Tom la contempló confuso. No sabía si devolverle la sonrisa, enfadarse con ella por poner la mesa, agachar la cabeza avergonzado por su comportamiento... Finalmente no hizo nada. Tan solo mirarla. Estaba sonriendo. Y mucho. Eso le dejaba de piedra, pero en el fondo de su estomago explotaban fuegos artificiales.


Capitulo 15



Arrancó notando como se armaba de valor y condujo hasta el Stratocaster, donde, varios metros antes había un hueco para aparcar el flamante Honda Accord de su amigo.
Al entrar, volvió a sentir como resurgían los nervios. El sitio era relativamente pequeño, ya que el escenario ocupaba un espacio considerable. A pesar de ser pequeño, el estilo era acogedor, no muy moderno, con luces chillonas ni focos; el techo se sujetaba con vigas de madera, a modo de buhardilla, un la barra estab revestida de madera igualmente, recordando al más clásico rock de los setenta u ochenta. Era un lugar con un encanto que solo entendidos de la música podrían apreciar.
Se acercó a la barra y preguntó por Diana. Al parecer estaba en el baño.
Tendría unos segundos para concienciarse, adecentarse y practicar su sonrisa más bonita, por si acaso Diana había dejado de lado a las chicas y ahora prefería la compañía masculina.
Había poca gente en el bar, puesto que un jueves no había mucha gente de fiesta.

Diana: ¡Tom, eres tu! - El chico se giró sobre si mismo, para encontrarse, bueno, lo que esperaba encontrarse, a Diana. Alta, delgada, plana donde las haya, ojos grandes, y labios pintados de rojo... como su pelo.- Que alegría que hayas venido.- Se saludaron con un par de besos y ella no dejaba de mirarle de arriba a abajo.- Mírate, que tio más grande, que guapo te has puesto, que de todo jjajajajaj
Tom: Em... Tu también estás muy guapa...- Dijo como pudo, cohibido por la soltura de la chica ante tal situación.
Diana: Bueno, bueno, has venido a pedirme empleo, asique ven, vamos a proceder con la entrevista.- Se sentó en un taburete de la barra y ofreció a Tom sentarse en otro.- ¿Que bebes? Invito yo.
Tom: ¿B.. beber...? Eh... yo... Una cocacola.
Diana: ¿Que?¿Y eso?
Tom: Tengo que volver conduciendo...- Dijo reprimiendo sus ganas por tomarse algo más caro, por una vez que le invitaban...
Diana: Ah.... Bueno, pues, ¡Dan ponme dos cocacolas!
Tom: Gracias.- Respondió cuando pudo darle un sorbo a su vaso.

Diana no dejaba de mirarle fijamente. El pelo, la cara, los ojos, las manos. Tom comenzaba a ponerse nervioso. Quizás la chica jamás habia sido lesbiana y  estaba admirandolo como haría cualquier mujer normal. O quizás, estaba haciendose...

Diana: Cuentáme, qué tal está tu hermano.

Esa pregunta. La chica bebió alegremente, sin saber dónde acababa de meter las narices. A Tom se le ensombreció el rostro y buscó la respuesta más coherente, concisa y explicativa, para no desembocar en una conversación sobre el tema. Ahora no podía darle largas y colgarle el teléfono.

Tom: Murió hace casi ocho meses.- Diana se atragantó con su propia bebida, pero no llamó la atención de Tom ni mucho menos.
Diana: ¿Q...qué?.- No iba a repetirse.- Madre mia, lo siento, siento haberte preguntado yo... Dios mio, no tenía ni idea Tom...- La chica puso su mano sobre la de Tom, queriendo reconfortarle.- Lo siento mucho.
Tom: No pasa nada...
Diana: ¿Y... Cómo lo llevas...?
Tom: Lo llevo.- Nadie sabía como romper con aquel gélido ambiente sin cargarse además un vaso o dos.- Perdona que lo diga así, pero he venido a lo de la entrevista, tengo prisa... Tengo que ir  recoger a mi perro de casa de un amigo y...
Diana: Claro, claro, por su puesto.- Respondió ella bajandose de su taburete y metiendose en la barra. Abrió un cajón de debajo de la caja registradora y sacó una carpetita que le tendió.- Veamos, me tienes que rellenar esto y traérmelo... Si te soy sincera no hemos tenido más aspirantes al puesto en un par de meses, por lo que seguramente el puesto será tuyo.- Esa afirmación sacó a Tom de su embotellamiento.-  Claro que, tendrás que hacernos una demostración de qué tal tocas. Aunque si no recuerdo mal, en las fiestas de fin de curso del instituto se te daba de miedo.
Tom: Tengo que volver a practicar un poco...- Reconoció.
Diana: Pues el... Lunes, sobre esta hora, que estamos cerrados, vienes, te traes la guitarra, unas cuantas canciones para deleitarnos y los papeles rellenos ¿ok?
Tom: Deacuerdo.- Se terminó su cocacola, la cual le supo más dulce que nunca.- Entonces nos vemos el lunes a las nueve y media aqui.
Diana: De seguro.

Ambos se sonrieron y tras una pausa incomoda, decidieron despedirse con dos besos. Tom cogió los papeles y salió del bar para subirse al coche y arrancar, evitando pensar en Bill. Se concentró extremadamente en conducir, hasta llegar a casa de Gustav. Eran las diez y cinco. Contempló el piso de Gustav, pero no se decidía a entrar. Quizás sería buena idea que Denis se quedara allí a dormir esa noche, no quería contagiarla de la tristeza de la que él había enfermado aquella noche. Dejó el coche aparcado y metió las llaves en el buzón de Gustav. Caminó a paso lento, mientras se fumaba un cigarrillo hasta su casa. Subió y decidió tirarse en el sofá a fumarse el siguiente. Todavía le quedaban seis cigarros de los veinte que le quedaban hacia tres o cuatro días, estaba racionándolos bien.

Comenzó a recordar.
Recordar puede ser algo muy agradable. En ese caso lo era. Miró al techo fijamente, y se sumió en lo más profundo de su memoria. Cuando conocieron a Denis, aquella nochebuena. Bill le dijo que era una amiga que había venido desde Bremen y había tenido problemas con encontrar un hotel. Que mentira más gorda. Tomó a Bill por un loco, inmaduro.
Fue más atrás. Cuando Bill conoció a Miranda. Eso ya le hizo sonreir. Que tía más estúpida. Qué habría sido de ella, se preguntaba. Él era tan elegante y sofisticado que atraía a lo más exquisito de las fiestas. Parecían una pareja de famosos cuando salían juntos. Sin embargo no conseguía recordar las caras de las chicas con las que él había estado. Se le hacían difusas y solo le venían los nombres a la cabeza. Sohphie, Ina, Rebeca, Anabella... La chica con la que perdió la virginidad se llamaba Amara. Como la ginecóloga de Denis. Eso le hizo sonreir, menudas tonterias pensaba. Tras darle una calada a su cigarro, recordó cuando empezó a fumar, de joven, a los dieciséis o diecisiete años. Bill y él estaban con unos amigos y una chica les pasó un cigarro que ellos rechazaron. Y la chica les rechazó a ellos. Luego, en su casa encerrados en el balcón, probaron a encenderse uno y tras varios intentos consiguieron acostumbrarse a la sensación del alquitrán. Menuda idiotez fue, empezar a fumar para impresionar a una chica. Claro que luego, la impresionaron y consiguieron intercambiar más que una calada. Aun así no recordaba su nombre, pero si que era muy guapa y que a ambos les gustaba.
Recordó las fiestas. Las innumerables fiestas de sus veinte. Si no habia dos cada findesemana no había menos, bebían, se reían muchisimo y conocían gente a montones. Gente agradable y gente desagradable, claro está.

De pronto el teléfono comenzó a sonar, sacandolo de su mundo de recuerdos felices y agradables. Maldijo todo lo que podía maldecir de camino al telefono.

[b]Conversación telefónica[/b]

Gustav: Hey tio, ¿donde estás?
Tom: Estoy en... mi casa...
Gustav: ¿No vienes a por Denis?
Tom: No, esta noche no... Quédatela tu, iré a por ella mañana por la mañana... ¿Cómo está?¿Ha cenado?
Gustav: Ella está estupenda, cenamos hace un ratillo... ¿Estás bien, pasó algo?
Tom: Si, estoy bien es solo que...
Gustav: ¿No te dieron el trabajo?
Tom: El trabajo prácticamente me lo dieron, es... Es otra cosa.
Gustav: No te entiendo Tom...
Tom: Ya te lo explicaré mañana... Ahora... Me voy a dormir.
Gustav: Como quieras... Buenas noches.

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]


Tom desconectó el teléfono y volvió a tirarse al sofá, intentando no comparar sus maravillosos recuerdos con la deprimente actualidad. Pero no pudo evitarlo, le era imposible no llegar a la conclusión de que, los viejos tiempos nunca volverán.

Capitulo 14



Tom no aceptó, pero tampoco denegó la propuesta. No le apetecía andar y animaba su orgullo pensando que asi se aprovechaba de él. En cinco minutos Tom puso los pies frente a su portal y con un portazo se despidió de su amigo.

Subió las escaleras con la misma dificultad que le impuso la cerradura y llegó por fin al segundo piso, donde para su horror, descubrió a Denis, sentada contra la puerta dormitando contra el dintel de la puerta.

Tom: ¡Denis dios mio, qué haces ahí...! - La chica se desveló y alzó la vista con una gran sonrisa retardada. Tom le ayudó a levantarse, y esta, se lanzó a sus brazos estrujandolo fuerte. Él se sorprendió ante tal reacción, pero no pensó mucho en que debía corresponderle.

Tom: Vamos, entremos, te has congelado estando ahí quieta a saber cuanto rato...

Sacó las llaves y abrió, abriéndole paso a la chica y cerrando a sus espaldas. Se dejó caer sobre la puerta y resopló muy fuerte. Sus reservas de energía alcohólica se estaban agotando y con ellos, sus ojos le pesaban más y más. En cuanto consiguió abrirlos se topó con la imagen de Denis dándole la espalda, mirando al interior del salón.

Tom: ¿Se puede saber qué hacías ahí afuera? ¡ Deberías de haberte quedado con Andreas, imagínate que me da por no volver a la casa esta noche!

Fue entonces cuando Denis se dignó a mirar a Tom por encima del hombro, con la mirada aterrorizada. Ya se había planteado ella la opcion de que Tom no volvería y solo de pensarlo se le hacía en la garganta un nudo.
Tom apreció la mirada desesperada y empañada de la chica y procuró relajarse, estaba algo borracho pero sabía que no debía pagarla con ella.

Tom: Lo siento, siento haberte gritado.- Suspiró.- Yo... Lo siento...

Se acerco a ella por la espalda y tras contener el aliento sin saber muy bien que hacer, decidió abrazarla. No había nada de malo en abrazarla ¿no?  Sutilmente colocó sus manos bajo los codos de la chica y se hizo hueco entre sus brazos para poder rodearle la tripa y finalmente estrecharla suavemente, sintiendo como por una vez en toda la nocha dejaba de oler a tabaco y comenzaba a endulzarse el ambiente. Cerró los ojos y sonrió.
 Sintió como se le iban relajando los musculos, hasta que creyó que realmente se iba a dormir sobre sus hombros. Pero al darse cuenta de la situación espabiló de repente, sabiendo que estaba pasando la linea roja, con ese abrazo tan largo.

Tom: De verdad que lo siento...

Murmuró con la boca enterrada en su pelo. Besó suavemente la siente de la chica y finalmente deshizo el abrazo para darse la vuelta y dirigirse al baño donde descargaría todo el sofoco que el haberle besado el pelo le había producido. Estaba muy nervioso, ¿Por qué habría hecho eso?
Daba pequeñas vuentas sobre si mismo, pues el pequeño baño no daba para más, haciendose la misma pregunta todo el rato. Le sobraba la chaqueta, el pañuelo, la camiseta todo, le sobraba todo estaba extremadamente acalorado.
Necesitaba un trago, un cigarro, un calmante.
Salió del baño y se sacó el paquete de tabaco del bolsillo, pero volvió a guardarlo cuando vió a Denis sentada en el sofá, mirando al infinito. Se veía incapaz de fumar delante de ella. Además de que eso le sentaba mal a las embarazadas.

Tom: Vamos Denis es tarde, vete a la cama...- Ella no reaccionó ante su petición.- Esta bien, venga vámonos los dos a dormir...

La levantó suavemente y ambos caminaron hasta llegar al cuarto de la chica, donde cogieron su pijama, y luego la llevó al baño y dejó a Denis haciendo sus cosas. Él mientras fue a su habitación a ponerse los pantalones de chandal que le servían de pijama. Lo hizo en el tiempo justo para recibir a Denis al salir del baño. Ella ya se había cambiado y tal y cómo el pensaba, no podía haber silueta más tierna bajo una camiseta.

Tom: Venga, vamos...

Se dirigieron a la habitacion de la chica y él le ayudó a meterse bajo las sábanas. Cerró las persianas y las ventanas, para que ni el frio ni el ruido pudieran molestarla.

Tom: Te dejo la puerta abierta, por si necesitas algo...- ¿Pegara una voz?.- ... Estoy en el salón...  Buenas noches.

Se despidió de ella con una sonrisa y apagó la luz, llendo a por su paquete de tabaco y volviendo al salón donde por fin pudo encenderse uno y fumar sacando la cabeza por la ventana, contemplando la calle y los coches pasar.

Sintió como la nicotina iba calmando sus nervios. Se prometió que esa caja sería la ultima hasta que el niño cumpliera los veinte por lo menos.
Recordó que dentro de dos días tenía su entrevista de trabajo. Recordó tambien a la chica que le atendió; por lo menos cómo era cuando él la vió por última vez. Rubia, delgada y sin curva alguna, como una tabla de planchar. Ojos grandes, risueños y siempre iba con sus pequeños labios pintados, por pura afición.
Era bastante guapa por aquel entonces y recordaba que segun se rumoreaba en el instituto era lesbiana y que había salido con un montón de chicas. Más que él incluso.
Sonrió para si mismo, aspirando tranquilamente y luego expulsó el humo del cigarro jugando a hacer aritos para distraerse, hasta que se le terminó el cigarro.
Lo tiró al vacio tras una última calada que casi le quema los labios , y expulsó el humo que pudiera quedar en sus pulmones para finalmente sentirse relajado. Quizás ahora, si podría dormir. La borrachera se había convertido en sopor y eso ayudaba. Admiró el paisaje nocturno una última vez y cerró la ventana.

Tom: Coño...- Se llevó una mano al pecho, sobresaltado al ver a Denis depié en la puerta del salón.- Me has dando un susto de muerte Denis...- Otra vez se había espabilado. Esa noche sería larga.- ... Haz algo de ruido, ¿Quieres? o me matarás un día de estos...

Ella le miraba a los ojos, con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su tripa. Algo inusual y que llamó la atención de Tom. Empezaba a comunicarse, aunque no fuera verbalmente. Eso sacó una fugaz sonrisa en los labios de Tom, pero pronto se le esfumó.

Tom: Deja de mirarme asi... Solo era un cigarro... No es que haya vuelto a fumar era solo... Estaba nervioso, ya, ya me acuesto...- Denis le abrió paso sin suavizar su semblante y le siguió hasta que este llegó a su habitación.- Ya, ya, ya me voy a dormir, ya puedes irte...- Ella no se movió del marco de la puerta.- ¿qué quieres, que me meta en la cama y me arrope? Pues vale, vale...- Procedió a hacerlo y cuando ya estaba tumbado sonrió.- Ya estoy acostado, ya puedes irte... Anda acuestate Denis.

Se rió para su adentros cuando Denis apagó la luz de su habitación. Esperó oir un buenas noches, pero recibió en cambio una punzada en el pecho que le hizo recordar que los milagros no existen.

...

Tom: Bueno, volveré a por ella despues de la cena...
Gustav: No te preocupes por nada. Si se te hace tarde llamame, y si quieres se queda aqui a dormir.
Tom: No creo que haga falta... ¿Me prestas el coche?
Gustav: ¿El coche?¿Donde pilla eso?
Tom: Delante del cine, junto al hiper.
Gustav: Ah, ya se que bar es... Es el Stratocaser... Allí solía ir hace algunos años, no estaba nada mal.
Tom: Perfecto, así podrás ir a verme de vez en cuando...
Gustav: Bueno vale, coje el coche...- Le lanzó las llaves y Tom se lo agradeció con una sonrisa.
Tom: Bueno me voy. Nos vemos por la noche Denis.

Le acarició la mejilla, a modo de despedida, dandole un suave pellizco a lo que la chica sonrió. Y a lo que Tom se puso nervioso. Gustav contempló la escena con ganas de echarse a reir, pero antes de que pudiera hacerlo Tom se dió la vuelta y cerró a sus espaldas.
Solo cuando hubo cerrado la puerta del coche, sintió que se bajaba el rojo de las mejillas. Puso las llaves en el contacto y recordó una ultima vez los ojos de Denis, combinados con su sonrisa, deseándole suerte.


Capitulo 13



El silencio reinaba desde hacia por lo menos veinte minutos. Desde que Andreas dijo de preparar la cena para los dos. Esa noche Denis se quedaría a cenar en casa de Andreas. Y si Tom seguía sin responder al telefono movil, quizás tambien se quedara a dormir.
Ella seguia sentada en el sofá mirado fijamente a la pantalla vacía del televisor. No hacía más que repetirse lo idiota que habia sido. El corazón le latía a mil cada vez que pensaba en la cara enfurecida de Tom mirandola fijamente desde el sofá de su derecha. Aun sin haber pronunciado una palabra, había conseguido sacarlo de quicio. Por un momento temió perderlo. ¿y si a partir de ese momento él se distanciaba de ella?¿Y si dejaba de ser amable, de hacerla sonreir... De empujarla...? Fue una sensación momentanea surgida de una idea remota y absurda, pero fue suficiente para que le comenzaran a escocer los ojos.

Andreas: Denis... Denis cielo, la comida está casi lista... Sientate en la mesa anda...- Dijo con un tono timido en la voz.

Tardó en reaccionar. No quería dar más problemas, pero tampoco quería cenar. No tenía hambre. Una pequeña agitación en su viente le recordó que no le hacía falta tener hambre para comer. Se sentó junto a la esquina de la mesa, mientras Andreas colocaba delante suya, cubiertos, vasos y pan. Para ella todo pasaba desapercibido pues solo podía pensar en él. ¿Estaría bien?¿En casa quizás? Esa idea la relajaba un poco más. Pero automaticamente imaginaba que no volvería. Que cogería sus cosas y se volvería a vivir con sus padres y se olvidaría de ella.
No, él no era así. No la abandonaría.  No abandonaría lo único que quedaba de su hermano.

Andreas: No te preocupes Denis... Todo va a salir bien. Seguramente habrá ido a casa...- Colocó un plato de sopa delante de ella, que le olió a gloria.- ... Se habrá dado una ducha fría y se estará tomando una cena ligerita mientras reflexiona y se arrepiente por lo que ha hecho. Es idiota, ¿no lo sabes a estas alturas?

Denis sonrió timidamente pensando en que era verdad que a veces Tom era muy cabezota. Pero sabía que aquella vez, la culpable había sido ella.
Andreas se sentó a su lado y comenzó a comer, incitándola a ella a hacer lo mismo. La sopa caliente le templó un poco los nervios y se la terminó casi deseando que no se terminara pues por lo menos asi tenía la cabeza ocupada en algo que no fuera Tom.

Andreas: Si Tom no contesta... Sabes de sobra que te puedes quedar aqui a dormir, no es ninguna molestia, tu lo sabes.

Denis negó mientras masticaba la ensalada. Andreas ignoró su respuesta pues, nunca solía responder y no esperaba que lo hiciera.
Ella quería irse a casa. Buscar a Tom, saber que estaba bien y que la perdonaba. La inquietud le cerraba poco a poco el estomago. A la hora de tomarse el postre, ella lo rechazó y aprovechó que Andreas se levantaba a retirar los platos para levantarse, cojer su rebeca y salir por la puerta lo más rapido y sutilmente que pudo. Tomó el ascensor y hasta que no se cerraron las puertas no se dió cuenta de que el corazón le latía muy rápido. Debía relajarse. Tom estaría en casa. A las malas, en casa de Gustav. Y en las peores... No quería pensar en las peores.

Salió a la calle y caminó calle abajo, intentando no plantearse las diferentes situaciones que podían acontecer a continuación. Su casa no estaba muy lejos de la de Andreas, unas manzanas que ella recorrería con los ojos cerrados. Pero no le hacía falta cerrar los ojos, era de noche y las calles estaban llenas de gente. Una temperatura agradable, llamaba a la calle, pero no podía pararse a disfrutarlo, ella tenía calor, andaba lo más rápido que sus pies y su barrigón le permitian.
Pasados unos sofocantes minutos, consiguió llegar a su portal y agarrandose a los barrotes, cogió aire como no lo habia hecho en un buen rato. Las luces se encendieron de pronto. Eso significaba que alguien acababa de entrar. Buscó las llaves en sus bolsillos pero no las halló, pues Tom nunca le había dado las llaves del piso, ya que siempre iba él acompañandola y no hacían falta.
Aporreó la puerta esperando llamar la atención de quien fuera que hubiera entrado.
Y asi lo hizo pues, un timbre rasgado dió luz verde a Denis y esta abrió la puerta para que entrara y encontrara que no se trataba de otro si no de su vecino de arriba. La miró con cara de susto y sin mediar palabra el señor comenzó a subir las escaleras.
Su corazón se descongestionó y comenzó a subir ella tambien las escaleras para llegar a la puerta y bloquearse ahí.
Llamó al timbre por si Tom estaba dentro, pero nadie le respondía, ni le abría ni nada. Sintió miedo. Si no estaba en casa, ¿donde estaría? Todavía eran las diez de la noche, podría llegarse a casa de Gustav a ver si estaba allí, pero la idea de bajar los escalones la confinó a esperar depié.

...

Tom: Me voy.
Gustav: ¿Que?
Tom: O me das otra cerveza... o me voy.- Intentó tragar saliva, pero apenas le quedaba, se la había llevado toda la cerveza.
Gustav: Has acabado con las reservas de la casa, las que me quedan estan calientes y no creo que las quieras...
Tom: ¿Y no tienes nada... de nada?
Gustav: ¿Vino? - Tom sonrió.
Tom: Hace mucho tiempo que no tomo vino...
Gustav: Lo sacaré si me cuentas  qué es eso que te trae de cabeza. Lo de Denis...
Tom: ¿Con quien te crees que estás hablando...?¿Acaso crees que puedes sobornarme con alcohol...? Trae la botella y dependiendo de cómo esté... Te contaré lo que crea que deba contarte.

Gustav sonrió. Le divertia mangonear a Tom, aunque en el fondo sabía que no debía dejarle beber más, si éste quería volver a casa andando. En el peor de los casos lo acercaría en coche.
Tom sacó de su cajetilla otro cigarrillo, sabiendo que de los veinte  había gastado ocho. Pero no era una ocasión para ser ahorrativo. Sonrió y se lo llevó a los labios para terminar encenciendolo y aspirando amargamente.
Gustav volvió con la botella y un par de copas en las que sirvió generosas cantidades de vino para ambos. Su amigo agarró la copa y bebió para catarlo.

Gustav: ¿Y bien? - Tom observó la copa y a continuación desvió la vista al suelo. Suspiró y dió una calada a su cigarro. Vino y tabaco no eran una sabrosa combinación.
Tom: Creo que... Me he enamorado de Denis.- Gustav aguantó la risa, pero no pudo esconder su sonrisa de satisfacción.- ¿Eso es legal...? No en serio...- Soltó la copa y apretó el cigarrillo entre sus dedos.- Por que... Es la novia de mi hermano muerto, ¿no hay una ley contra la relación entre cuñados...? - Finalmente Gustav soltó una risotada.- ¡No te rias subnormal!
Gustav: ¿Cómo va a haber una ley contra eso animal? - Rió. Tom bebió de nuevo de su copa, queriendo ahogar la vergüenza que le daban sus conclusiones.
Tom: Yo que se... Me siento... Mal. Me siento mal. La estoy cuidando. Como si yo fuera el médico y ella la paciente. No está bien, no puedo continuar y tengo que parar pero no se cómo... No puedo ignorarla, me necesita, necesita que la cuide yo no puedo separame de ella como otra chica cualquiera.
Gustav: Calma tio calma...
Tom: Y yo la necesito a ella... ¿Sabes la de veces que creí que me había dado un infarto, sólo de no verla donde yo esperaba encontrarla? Es decir, la dejo en el sofá, me voy, vuelvo no está y PUM parada cardiaca. O algo asi... más o menos...
Gustav: Siento decirte que lo tuyo es un enamoramiento algo convenido... No me malinterpretes, no es a ti a quien conviene ni digo que seas un interesado, pero... inconscientemente... no la quieres a ella, quieres a alguien como ella... Maldita sea, no se explicartelo... Ni tu entendertelo.
Tom: ¿Pero que insinúas?
Gustav: La quieres por que es frágil. Te has enamorado no de ella, si no de su... fragilidad. Como tu dices la necesitas, pero realmente, lo que necesitas es cuidar de alguien, necesitas que alguien dependa de tí, por que es lo que da sentido a tu día a día...
Tom: No me gusta esa conclusión tuya. Me hace parecer un puto enfermo mental.
Gustav: de ningun modo enfermo Tom... Es tu forma de sobrellevar la muerte de Bill.- Tuvo que decir su nombre y apellidos. La paciencia de Tom comenzaba a agotarse. Puede que Gustav tuviera razón pero él no quería escucharle... Estaba desacreditando sus sentimientos por completo. Analizandolos y descomponiendolos como hacía con las piezas de un puzzle.- Es comprensible. Estás ligado a ella por un compromiso que tu subconsciente ha transformado en amor... Pero es mera necesidad lo tuyo.
Tom: Callate.- Ordenó. Terminó su copa de vino y se levantó de la silla con violencia, poniendo dirección a la puerta de la calle. Gustav se lo impidió agarrandole el brazo.
Gustav: Eh, no te cabrees... Lo siento, no debí ser tan bruto... A veces me pongo demasiado objetivo...- Tom apartó la vista y se deshizo de su mano.- Dejame que te lleve a tu casa. Tardarás menos.

Tom no aceptó, pero tampoco denegó la propuesta. No le apetecía andar y animaba su orgullo pensando que asi se aprovechaba de él. En cinco minutos Tom puso los pies frente a su portal y con un portazo se despidió de su amigo.

Capitulo 12



Tom: ¿Que tal con Amara...?¿Todo bien...?

Preguntó sin mucha seguridad. Denis sonrió levemente pretendiendo ser lo más comunicativa posible, dentro de sus capacidades. Él le devolvió una temblorosa sonrisa y suspiró. Volvió a mirarse las manos. ¿Cuanto se tardaba en hacer unas palomitas?

Tom: ¿No te ha dado ninguna carta, ni recetas ni nada...? Suele hacerlo...- Denis negó con la cabeza y él ya no sabia que decir para descongelar el ambiente.- He pensado en... Algunos nombres para el bebé...- Denis rápidamente dirigió toda su atención a Tom, el cual se asustó de su reacción. Sabia perfectamente lo que pensaba.- No vamos a llamarlo Bill... No... Podría... No sería capaz de... Entiendelo.

El corazón de Denis comenzó a latir muy rápidamente. ¿No lo llamarian Bill?¿Cómo su padre?¿Entonces cómo pretendia llamarlo?
Preguntas asi acribillaban la mente de Denis acelerando su pulso y haciendole fruncir el ceño ligeramente.

Tom: Ya veo... Supongo que es discutible, ¿no? Digo, cuando nazca o... cuando vuelvas a hablar podremos discutirlo tranquilamente...- Ella volvió la cabeza apartando la mirada de Tom.- Oye, no te pongas asi... Llevo cuidando de ti y del bebé desde aquel jodido dia, tengo derecho a intervenir en el nombramiento del bebé ¿no? ¡Pues no pienso llamarle Bill!
Andreas: ¿Nombres?¿Estáis buscando nombres para el bebé? Yo me sé un montón...- Intervino trayendo las palomitas. Las soltó en la mesita frente a ambos y él se sentó en el sofá largo junto a Tom. Todos se quedaron callados.- Veo que mi opinion no es muy relevante ahora... ¿no...?
Tom: ¿Y si hubiera sido niña que coño hubieras hecho?¿Eh?¿Le hubieras llamado Billa? Vamos hombre no me jodas... Mira, no voy a dejar que le llames Bill por que te conozco, y se lo facilmente vulnerable que eres, ¿me oyes? No vas a volver a montar la que montaste con el Ben dichoso, y por su puesto no pienso dejar que me arrastres contigo... ¡De ninguna de las maneras! Para poder tirar del carro debo de pensar lo menos posible en él. Solo eso y mi dia a dia se hace soportable. Me basta con... con mirarte para recordad lo genial que vivia hace tan solo un año y ese recuerdo me mata. Yo intento vivir en el presente y... y yo intento que tú también vivas en el presente...- Cogió aire y señalo a la barriga de Denis.- Y él vivirá en un futuro que más bien se nos echa encima. ¡No voy a dejar que su madre sea una depresiva que solo llora, se queja, recuerda tiempos mejores y no le da la gana de hablar sólo por que está todo el día llamando a Bill y eso te recordará lo que ya no tienes! Vas a tener un hijo. Y lo vas a llamar de cualquier otra forma. Como si le quieres llamar Rudolph como el reno ¿vale? Pero al menos no me recordará todos los dias al gilipoyas del heroinómano de mi hermano. Punto y final.

La garganta comenzó a dolerle. Y los ojos. Y la mandíbula. Y el cuello. Se levantó automáticamente y salió del apartamento sin mediar palabra.  En cuanto las puertas del ascensor se cerraron los ardores que le recorrian los huesos cesaron de golpe, sumiendolo en un frio invernal.
Acababa de gritarle a Denis. Seguramente ella ahora mismo estaría llorando.
No paraba de pensar en la gilipoyez que habia hecho. Le habia gritado por un tema tan absurdo como el nombre del bebé.
El ascensor abrió sus puertas y casi con ansiedad salió a la calle. Era de noche y las farolas le parecian demasiado difusas. Se frotó los ojos y al abrirlos de nuevo descubrió un estanco abierto y vacio. Se sentia lo suficientemente egoista como para comprarse una cajetilla de tabaco sin pensar en los seis euros que desperdiciaba. Se encendió uno y el sabor alquitranado invadió su boca, haciendole recordar lo mucho que le habia costado dejar de fumar desde que Denís se quedó a su cargo. Y desde que le despidieron de la autoescuela.
Sonrió irónicamente, pensando que igual que su esfuerzo por dejar de fumar, el hecho de cuidar un bebé podría no valer la pena. En cuanto esa idea cruzó su cabeza la agitó negandose a si mismo cualquier idea de perderlo. "[i]Es tu sobrino[/i]" pensó para si mismo.
Miró la hora en su movil, las nueve y media. Luego lo apagó queriendo desprenderse por completo de responsabilidades. Se sentia plena y totalmente egoista. Se le ocurrió la idea de llegarse a casa de Gustav, para ahogar sus penas en lo que fuera que tuviera en la nevera, pues un bar le saldría bastante caro, y efectivamente eso fue lo que hizo mientras se fumaba su cigarro.
Al cabo de quince minutos se plantó en el portal de su a migo y subió como normalmente lo hacia. Al llegar a la puerta de la casa oyó como Domo raspaba con las patas el interior de la puerta. Eso le hizo sonreir hasta que la puerta se abrió.

Gustav: Hola T... ¿Y Denis...? - Tom habia esperado recibir primero a su perro, pero este estaba retenido por la pierna de Gustav.
Tom: En casa de Andreas... ¿Puedo pasar...?
Gustav: Oh, por supuesto idiota...- Tom entro en la casa y se adentró lo suficiente para poder tener a mano a Domo y jueguetear un rato con él mientras Gustav les observaba desde sus espaldas.- ¿Hay algun problema?
Tom: Si... Quizás muy gordo... O quizás estupido.
Gustav: Voy a sacar un par de cervezas... Sientate, y hablamos.

Tras darle otro rato más de coba al perro, Tom decidió sentarse en la mesa del comedor y esperar a que tanto las cervezas como Gustav se colocaran en sus respectivos sitios.
Abrió su lata y dió un sorbo que no le sabió a gloria precisamente pero cuyo frescor le consiguió espabilar lo suficiente.

Gustav: ¿Y bien?
Tom: Y mal... Mejor dicho...- Suspiró.- He discutido con Denis... A voces.
Gustav: ¿Que?¿Vuelve a hablar?
Tom: No, que va... Ha sido un monólogo... Un monólogo demasiado agresivo como para lanzarlo contra ella...
Gustav: ¿A raiz de que...?
Tom: Quiere llamar al niño Bill.- Gustav meditó su respuesta. Tom vió que no entendía la gravedad del asunto.- Yo no quiero.
Gustav: ¿Que?¿Por que? Pero...
Tom: No quiero... Tenerle presente todo el dia. Necesito olvidarme de él...
Gustav: ¿Cómo vas a olvidarte de tu hermano? No es como una novia, que ya vendrá otra más adelante ni nada de eso...
Tom: Lo se, lo se... Pero... Es lo más sano para mi. Y para ella. No quiero que vuelva a encerrarse en si misma otra vez... La última vez fue catastrófico y se que si recae, esta vez, me llevará con ella... Por que no soy tan fuerte Gus, no se como llevar la muerte de mi hermano y el embarazo de Denis a la vez. Lo último que quiero hacer es tener que nombrar a mi hermano todo el santo dia... ¡Y encima para llamar a su hijo!
Gustav: Es comprensible... Es típico llamar a un hijo como su padre... Y a las hijas como su madre...
Tom: Pero no cuando su padre está muerto...- Pronunciar esa frase le resultó demasiado facil para su gusto.- No lo entiendo...- Dió otro sorbo a su cerveza y tras varios segundos jugando con la chapa y silencio Gustav se decidió a hablar.
Gustav: Espero que le pidas perdón cuando regreses...- Murmuró.
Tom: ¿Qué?¿Pedirle perdón por qué?  Yo no quiero que se llame Bill, es una opinion...
Gustav: No, por eso no, hombre... Por gritarle.
Tom: Ah si... Eso...- Resopló.- No sabría como hacerlo.
Gustav: Hazle algo especial... Una cena bonita...
Tom: Ya la hice, fue un desastre.
Gustav: Preparale un desayuno de esos franceses, con beicon y huevos...
Tom: Demasiado caro, ya derroché lo mio anoche...
Gustav: ¿Un baño...?
Tom: Tambien lo hice. Con pétalos, espuma y sales de baño y todo...
Gustav: Pues pidele perdón como se ha hecho toda la vid... ¿Qué?¿Pétalos?¿Sales de baño?¿Tipo Pretty Woman? - Tom comenzó a ponerse nervioso y con ello, se terminó su botellín de cerveza.
Tom: Si... Tipo... Pretty Woman..
Gustav: ¿Y que le pusiste de cenar?¿No habría flores de por medio no?
Tom: Pues... No, flores no... No... No somos pareja ni nada por el estilo, ¿por qué iba a ponerle flores para cenar?
Gustav: Por el mismo motivo que se las pusiste en la bañera en vez de en la mesa...- Gustav miraba fijamente a su amigo, mientras que este evitaba toparse con él.- Tom... ¿Qué me escondes?
Tom: Sabes que nada. Te lo cuento prácticamente todo.
Gustav: Ya...- Gustav tambien dió otro sorbo a su cerveza, frunciendo el ceño al ver que se le habia calentado bastante.
Tom: ¿No la vas a querer? Dame, ve a por otra para ti.

Extrañado y contemplando como Tom bebia de su cerveza, se levantó a por otra a la nevera. Ciertamente estaba caliente y para pasar el mal trago decidió beberse gran parte del contenido, por si asi ahogaba su voz un rato.
Ese desagradable sabor, le hizo implorar un nuevo cigarro y se levantó a por el cenicero que Gustav siempre tenía en la mesita del salón, frente a la televisión.

Tom: Gus, ¿Te importa que fume? - Aún más extrañado Gustav dejó su cerveza en la mesa y observó como Tom le enseñaba el cenicero desde detrás del sofá.
Gustav: No... Claro que no, solo abre la ventana...- Respondió no muy convencido.- A ti te falla algo muy gordo. ¿Desde cuando has vuelto a fumar?
Tom: Nunca se deja... La gente tiene razón.- Se encendió su pitillo y se acercó a la ventana continua a la mesa donde anteriormente estaban sentados. La abrió dejando entrar una corriente desagradablemente caliente que empobreció aun más el ambiente que flotaba entre ellos.
Gustav: ¿Quieres que me vuelva a quedar con Denis esta noche? - Preguntó sin mucha confianza.
Tom: No, no te preocupes esta noche se la queda Andreas. Tu tienes bastante con el perro.
Gustav: ¿Q... Pero bueno, qué te pasa?
Tom: ¿? Me has preguntado, te he respondido. Que se la quede Andreas esta noche... Voy a necesitar mucho tiempo para pensar...

Capitulo 11


Amara: ¿Seguro que no quieres entrar...?
Tom: No, prefiero mantenerme al margen...
Amara: Tom, hace ya bastante desde que murió Bill... Denis necesita a alguien que esté ahi para apoyarla...
Tom: Lo se, lo se... Pero ese alguien no soy yo. No voy a entrar.

Amara miró con pena a Tom el cual se encogió de hombros y se dirigió a los sofás de la sala de espera. La doctora, rendida, dió media vuelta para llegar a la consulta al final del pasillo, donde Denis estaba sentada en un sillón reclinable para hacerle la ecografia. Ya se habia hecho varias desde que se quedó embarazada, y siempre habia estado sola, puesto que Tom se veia incapaz de mantener la calma en esas situaciones. Preferia no ver nada de lo que le esperaba.

Amara: Bueeno, pues Tom no ha querido entrar esta vez... Creo que él no está preparado para encargarse de un bebé... Bueno, tu lo preparás ¿no cielo?

Sonrió sentandose junto a ella, que ni siquiera la miraba. Comenzó a activar los aparatos  de alrededor de Denis y guardó silencio mientras todo comenzaba a funcionar.
Cuando ya estuvo todo listo, levantó la camiseta a Denis por encima de su barrigón y esparció la crema necesaria para poder hacer la ecografia.

Amara: Bueno, ahi tienes a tu pequeño... Se está formando de maravilla y por lo que parece es bastante activo... Son siete meses y veintinueve dias lo que llevamos ¿no? - Denis solo miraba a la pantalla, por lo que Amara se quedó sin respuesta, aunque ella la supiera de antemano.- Bueno... ¡Felicidades ya mismo sales de cuentas! - Esperó alguna respuesta de Denis, pero ella no desviaba la vista del televisor.- ...Voy a sacarte unas fotografias de la ecografia y te las llevas a casa... Cuando el muchacho sea grandote podrás enseñarselas y darselas para que se las enseñe a sus hijos y nietos y demás...

Ella solo desvió la mirada un poco, pero pronto volvió a mirar a la pantalla. Aunque todo se viera negro y dorado, podía identificar perfectamente a su hijo. Sus brazitos encogidos, sus piernecitas y los piececitos moviendose sutilmente... Y su cara, perfectamente definida en una cabeza redonda como su estómago. Sacó una media sonrisa intentando asemejar sus facciones a las de Bill. Sería un niño guapisimo como su padre. O como su tio.
Pensar en Tom le entristecia. Cada vez que el niño daba señales de vida veia como en sus ojos se desbordaba la alegria, pero sin embargo tras la euforia, venia la cara larga, y el agarrarse los pelos del agobio sentado en su habitación, el único sitio donde él parecia sentirse evadido del mundo.
Sabia que habia noches en las que Tom apenas dormia. Veia que no comia cuando lo hacian juntos. Y tambien que estaba en paro. Aunque el próximo lunes tenia una entrevista muy prometedora segun le oyó decir. Se mordió el labio inferior reprimiendo un suspiro de ansiedad y acto seguido Amara le entregó un sobre un poco más grande que su mano. Ella sonrió debilmente y tras limpiarse el vientre se puso depie con cuidado.

Amara: Bueno, supongo que la próxima visita será la ultima... ¡A no ser que ocurra el gran milagro! jajajaja... - Denis intentó sonreir de nuevo. Milagro le parecia una palabra demasiado ambigua.- ... Procura descansar, comer lo suficiente y no moverte mucho, ¿Vale cielo?

Ella asintió y salió de la consulta acompañada por la doctora hasta la sala de espera. Tom, que se miraba las manos con concentración no se percató de su presencia hasta que Amara no carraspeó llamando su atención.

Amara: Bueno, te la devuelvo... Ya le he dicho lo que tiene que hacer y lo que no.  Ahora, tu procura no alejarte mucho de ella en las próximas semanas por si acaso... ¿tienes mucho trabajo...?
Tom: No... En realidad no...
Amara: Oh, dios mio, lo siento, siento haberte preguntado... Que bocazas...- La doctora agachó la vista avergonzada. Tom tambien se sintió realmente incomodo en ese momento.-  Para lo que queráis me tenéis aqui ¿de acuerdo?
Tom: Gracias.
Amara: Ah, Tom... Tambien... Me gustaria que me hicieras el favor de avisarme cuando nazca el bebe... Me haría mucha ilusión verlo...
Tom: Por supuesto, faltaría más... No te preocupes, lo haremos...
Amara: Gracias y... suerte.

Ambos se despidieron con una sonrisa y se fueron hacia el rellano.- Vamos a llegarnos a casa de Andreas un momento ¿vale?¿O estás muy cansada?

Ella negó con una pequeña sonrisa y se dirigió al ascensor. Tom la acompañó y cuando se cerraron las puertas pulsó el 4. Desde hacia un tiempo, cojer el ascensor con Denis se le hacia un infierno. Le faltaba aire, se sentia como si hubiera doce personas aglomeradas ahi adentro en vez de dos. Denis se dió cuenta de su malestar, y eso le hizo apretar el sobre entre sus manos.
En cuanto las puertas volvieron a abrirse salió rapidamente y se dirigió a la puerta del piso de Andreas, dejando a Denis unos pasos más atrás.

Andreas: Ya va, ya va...- La puerta se abrió tras unos cuantos ruidos de cerrojos y cadenas y Tom atravesó a Andreas, corriendo hacia el interior de la casa. Tanto Denis como su amigo se quedaron extrañados.- ¿Que le pasa a este...?

Se preguntó invitando a pasar a Denis. Cerró la puerta a sus espaldas y tras acompañarla y sentarla en el sofá, se dirigió a donde habia marchado Tom.
Denis se quedó alli sola. Sentada en el sofá de color crema mirando el sobre concentradamente. Se decidió a abrirlo esperando que nadie la interrumpiera y sacó las fotos de la ecografia.  Habia dos. Una de todo su cuerpo y otra desde otro angulo, tambien entero.
Sonrió. Le parecia un juguetito, un muñeco lleno de curvas y vida. Acurrucado dentro de si misma.

...

Andreas: Tom calmate, son los nervios... Solo ha sido un ataque de ansiedad.
Tom: No he sido capaz... ¡He vuelto a hacerlo, me he vuelto a quedar fuera! - Gimoteaba de cara al váter.
Andreas: Tranquilo... No estás obligado a entrar con ella...
Tom: No podré... No voy a poder, me voy a venir abajo en cuanto lo vea entre mis brazos... No voy a hacerlo bien...
Andreas: Claro que si... No hoy, pero verás que cuando llegue el momento, todo se reestablecerá.
Tom: Ella no me ayuda... No me dice si está bien, si está mal... No me pide nada, ni me da señales de nada... ¿¡Y si rompe aguas y ni me entero!?
Andreas: ¿cómo no vas a enterarte? Eso duele, te enterarás por muy muda que esté ahora...
Tom: No tengo trabajo, no tengo dinero, tengo a la viuda de mi hermano preñada en mi piso el cual tengo que pagar de un momento a otro y aun nisiquiera ha nacido el niño... ¡No se que hacer Andreas no se qué hacer...!¡No se por donde empezar a agarrar la situación, ni como ubicarme!
Andreas: Bueno, para eso estoy yo, está Gustav, está Georg, están sus padres...
Tom: No, sus padres no están.
Andreas: Sus padres no están, vale, están los tuyos, ¿no?
Tom: ¿Mis padres?¿Quieres que les lleve a mis padres a la novia de mi hermano preñada?
Andreas: ¿Por que no? Se alegrarán de ver que tienen un nieto de tu hermano.
Tom: Y una mierda... Me matarán, basicamente. Y a ella tambien.- Tom suspiró, escupiendo por ultima vez.- No se que hacer...
Andreas: Primero, recomponte.- Dijo tirando de la cadena y ofreciendole una toalla.- Sal ahi a fuera, te tomas un Acuarius y te sientas un rato.
Tom: ¿Y si no lo consigo?
Andreas: No es muy dificil tomarse un Acuarius y sentarse ._.
Tom: No, eso no... ¿Y si no lo aguanto?¿Qué pasaría si un dia se me fuera la cabeza y me fuera? O si ella se fuera por que yo no puedo cuidarles...
Andreas: Como se te ocurra largarte, te prometo que te buscaré, te agarraré por los huevos y te traeré de vuelta. Y si ella se va... Procuraré que se venga aqui o a casa de Gus...
Tom: No tienes por qué aguantar esto...- Concluyó levantandose del suelo y frotandose la cara con la toalla.
Andreas: Claro que si. Por ti, por Denis y por Bill.

...

Denis esperaba sentada en el sofá de cuero y tonteaba nerviosa con el sobre entre sus manos. Muchas otras veces habia llevado sobres de la ginecologa a casa, y Tom siempre los habia leido por si venia algun tipo de detalle que fuera imprescindible para el periodo de gestación de Denis.
Esta vez ella tenia miedo. ¿Y si veia las fotos?¿Cual sería su reacción? ¿Cómo afrontaria el hecho de estar viendo lo que en un futuro iba a tener entre sus manos? Seguramente se agobiaría mas. Terminaria por sofocarse y seguramente se tiraría por la ventana en el momento menos inesperado.
Sin dudarlo un segundo, se levantó del sofá y caminó hacia la cocina para abrir el cubo de la basura.
¿De verdad iba  a tirarlas? El único y primer recuerdo que en un futuro iba a tener de su hijo podía desaparecer por completo con solo abrir su mano. Quizás a Tom le haría ilusión verlas. O quizás no.
La duda le volvía loca pero no tanto como para deshacerse de las fotos. Abrió el armario más alto al que alcanzaba y notando como su barrigón volvia a estorbarle, consiguió entremeter el sobre entre las bandejas de plastico que estaban apiladas en el armarito. Cerró como pudo y se dió la vuelta, descansando sus brazos sobre su vientre.
Lo ultimo que quería era hacerle más daño a Tom, del que la simple situación le provocaba.

...

Un suspiro salió de los labios de Tom, aun manteniendo la mirada de Andreas. ¿Por que todos decian lo mismo? Estaba ya harto de que todos pusieran de su parte y él solo supiera agobiarse, llorar, darle patadas al colchón o ir quejandose a todo el mundo.
Pero no podía evitarlo.
Finalmente agachó la mirada, sintiendose ridiculo y salió de baño camino del salón, donde Denis esperaba sentada en el sofá.
Él intentó no mirarla a los ojos; sentia vergüenza. Andreas salió de detrás suya y tras apretarle el hombro y se dirigió a la cocina.

Andreas: ¿Alguien quiere unas palomitas? Anoche alquilé una peli en el videoclub, podemos verla los tres juntos.

Tom no se molestó en responder, sabiendo que Andreas era capaz de encadenarlo al sofá aunque no comiera palomitas. Se sentó en el sofá contiguo al de Denis alternando la mirada entre sus manos y la chica.


Capitulo 10



Aun sintiento como se le resquebrajaba el pecho, sonrió  y se dió la vuelta, para tenerlo frente a frente.
Iba a intentarlo. Enfrentarse a sus miedos.
Lo miró fijamente durante un largo rato. Al principio le costaba no asemejarle a Bill. Esa nariz, la forma de la boca, los ojos cerrados...
No, no debía de caer. Era Tom. Sería su gemelo, pero tenía que ver solo y exclusivamente a Tom y no al fantasma de su hermano.

Volvió a intentarlo. Se frotó la cara para espabilarse un poco y continuó buscando las diferencias que debería de tener presente desde entonces en adelante.
El piercing de su labio le hacia un rostro menos dulce que el de Bill. El de la ceja. Él no tenía ninguno, mucho más natural. Tom no tenía ningun lunar bajo el labio. Y poniendonos tiquismiquis, tambien se podría decir que Tom era más moreno de piel que su hermano.
Sonrió para si misma. Quizás si eran diferentes.

Se giró con dificultad sobre si misma de nuevo y miró el despertador. Las una del mediodia casi.
Viendo que no podía volver a dormirse con la misma facilidad de anoche, se levantó con cuidado de no despertar a Tom y descalza se fue a la cocina.
Pensó en comerse alguna de las sobras que habría en la nevera, para asi no tener que obligar luego a Tom a comerselas, asi que con cuidado de no golpearse el vientre con la puerta, cosa dificil, rebuscó dentro del frigorifico algun taperware. Pero nada. Tom los habría tirado todos... O quizás se los habría comido él. Ella deseó que fuera lo primero.
Pensó entonces en prepararle el desayuno a Tom. Un par de bol de cereales de chocolate que a él le encantaban. Al buscar el bol de cerámica, se las vió y deseó para alcanzar el armarito donde se guardaban.
 Ella nunca fue una chica muy alta y el tener un bombo por estomago no favorecia mucho su situación. Tras varios y cansados intentos, consiguió agarrar un bol, pero no consiguió mantener en su sitio el que habia debajo de este, y cayó al suelo, partiendose en varios trozos que consiguieron despertar a Tom.

Tom: ¿¡Denis, donde estás...!? - Apareció entonces por la puerta de la cocina y aunque su angustia menguó, no consiguió tranquilizarse.- ¿Que ha pasado?¿Estás bien?¿Te has cortado, te has hecho daño...?

Denis negaba continuamente, aun un poco acongojada por lo sucedido, hasta que no pudo evitar agachar la cabeza con vergüenza por el estropicio.

Tom: ¿De verdad que estás bien? A ver, quitate de ahi, te vayas a clavar algun cristal... ¡Qué haces descalza! Oh, dios mio, que suerte tienes hija mia...

Sin proponerselo si quiera, puso un brazo bajo las rodillas de Denis, y el otro rodeó su espalda, para levantarla en bolandas y alejarla del destrozo. En un acto reflejo, Denis abrazó el cuerpo de Tom, por miedo a que su peso y el del bebe, fuera demasiado para él. Pero no fue asi precisamente, no fue pesadez lo que notó Tom en su interior al ver el rostro de Denis situado junto al suyo, o al notar como sus brazos rodeaban su cuello. O al notar la calidez de su vientre en su estómago.
Se sintió fragil y confuso. No sabia si dar un paso atrás o hacia alante, no sabia si soltarla, o asegurarla más aun entre sus brazos. Si por él hubiera sido, la habria sostenido ahi toda su vida, empapandose de ese olor a vainilla que cada vez lo alejaba más del mundo terrenal.
El hecho de notar una fugaz presión en su estómago y el que Denis soltara sus hombros para llevarselos al estómago, le hizo explotar la burbuja donde se habia quedado embelesado. Volvió a la vida real, para darse cuenta de que habia pasado demasiado tiempo con ella en brazos, cosa que lo ruborizó instantanea y bruscamente. La sacó de la cocina con cuidado y la llevo hasta el salón donde le ayudó a sentarse aun sin darse cuenta del gran momento que habia pasado desapercibido para él.

Tom: ¿Estás... bien...?

Ella ni se molestó en mirarle, seguia acariciando la enorme esfera en la que se habia convertido su plano vientre. Tom no comprendia bien y viendo que no iba a obtener mucha respuesta se giró para dirigirse a limpiar la cocina.
Denis no tardó en detenerlo, agarrando su camiseta y haciendolo retroceder preocupado. Ella sin hacer mucho caso a su estado de alerta innecesaria, cogió su mano, enorme comparada con la suya, y la coloco sobre su tripa. La notaba cálida, suave, como un melocotón que dentro llevaba una gran semilla que dentro de poco se convertiría en otro precioso, y preocupante, melocotón.
Tom comenzó a hacerse la idea de lo que sucedia y una pequeña sonrisa comenzó a aflorar en su cara la cual compartió con Denis en una repentina mirada.
Poco a poco, las manos de Denis fueron haciendoseles frias, hasta darse cuenta de que era él quien estaba ardiendo.

De forma brusca apartó las manos de ella y se levantó nervioso. No sabia a donde mirar. Se veia ridículo.

Tom: Voy a... Limpiar la cocina. Te prepararé el desayuno... - Murmuró sin estar muy seguro.

En dos zancadas salió del salón en dirección a su habitacion, donde cerró y se sentó en la cama, procurando relajarse.
Le temblaban las manos de pura excitación.

Sintió unas ganas tremendas de preguntarle a Denis si ella se sentía asi de mal cuando se enamoró de Bill. Si pensaba tantisimo en Ben como el lo hacia en Bill. Si algo tan simple se le hacia un mundo con tan solo una mirada, o un roce. Si aquello era solo la entrada al rellano de su infierno personal.
Queria pegarse un tiro. O dos si le daba tiempo.

Cogió aire rapidamente en cuanto oyó abrirse la puerta.
Denis aparecía tras ella, con el movil de Tom en la mano, tendiendoselo.
Tras un par de segundos de observarla algo asustado, se levantó y le cogió el movil.

Tom: Gracias...

Suspiró casi sin mirarla. Ella sonrió levemente y salió de la habitacion. Tom asomó la cabeza para ver como se alejaba por el pasillo.

Tom: Ponte unas zapatillas.- Le dijo antes de volverse adentro. Finalmente descolgó.

[b]Conversación telefónica[/b]

Tom: ¿Digame?
Andreas: Hey, ¿Cómo estás?
Tom: Ah, hola... Bien, bueno, como siempre...
Andreas: Ah, bueno... Iba a preguntarte... ¿No te habrás olvidado de la cita con la ginecóloga no?
Tom: Oh, dios, casi se me olvida o.o
Andreas: Me la he encontrado hoy en el rellano y me lo ha mencionado. Que echa de menos a Denis, que blablablabla... Esta tarde a las siete.
Tom: No, no se me olvidará, gracias... Aunque juraría que era la semana que viene...
Andreas: ¿Tu en qué dia vives?
Tom: Supongo que en el 7 de julio como todo el mundo...
Andreas: Las vacaciones te sientan fatal ¿eh? - Tom sonrió.-  Estamos a dia 14, jueves.- Con incredulidad, fue a mirar el calendario que guardaba en su monedero. Cierto, catorce de julio.- Que bueno, que llamaba para saber si tengo que hacerte alguna compra más, que mañana, despues de comer tengo un par de horas libres...
Tom: Mmm... No lo se... Espera un momento.- Se fue a la cocina y nada más ver a Denis de rodillas recogiendo trocitos de cerámica se le puso el corazón en la garganta.- ¡Se puede sabes qué haces! ¡Levanta ahora mismo, no puedes forzar el cuerpo, Denis...!

Soltó el telefono en la encimera y la ayudó a levantarse con muchisimo cuidado y la puso de camino a la puerta.

Tom: Gracias, pero ya lo recojo yo...- Su estomago rugió ferozmente, recordandole que aun no habian desayunado.- Oh, mierda, mierda, mierda... Denis, ahora mismo te preparo el desayuno, lo siento.

Ella salió de la cocina un poco enfada por que Tom no le hubiera dejado recoger aquello. Vale que estuviera embarazada, pero no le gustaba sentirse una muñequita de porcelana.

Él se fue a por la escoba y el recogedor, y barrió como pudo los trozos que quedaban en el suelo. Cuando acabó abrió el frigorifico y viendo la poca cosa que había recordó que Andreas estaba todavía al telefono...

[b]Conversación telefónica[/b]

Tom: ¡Andreas...! Lo siento, se me fue el santo al cielo...
Andreas: No, si ya vi... Bueno, dime, que apunto.
Tom: Pues veamos... Mmmm... Un par de cartones de leche... Leche entera, nada de desnatada ni cosas asi... Una lechuga o dos, y dos kilos de tomates y patatas... Pan, una telera y una bagette... Y un bote de ketchup. Yogures y compra algo de fruta asi variada... Estoy harto de las manzanas... -.-
Andreas: No... manzanas... Deacuerdo. Apuntado.
Tom: Dame un toque para que baje a ayudarte a subir eso.
Andreas: Estaré sobre las cinco allí mañana ¿ok? Bueno, recuerda, la ginecóloga. Esta tarde.
Tom: Si. A las 7. Gracias.
Andreas: No tiene importancia... Nos vemos mañana... Saluda a Denis de mi parte.
Tom: Lo haré. Hasta mañana.

[b]Fin de la conversación telefónica[/b]

Suspiró por enesima vez en lo que llevaba de mañana y solo de pensar en asistir a una revisión de ese tipo se le hacia el estomago papilla.